Aunque el Director Conservador piensa que “los árboles están muriendo de viejos”, Proyecto Sierra de Baza lanza una llamada a la responsabilidad pública de los gestores de este espacio protegido, para que actúen con urgencia y se conozca lo que está provocando la masiva muerte de estos pinos, que constituyen la mayor singularidad botánica de este espacio protegido
© José Ángel Rodríguez
Pinos oromediterráneos secos en el Calar de los Tejoletos.
Son cientos los pinos oromediterráneos del macizo calizo central del Parque Natural Sierra de Baza (Granada), los parajes más señeros y emblemáticos de este espacio protegido donde se localizan bosques autóctonos de las especies Pinus sylvestris ssp. nevadensis y Pinus nigra ssp. salzmannii, los popularmente conocidos como pino silvestre o albar y pino salgareño o laricio, respectivamente, los que están sufriendo lo que parecen ser los efectos del cambio climático, y son incontables los pinos oromediterráneos de estas especies que están muriendo en los últimos meses, en lo que puede ser una de las tragedia ecológicas más graves que está viviendo la Sierra de Baza en los últimos años.
Como destacamos en el reportaje que se publica, el Director Conservador del Parque Natural Sierra de Baza, Rafael César Córdoba, piensa que la situación en absoluto es preocupante y que “los árboles se están muriendo de viejos”, aun cuando reconoce que no se ha hecho ningún estudio para conocer la causa de la muerte de estos pinos, pero lo interpreta como algo natural y propio de unos bosque muy antiguos, con miles de años de vida.
Por nuestra parte no compartimos este conformismo de César Córdoba, y pensamos que, por las singularidades y valor de esta masa forestal, que además representa el límite meridional, junto con la pequeña población de Sierra Nevada, de la distribución global de la especie, hay que indagar en la causa o causas que hay tras la muerte de estos árboles autóctonos y endémicos, para conocer su causa y, en su caso, poner medios. Hemos constatado que no son solo ejemplares viejos, como se nos dice, los que se están secando, sino que las pérdida de masa forestal están afectando, de un modo masivo e indiscriminado, a un alto número de estos árboles, por lo que lanzamos una voz de alarma en la Revista Digital de Proyecto Sierra de Baza de este mes de diciembre y alertamos de esta problemática antes de que pueda ser tarde.
Unos pinos relictos que constituyen toda una rareza y singularidad botánica
© José Ángel Rodríguez
Bosque de pinos silvestres secándose (Calar de Santa Bárbara).
Como se destaca en el reportaje que publicamos para conocer y comprender la gravedad de lo que está sucediendo en el Parque Natural Sierra de Baza, se pone de manifiesto como estos bosques autónomos, especialmente los de pino silvestre de la Sierra de Baza, constituyen poblaciones relictas de máximo interés que se refugiaron en dos enclaves concretos de montaña de la Cordillera Bética, Sierra Nevada y Sierra de Baza, bajo condiciones climáticas mediterráneas esteparias y se han conservado hasta ahora gracias al mantenimiento, de manera local, de unas condiciones ecológicas mínimamente óptimas para su desarrollo, esencialmente edáficas y de exposición, que contrarrestan la sequedad estival de estas montañas béticas, donde la precipitación del mes más seco se sitúa por debajo de 10 mm, hecho que supone un factor limitante para el pino silvestre. Por tanto, se desarrollan en una situación de frontera que hace de estos bosques formaciones muy susceptibles y frágiles a cualquier tipo de cambio ambiental o agresión externa también son la formación arbórea que, de manera natural, consigue vivir a mayor altitud en las montañas béticas.
