Grupo de perros asilvestrados fotografiados con técnicas de fototrampeo en las inmediaciones de la Atalaya (Baza)
© Andrés García-Granados
Desde un punto de vista estricto, se viene considerando como perros errantes o asilvestrados, también conocidos como cimarrones, a los que no tienen dueño, crían en el campo, viven generalmente en manadas incidiendo sobre la fauna silvestre y los animales domésticos, al tiempo que rehúyen la presencia humana y se mantienen alejados del hombre, al que temen. Además de los asilvestrados, muchos otros perros procedentes de pueblos, caseríos, cazadores y pastores se mueven en libertad por el campo, cazando y atacando ocasionalmente a las especies cinegéticas o al ganado. En la práctica, resulta difícil y de escasa utilidad distinguir entre los distintos tipos de perros, ya que sus correrías se manifiestan igualmente en daños a la caza, las especies silvestres y al ganado.
En las últimas fechas, hemos podido comprobar un preocupante aumento de este tipo de perros campeando por el territorio del Parque Natural Sierra de Baza, presencia que nos ha sido confirmada por algunos cotos por el contactos visuales con los perros, los que aunque muy esquivos y huidizos del hombre, han podido verse moviéndose por estos territorios, pero particularmente han sido captados estos perros errantes con técnicas de fototrampeo, en los cotos de caza que tienen instaladas cámaras fotográficas de este tipo, que confirman la presencia de estos animales, en grandes manadas, con un orden jerárquico muy claro. Más de cien imágenes de estos perros errantes captadas en el Parque Natural Sierra de Baza, han sido puestas a nuestra disposición, poniéndose de manifiesto que la situación lejos de ser anecdótica está comenzando a ser un grave problema, que debe de afrontarse sin demoras.
Problemática que acarrean estos perros errantes
Algunos de estos perros errantes, son de especial tamaño
© Andrés García-Granados
La presencia de estos perros asilvestrados está teniendo una especial incidencia en las especies cinegéticas, pero también en algunas especies silvestres protegidas no cazables, como se estima que al no ser objeto de control sanitario alguno pueden ser transmisores de graves enfermedades para el hombre como la rabia, pero también al ganado domésticos y a otros animales, las llamadas enfermedades zoonóticas. Sin perder de vista el inminente peligro que pueden representar en el ataque a humanos, aunque esta posibilidad afortunadamente es la menos probable según los expertos consultados, ya que por las propias características de estos perros, rehúyen la presencia humana y se muestran muy esquivos al hombre, pero cuando se ven acorralados o estiman que les va a ser arrebatada una presa no dudan en defenderla con virulencia, manteniendo la genética de sus ancestros, los lobos.
Las medidas actuales se han mostrado insuficientes para atajar esta problemática
Perros errantes en el momento de aproximarse a beber agua en un punto acondicionado para la fauna silvestre
© Andrés García-Granados
La normativa vigente establece y permite la caza controlada de perros errantes si éstos han causado daños a la fauna animal en cotos de caza o, al ganado, en fincas agroganaderas, pero siempre previa petición de los titulares de los cotos o fincas afectadas y después de que agentes de la Consejería de Medio Ambiente confirmen la necesidad de esta medida. Este permiso se ha concedido ya en algunos cotos de caza emplazados en las proximidades de núcleos de población del Parque Natural Sierra de Baza, que están siendo los más afectados por esta problemática, pero ello se hace con un condicionado muy riguroso, de modo que sólo se viene autorizando a una persona específica y concreta, a propuesta del dueño de la finca o coto afectado, a que durante un periodo de tiempo determinado y concreto, normalmente coincidente con la época de primavera, entre abril y julio, que pueden ser dos o tres meses, a dar caza a los perros errantes causantes de los daño denunciado y previamente comprobado por los agentes de Medio Ambiente. Además, tiene que comunicar las fechas y lugares concretos en que se van a efectuar estas cacerías y se debe dar cuenta a la Delegación Territorial de Medio Ambiente de los resultados de su actuación.
Los procedimientos que se vienen utilizando para la caza de perros errantes se vienen cuestionando por los titulares de cotos y explotaciones ganaderas afectadas por esta problemática, ya que –nos indicaban- que “la forma en que se autorizan estos permisos de caza no son prácticos y nada tienen que ver con la realidad porque nunca se hace una cacería de perros, sino que son encuentros ocasionales y si para cazarlos es preciso una comunicación previa, no puedes disparar al perro errante, ya que no se ha hecho la comunicación previa que exige la Ley”.
La solución no es fácil, por las razones ético-morales que hay siempre tras la muerte de un animal, pero lo que es manifiesto es que hay que arbitrar alguna solución efectiva para controlar esta problemática, en la que también es muy importante una llamada a la “tenencia responsable de los perros”, lo que puede facilitar de forma considerable la reducción del número de estos perros errantes, ya que se estima que tras el abandono de muchos perros, también de ejemplares que se permite escapen o se pierdan, están muchos de estos perros errantes, lo que por su instinto natural de sobrevivir hacen aquello que llevan en los genes: cazar para comer y sobrevivir. Las campañas de educación junto con la penalización de los propietarios irresponsables también pueden ayudar a mitigar este problema, que en cualquier caso, tiene difícil solución.
Algunos expertos consultados sobre esta problemática, han recomendado que se haga un estudio riguroso de la presencia de estos perros en el ámbito del Parque Natural Sierra de Baza, también en su periferia, elaborándose un programa de control de la población canina, estableciendo grupos consultivo integrado por veterinarios, expertos en ecología y conducta caninas y en enfermedades zoonóticas y representantes de otras partes interesadas como ganaderos, titulares de cortos afectados, administraciones locales y autonómicas con competencia en la materia, así como asociaciones protectoras de animales implantadas en la zona, que debe de tener como principal cometido analizar y cuantificar el problema, determinar las causas, recabar la opinión de la sociedad sobre los perros errantes y asilvestrados y a proponer las soluciones más eficaces tanto a corto como a largo plazo. No debemos ignorar esta problemática, que aunque se trata de una cuestión que se presta a consideraciones éticas, en muchos casos respetables, la labor de control de este tipo de perros es necesaria y no solo por las especies cinegéticas, que son la base de la cadena alimentaria de estos perros, sino también por las no cinegéticas y las propia especies protegidas, igualmente por razones de salud humana.
- Creado el .