Amplias superficies de monte de las zonas afectadas por las plagas forestales, van a quedar sin cubierta vegetal de tipo alguno y el riesgo de pérdida de suelo en estos parajes es manifiesto
© Proyecto Sierra de Baza
Masa de pinos secos y afectados por insectos perforadores en el monte de Las Hermanicas. Fotografía tomada el 05/08/2017
Fueron millones, se estima que entre setenta y ochenta millones, los pinos que se plantaron en la Sierra de Baza en los años 60 – 80 del pasado siglo en un período mucho más húmedo y fresco que el actual, se ha llegado a decir que los años más húmedos del milenio, lo que determinó que arraigaran los pinos en más densidad y número del que se preveía y hoy en día tenemos extensas masas monoespecíficas de pinos cubriendo muchas de sus laderas, con una densidad muy alta, impidiendo penetre la luz entre los huecos y sin que prácticamente exista sotobosque en estos “bosques oscuros”, como con acierto han sido denominados.
La finalidad de todas estas repoblaciones era la de evitar arrastres de tierra vegetal y daños en las vegas inferiores de Caniles y Baza, que tras las intensas roturaciones y aprovechamientos del monte para leñas y carboneo habían quedado sin prácticamente cubierta vegetal, así lo indicaba el Decreto 2.478 de 20 de septiembre de 1962, con amparo al cual se llevó a cabo la reforestación de toda la cuenca alta del Río de Baza (arroyos Balax, Uclías, Morax y Bodurria) al encontrarse comprendida dentro del perímetro de repoblación obligatoria establecido por esta normativa, que formaba parte de un más amplio y ambicioso plan forestal diseñado por el gobierno franquista para el conjunto de la nación, con el que se pretendía proporcionar empleo y un complemento de rentas a las familias campesinas y de los ámbitos rurales, al mismo tiempo que se mejoraba el suelo, se frenaba la erosión y particularmente se instauraban las bases para la producción de un recurso escaso: la madera, de modo que se esperaba que con estas masivas reforestaciones en unos años España dejara de depender del mercado extranjero y tuviera una producción autosuficiente de madera, dentro de la economía autárquica del franquismo.
Todo este magno proceso repoblador se llevó a cabo en dos grandes etapas. La primera de ellas corresponde a la actividad realizada por el Patrimonio Forestal del Estado (PFE) desde 1962 hasta el año 1971. La segunda se extiende desde la creación del ICONA, en el año 1971 hasta 1982, en que se produce el traspaso de las competencias forestales a las Comunidades Autónomas.
El objetivo de frenar la erosión se alcanzó
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El principal objetivo que se persiguió con estas masivas reforestaciones fue el control de la erosión. Ahora se está volviendo a la situación previa. Fotografía tomada el 05/08/2017 en el Monte de Las Hermanicas.
Aun cuando en algunos enclaves de la extensa superficie que es el actual Parque Natural Sierra de Baza, se desarrollaron muy bien estas repoblaciones y pronto alcanzaron un gran porte y densidad de pies, mientras que en otros los años pasaban y los árboles no terminaban de desarrollarse, en general podemos decir que se alcanzó el objetivo pretendido de frenar la erosión y dotar de cobertura vegetal a todos estos descarnados montes, que vieron como se recuperaba su cubierta vegetal, protegiendo el suelo de la erosión y de los rigores de la climatología.
Millones de estos árboles se han perdido en los últimos meses
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Masa de pinos secos y afectados por insectos perforadores en el monte de Los Frailes. Fotografía tomada el 05/08/2017.
