Por Roberto Travesí
© Roberto Travesí
El jabalí
Datos técnicos:
400 mm, 1/180 sg, f/5.6, ISO 1600
Modo de disparo: Manual
Formato: RAW+JPG
Equipo:
Canon EOS 5D Mark III, Canon EF 400 mm f/5,6L USM, trípode Manfrotto 190PRO con rótula Manfrotto 141 RC.
Comentario:
Entramos en el estiaje en un paisaje que aparentemente se encuentra en el mismo todo el año, por su casi ausencia de flores y colores verdes que durante muchos meses presenciamos en zonas cercanas (al menos en las umbrías…). Pero sorprende más aún observar a este mamífero (Sus scrofa) en un lugar teóricamente antagónico para su correcto desenvolvimiento: no abunda precisamente sobremanera la fauna a la que predar (pequeñas aves y micromamíferos, insectos, lombrices, etc.), ni tampoco los tubérculos u otras raíces jugosas. No, pero su carácter omnívoro y oportunista lo hacen deambular por estos lares “subdesérticos”. Al igual que la montés y el zorro, una terna que ocupa todo el rango latitudinal de la provincia, desde el mismo nivel del mar hasta las altas cumbres nevadenses (en Sierra Nevada he encontrado restos de sus andares hasta algo más de 2.800 m de altitud).
Su presencia será o no ocasional, gustará o no de estos lugares (querencia desde luego que no), pero el hecho de haberlo observado dos veces es realmente un privilegio, una de las cuales muestro este mes. Concretamente, fue en otoño de 2014, que tras ser descubierto desde lejos con los prismáticos pude afortunadamente aproximarme con cierta rapidez (el principal problema es su gran movilidad, ya que al no encontrarse habitualmente hozando no facilita el tiempo necesario para la aproximación). Por tanto, creo que su capacidad de expansión es la razón por la cual ha incluido en el presente catálogo faunístico (que sobre este territorio tratamos mensualmente el presente año), más que pensar en excesos de capacidad de carga de los terrenos circundantes.
Y un último comentario, por la atipicidad de la captura: ISO 1.600. Aún siendo un fiel e incondicional del ISO 100, reconozco que me duele subir de este valor nominal del sensor; pero también debo reconocer que a ISO 400 la calidad de mi full frame es realmente muy buena… ¡pero esta vez la sensibilidad ha sido “muy alta”!. De haberse tratado de un animal más estático hubiera bajado esta, así como el tiempo de exposición, pero debía seguir al animal, que se perdió en seguida de mi campo visual. No obstante y observando al 100% el raw, claudico ante la muy buena calidad del archivo, tratándose de la sensibilidad de la que se trata. Habrá que ver cómo responde a estas sensibilidades la inminente 5D Mark IV, que seguro dejará atrás a este modelo actual, que goza de mi más absoluta incondicionalidad en cuanto a calidad, AF y algunos parámetros más. Pero eso es harina de otro costal, que pienso no consumismo, todo depende del trabajo a realizar y de la rentabilidad a propósito del mismo.
© Roberto Travesí 2016
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