Por Roberto Travesí
© Roberto Travesí
LUNA ALPUJARREÑA (II)
Datos de la toma: 24 mm, 2.185'3 sg, f/5'6, ISO 100. Modo de disparo: Manual. Formato RAW+JPG
Equipo: Canon EOS 5D Mark III, Canon EF 24-70 mm f/2,8L II USM, trípode Manfrotto 190 Pro con rótula 141 RC, nivel de burbuja electrónico.
Localización: Ladera sur de Sierra Nevada (La Alpujarra); una de las varias agujas que por erosión diferencial podemos encontrar en algunas de sus zonas de “malas tierras” (badlans).
Técnica: Proseguimos con la propuesta de aprovechar el “fresquito” nocturno del estío con otra foto del mismo monolito del mes anterior pero desde otro ángulo muy próximo y con algo más de exposición (36,4 minutos). Por ello y en atención a quien no haya observado la imagen del mes pasado (*), indicar que sería conveniente consultar su lectura para así no repetir en este momento las mismas connotaciones que las ya realizadas en aquella noche alpujarreña.
(*) http://www.sierradebaza.org/index.php/component/content/article/79-reportajes/873-14-07-notic2
Composición/encuadre: Esta vez si se ha podido incorporar más ramaje por el lado izquierdo, que por fortuna no está movido a causa del aire (no corría “ni una gota” del mismo). Y, evidentemente, siempre en fotografía nocturna no hay que perder de vista a la estrella polar, aunque solo sea para capturar el máximo recorrido que reflejan las circumpolares. No es difícil encontrar dicha referencia en la bóveda celeste, porque además está visible en la misma todo el año: solo hace falta un poco de práctica. No obstante, actualmente nos podemos dejar llevar por las nuevas tecnologías: podemos utilizar cualquier aplicación del móvil en relación al cielo nocturno para colocar con precisión la estrella polar donde convenga. Sí, aunque ello le quite un poco de salsa a la fotografía. Es como el uso de las diapositivas, el revelado casero del blanco y negro o una captura en manual en vez de automático; de no hacerlo como se predica, personalmente pienso que se pierde gran parte del romanticismo o magia del momento, pero hay que reconocer que es igual de efectivo. A pesar de ello, sugiero aprender a leer el cielo estrellado de nuestros campos, interpretándolo y disfrutando sin prisas del mismo (seguro que en la soledad de su inmensa contemplación emana más de una cuestión que, de no ser en momentos similares, muy raramente aflorarían en nuestra mente… preguntas a las que sin duda debemos encontrar respuesta por muy “elevadas” que nos parezcan…). Con estas breves reflexiones acerca de la contemplación del universo nocturno solo quiero expresar el beneficio que el espectador recibe in situ, encontrándose con uno mismo en el silencio de la realidad, sea o no creyente. Porque el hecho de contemplar la grandeza del Creador nos ayuda a estar en nuestro sitio y a reconocer la evidencia de nuestras limitaciones, lo pequeños que somos, a comprender bastantes cosas de la realidad humana, algo que quizás pase desapercibido para muchos cuando durante el día y debido a otras connotaciones observamos la inigualable Naturaleza y el don de la Vida y la Creación.
Pero volviendo a la temática mensual, remarcar una vez más la diagonal existente desde el extremo de la “antena emisora” hasta la ladera iluminada por la luna, que queda subrayada por los menores valores de exposición lunar de las laderas contiguas. Por lo demás, notar la entrada de luz proveniente de una pequeña localidad alpujarreña.
Exposición: Aunque nuevamente me remito al comentario específico realizado en este mismo apartado del mes pasado, debo indicar que con luna a este tamaño la luz es fácil “de ajustar” en la cámara (por supuesto en el modo de exposición Manual), ya que los valores son constantes y sin tantas variaciones como ocurre con la luz del día (que oscilan en función del brillo del motivo).
Otros ajustes: Tan solo añadir a lo expuesto el mes anterior que, aunque no lo parezca, la temperatura de color se dispuso prácticamente como luz día (4.900 ºK). Lo hago notar porque sorprendentemente la luz “contaminante” indicada (pueblo alpujarreño) no tiene dominante alguna, algo que me hubiera gustado comprobar realizando una toma directa del mismo; de haber enfriado la temperatura de color (decrecer la temperatura de color) el cielo se hubiera vuelto mucho más azul.
© Roberto Travesí 2014
FACEBOOK: ROBERTO TRAVESI
- Creado el .