Por Víctor Azor López
© José Ángel Rodríguez
Abeja polinizando la flor de un guillomo (Amelanchier ovalis)
El Parque Natural Sierra de Baza se caracteriza por su huella antrópica, lo que ha ido puliendo los distintos ecosistemas hacia el beneficio agrícola, forestal, cinegético…. De tal forma que encontramos distintos tipos de cultivos como almendrales en suelos profundos y pedregosos, olivares en tierras de vega, cereales en áreas llanas, tomillares en las zonas soleadas y de elevada altitud, pinares de repoblación o tomillares en las zonas basales y con poco valor productivo….
Una unión de todo este mosaico de vegetación que compatibilice el uso sostenible de los recursos y los bienes que nos puede ofrecer el entorno es la apicultura. Actividad que no debe delimitarnos a los productos básicos de la apicultura como son la miel y la cera, sino que existen otras rentas no menos despreciables como son: polen, propóleo, jalea real e incluso veneno de abeja, sobre los que vamos a dar unos pequeños apuntes a continuación:
La miel: se obtiene a partir del néctar de flores o a través de las secreciones de las plantas vivas. Si el origen de este producto azucarado es el néctar de plantas como labiadas, leguminosas, rosáceas… se denomina miel de néctar. La miel de mielatos es la procedente de de las secreciones de árboles como son pinos y/o encinas que las abejas almacenan y dejan macerar en los panales de las colmena.
Cera: se genera por las abejas obreras jóvenes a través de las glándulas céreas. Una vez elaborado forma el panal donde se almacena la miel.
Polen: las abejas recolectan el polen de las flores y lo van haciendo pequeñas esferas que sirven para alimentar a las larvas y abejas jóvenes. El apicultor puede obtener este recurso mediante cazapolen o trampas de polen.
Propóleo: Lo obtienen las abejas a partir del polen de plantas anemofilias (plantas espermatofitas que aseguran su polinización por medio del viento) Se obtiene cuando estos insectos no puede retirar cuerpos extraños del panal y lo recubre con esta sustancia.
Jalea Real: secreción de las glándulas hipofaríngeas de las abejas obreras con una edad comprendida entre los 5 y 14 días de edad que suministran a la reina y a las futura reinas hasta su quinto día de vida.
Veneno de abeja: se encuentra en el aguijón de la abeja obrera y produce una secreción acida y alcalina que inyectan cuando notan peligro sobre la colmena.
Toda una cultura ancestral en torno a las abejas
La gestión de una colmena es un conjunto de factores que el apicultor debe tener en cuenta en el desarrollo de la colonia como son; épocas de floración, tipos de vegetación, climatologías, estado sanitario, objetivos finales de la producción…
Se ha de tener en cuenta que en el Altiplano Granadino existe una heterogeneidad de ecosistemas, que hacen factible un eje diferenciador a través de marcas propias, denominaciones locales, lemas distintivos… que la caracterice mediante un plan general que implique a los diferentes sectores como son particulares, administración, apicultores, asociaciones, cooperativas.
Con la intención de vender al por mayor, evitando los intermediarios que son los que especulan con precios y los que se llevan la mayor parte de las rentas pueden crearse asociaciones, cooperativas con unos protocolos y estándares de calidad que aseguren un producto definido que asegure una calidad.
El Altiplano de Granada tiene una de las mayores superficies de almendrales de España y las abejas aseguran la fecundación del 50-60% de las especies vegetales.
La miel y su productos secundarios debe de fomentarse y darse a conocer a los consumidores mediante jornadas, exposiciones y muestras gastronómicas donde se aúnen todos los recursos potenciales que tenemos. Una alternativa también sería el turismo de colmenas con visitas a explotaciones en producción en donde se interactúen con estos insectos tan singulares y se degusten los productos que generan de forma directa.
En Granada existe desde 2002 la denominación de Origen Protegida "MIEL DE GRANADA" (www.mieldegranada.com) con unas 50.000 colmenas que producen alrededor de 800 toneladas de miel. Las principales comarcas productoras son Sierra Nevada-Alpujarra, Valle de Lecrín, La Costa, los Montes Orientales, la Vega y Zona Norte (Altiplanicie de Granada).
En Lanjarón (Granada) encontramos el centro de interpretación de la apicultura para la conservación de la Biodiversidad en la Finca Berta Wilhelmi en Camino Barrancos s/n, que es un referente en la exposición y divulgación de la apicultura y que debe ser una visita obligada a los amantes de este tipo de trabajo.
Es un oficio con mucho detalles y curiosidades y del que se podía escribir una extensa bibliografía pero aquí solo se pretende dar a conocer uno de los recursos forestales que encontramos en nuestros montes y campos que bien gestionado genera rentas en el medio natural que puede ser interesantes en comarcas con pocas posibilidades económicas compatibilizándose con la agricultura, turismo o gastronomía, por citar algunos casos.
Víctor Azor López
Ingeniero Técnico Forestal
Especialidad en Gestión Cinegética
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