Ha sido la disminución de las precipitaciones, unido al aumento de las temperaturas que se han venido registrado en los últimos años, lo que ha acentuado el estrés hídrico-térmico de estos árboles, que se han visto cada vez más debilitados y las plagas, especialmente la de procesionaria, que ha dejado de tener un carácter cíclico en la Sierra de Baza, y por el contrario se ha ido manifestando con toda su virulencia en los últimos años, unido a la incidencia dañina que ha tenido también la plaga de la llamada cochinilla del pino resinero (Matsucoccus feytaudi), lo que ha propiciado que todos estos pinares de repoblación, especialmente los pinos resineros (Pinus pinaster), los primeros que cayeron, se vieran masivamente afectados por las plagas de escolítidos, con especies presentes como el Tomicus destruens, Tomicus minor y Orthotomicus erosus, que han actuado como especies oportunistas, con las consecuencias finales de que han muerto miles, millones, de estos árboles en unos pocos meses, en un desastre forestal y ecológico sin precedentes.
Con la pérdida de la cubierta vegetal, se puede volver al escenario previo a las reforestaciones de las décadas de los años 60 y 70, con riesgo manifiesto de pérdida de suelo y erosión
Paisaje de la zona del Monte de La Semana, en la situación que presentaba antes de llevarse a cabo la reforestación de los años 60/70 del pasado siglo.
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La misma zona en mayo-2014, con los árboles con buena salud y vigor.
© Proyecto Sierra de Baza
La misma zona en mayo-2017, con cientos de sus pinos secándose, con lo que puede volverse al escenario previo a los años 60/70 del pasado siglo.
Con la masiva pérdida de árboles que se ha producido ya en la Sierra de Baza, se va a seguir produciendo de un modo irremediable en los próximos meses, dada la magnitud de esta problemática y la falta de actuaciones efectivas para atajarla en estos momentos, es manifiesto que vamos a volver al escenario previo al que tenían muchos de estos parajes antes de afrontarse las masivas reforestaciones de los años 60 y 70 del pasado siglo. Van a ser más de 50 años de gestión forestal ¡¡PERDIDOS!! Con la destrucción de una ingente cantidad de millones, que literalmente se habrían tirados; y, lo que es más grave, con el riesgo de pérdida de suelo y de erosión, que está presente de una forma palpable. Todo lo que puede truncar, irreversiblemente, no solo cualquier proyecto reforestador, sino la propia posibilidad de regeneración natural o artificial de estos montes, ya que si se da lugar a la pérdida de suelo, si se pierde la capa de tierra fértil que se ha ido formando a lo largo de los millones de años en estos montes, las especies vegetales que aquí podrían desarrollarse serían escasas y de muy bajo porte.
Los técnicos forestales son conscientes de esta problemática y de una forma prioritaria quiere controlarse la pérdida de suelos
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La erosión en muchos enclaves de la Sierra de Baza se está dejando sentir ya, con la pérdida de la cobertura vegetal. Monte de La Semana 05/08/2017.
El pasado 26 de julio se presentaba en el Centro de Interpretación Micológico de Caniles, ante el pleno de la Junta Rectora del Parque Natural Sierra de Baza (puede ampliarse información AQUÍ). El proyecto de actuación que se hizo público, presta una especial atención a los rodales, o parajes forestales, que presentan una afección extrema, con pérdida en algunos casos del 100 % de los pies del área, en las que se informaba sería prioritario la protección del suelo, con actuaciones hidrotecnias de corrección hidrológico-forestal, que iban a suponer el acondicionamiento de albarradas de tramo medio y de cierre, y también el acondicionamiento de fajinas de acordonamiento por curvas de nivel, especialmente en las laderas con pendiente alta y sin aterrazamientos, que eran las que más podrían resentirse ante una pérdida de la cubierta vegetal tan rápida, como la producida.
Como criterios de corta, se contiene en el proyecto el de no eliminar todos los pies de las masas afectadas, rechazando las cortas a hecho, o tala a matarrasa, sino que se llevaría a cabo una corta selectiva que iría desde el 85 % en las zonas muy afectadas, al 50 % en las zonas menos afectadas, ello también con el criterio de proteger de la erosión a estos suelos, uno de los peligros, junto con la extensión indiscriminada de las plagas de escolítidos, a los que se ven sometidos los montes públicos de la Sierra de Baza.
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