También comentamos en nuestro reportaje como estos bosques de pinos oromediterráneos son un verdadero vestigio post-glacial, muy adaptado a las difíciles condiciones para la vida vegetal que acontecen en la alta montaña mediterránea, por lo que la importancia botánica, biogeográfica y paisajística de estas formaciones vegetales, hace necesaria una adecuada gestión para asegurar su preservación de cara al futuro, cuestión especialmente relevante ante la vulnerabilidad de la Cuenca del Mediterráneo a los cambio ambientales, ya que trabajos que se han publicado sobre este tema y de los que también nos hacemos eco (puede consultarse OLMEDO COBO, J.A. en Cuadernos Geográficos 2012-1, en lo que publica un interesante trabajo con el título de “Bosques relictos de Pinus siylvestris L. en la Sierra de Baza, provincia de Granada, España: Análisis y cartografía del estado actual de la vegetación”) destacan como si continua la tendencia hacia temperaturas medias anuales más elevadas y precipitaciones menores, estos bosques, que se hallan en una situación ecológica que se puede calificar de frontera, serán las primeras en correr grave peligro de desaparición.
La plaga de la procesionaria del pino se está extendiendo por todos estos parajes y puede agravar la situación en los próximos meses
© José Ángel Rodríguez
La procesionaria se ha establecido ya en amplios parajes de la zona natural del pino oromediterráneo de la Sierra de Baza (Reserva A2 del PORN). Fotografía tomada el 24/10/2015 en el camino de acceso a la mina del Filón Violeta.
Un extremo que también se niega desde la Dirección del Parque Natural Sierra de Baza es que la procesionaria haya ascendido a la zona de reserva A2 (Altas Cumbres), donde llega a decir que entre una escala 0 a 5 (la utilizada por al CMA para evaluar la incidencia de la procesionaria del pino en una masa forestal) la zona está clasificada como 0. Nuestra impresión es que o no ha visitado esta zona o la visita ha sido tan rápida y superficial, que no ha visto las numerosas bolsas de procesionaria que hay en esta zona A2. Proyecto Sierra de Baza tiene un amplio reportaje fotográfico que así lo evidencia y estas imágenes son una pequeña, aunque clara, muestra de ello.
Por todo ello nuestra preocupación se acrecienta antes estos datos ya que a la falta de precipitaciones se está sumado la presencia constatada de la oruga de la procesionaria en toda esta zona de pinos oromediterráneos, de forma que si estos parajes se han mantenido tradicionalmente a salvo de la oruga de la procesionaria, por las bajas temperaturas que se registran en esta zona, especialmente durante la noche, este año al haber subido la temperatura de un modo ostensible y no haberse registrado prácticamente heladas en la zona de cumbres, ha favorecido que se establezca en la zona la oruga de la procesionaria, que además lo ha hecho en unos pinos previamente debilitados por la sequía que estaban sufriendo. La conjunción de todas estas incidencias negativas en la masa forestal, pueden ser las de que en un breve plazo se continúen incrementando las muertes de pinos oromediterráneos centenarios y lo que es más grave, nos tememos que si no se actúa de forma efectiva la situación va a continuar, pudiendo terminar, en no muchos años, si no se emprenden medidas efectivas y urgentes, con nuestros más singulares y emblemáticos bosques de pinos silvestres.
Una llamada a la responsabilidad pública de los gestores de este espacio protegido
© Manuel Moreno Muñoz
Pinos secos en el Calar de Santa Bárbara
Por ello, antes de que sea tarde, nuestro SOS de llamada de atención sobre esta problemática, que debe de afrontarse con urgencia. La vida futura de estos bosques oromediterráneos está en juego, por lo que esperamos y confiamos que la administración con competencias en este tema, y que lleva la gestión directa y exclusiva de las masas forestales de la Sierra de Baza, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, no se desentienda y encoja de hombros una vez más, como ha hecho con tantas y tantas problemáticas que nos hemos visto obligados a denunciar públicamente, y actúen de modo urgente y efectivo para salvar nuestros bosques autóctonos de pinos oromediterráneos. Tienen una responsabilidad pública e histórica ante la que no pueden inhibirse y para lo que la sociedad les demandamos –exigimos- efectivas soluciones.
Más información en nuestro reportaje AQUÍ.
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