PARAJE NATURAL MARO CERRO GORDO
© Peter Manschot
En esta edición volvemos a playa, en este caso al paraje natural que comparten las Provincias de Granada y de Málaga. A pesar de la belleza del lugar y la espectacularidad de los acantilados, con alturas de hasta 90 metros, no es fácil encontrarse con una composición equilibrada o de gran interés, en gran parte debido a la práctica ausencia de rocas en el agua, habitualmente uno de los elementos más idóneos para dar un contrapeso al todopoderoso acantilado y crear un conjunto equilibrado. Una de las dificultades añadidas es la presencia de la contaminación paisajística en forma de chalets y urbanizaciones como en la Herradura, Maro y Nerja o en el alto del mismo Cerro Gordo. Esos elementos invasores y discordantes obligan en numerosas ocasiones a descartar encuadres que en un principio pueden ser atractivos.
En el caso de esta imagen, se ha optado por dar la espalda al acantilado y fijarse en un conjunto de rocas en el mar. A la hora de componer se ha procurado de buscar un equilibrio entre las rocas grandes y pequeñas, evitando el solapar de las piedras entre sí, tanto en sentido horizontal como en sentido vertical. Aparte de intentar crear una alineación de rocas con mesura y armonía, se ha querido destacar también un motivo de composición que denominaría como “el diálogo” y que consiste de dos elementos enfrentados que de alguna forma “se comunican” y se equilibran conjuntamente, en este caso se puede ver o intuir con algo de imaginación dos caras mirándose ente sí.
A esta composición básica se ha intentado añadir dos elementos más: en primer lugar presencia de nubes, que aparte de embellecer el conjunto sirven para “llenar” los huecos entre las rocas en el cielo y perfeccionar el encuadre. En segundo lugar el oleaje para crear profundidad, texturas y movimiento en el agua, para este fin busqué un día con mar de fondo. Las nubes en este resultado final han quedado bastante más finas de lo deseado, normalmente las ejemplares más gruesas y atractivas suelen estar encima de la tierra mientras el lado costero del paraje está habitualmente mucho más despejado. En cuanto al oleaje decir que había ejemplares de olas con mayores dimensiones y efectos de estallar en las rocas que en esta foto seleccionada, pero las aguas de esos grandes embates tapaban las rocas en el centro, elementos que yo consideraba esencial para el equilibrio, de modo que opté por un perfil de olas más moderado, que no alteraba demasiado la composición. Lo que me hice decantar por esa imagen es la forma de la entrada de la ola en el centro, con el salpicar de sus gotas al estallar acentuado y transformado por los fuertes vientos, creando un sugerente efecto de movimiento.
Equipo: Cámara Digital, Objetivo 10-20 mm, sin polarizador y a 200 ISO para poder congelar en algo el movimiento de las aguas, diafragma f:8, el imprescindible trípode, cable disparador y una imprescindible dosis de dedicación, combinada con un toque de fe/pasión/coraje/locura (llamarlo como queréis).
Por último y antes de terminar ese artículo me gustaría invitarte a una visita por mi nueva página Web: www.petermanschot.com, con numerosas fotos de la Sierra de Baza y comarcas colindantes, expresando mi deseo de que las imágenes sean de tu interés y disfrute.
Peter Manschot
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