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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 310 - Abril 2025

NOTICIAS

imagen de decoración

 

Así lo pone de manifiesto un trabajo publicado en el Blog de La Consejería de Medio Ambiente

 

© Proyecto Sierra de Baza

Detalle de la corteza de un pino afectado por los insectos perforadores

 

Ya lo hemos podido comprobar en la Sierra de Baza como las bajas precipitaciones, unido a las altas temperaturas, especialmente las altas temperaturas invernales, provocan un debilitamiento de los pinos, y si a esto le unimos la presencia de otras plagas forestales como la llamada procesionaria del pino, el muérdago o la cochinilla del pino resinero, motiva que ello sea aprovechado por unos pequeños insectos perforadores conocidos como escolítidos, para vencer la resistencia de estos árboles y estos pequeños escarabajos penetran entre la corteza y el tronco, donde se alimentan de los tejidos nutritivos que allí se localizan, el llamado floema, un tejido vascular que conduce azúcares y otros nutrientes sintetizados desde los órganos que los producen hacia aquéllos en que se consumen y almacenan (en forma ascendente y descendente). Pudiendo provocar la mortandad masiva de estos árboles en un  corto periodo de tiempo como hemos tenido ocasión de vivir en la Sierra de Baza.

 

Aunque el fuego se apague, está en peligro la salud y supervivencia de los árboles que han quedado vivos

 

© Proyecto Sierra de Baza

Pinar afectado por insectos perforadores con unos resultados similares a los de un gran incendio forestal

 

Hasta ahora no se había analizado con rigor la incidencia que estos factores abióticos junto con los biológicos, pueden tener en la proliferación de las plagas forestales, pero recientes trabajos han puesto de manifiesto que deben de valorarse especialmente ante perturbaciones que incidan en el vigor y salud de un árbol, como ocurre con los incendios, cuyo peligro más directo es la muerte del árbol,  pero también puede incidir negativamente en los árboles que sobrevivan favoreciendo la proliferación de plagas que terminen de matarlos, por lo que tras la extinción del incendio, las amenazas a la salud del bosque no acaban. El fuego debilita a los árboles que logran sobrevivir y los convierte en un sustrato ideal para algunas especies de insectos pertenecientes al grupo de los escolítidos como Tomicus, Ips, Orthotomicus, etc. que pueden llegar a convertirse en plaga y atacar al arbolado cercano, acrecentando los daños iniciales causados por las llamas. En estos casos, la identificación de estas amenazas, especialmente las biológicas, es fundamental para establecer tanto el programa de actuaciones que sirva para prevenirlas y atajarlas como el calendario de ejecución de los trabajos.

El departamento de Equilibrios Biológicos es el encargado del seguimiento y conservación de las masas forestales andaluzas, de manera que se preserven los usos y valores del medio natural. Una de las labores de este equipo es proporcionar los criterios necesarios para determinar los pies “de riesgo”, es decir, aquellos que pueden actuar como dispersores de los insectos plaga así como las posibles medidas de control que es posible aplicar para minimizar, en caso de que se considere que existe un riesgo para la masa residual. Estos árboles contienen la humedad suficiente como para resultar atractivos a los insectos perforadores, que pueden elaborar sus galerías de reproducción bajo la corteza. El fuego reduce la presión de exudación de estos ejemplares, haciéndolos más susceptibles a los ataques.

Los árboles con corteza gruesa, de gran diámetro sometidos a fuegos rápidos, de copa o superficiales son los más predispuestos a esta situación.

 

Medidas de protección fitosanitaria

 

© Proyecto Sierra de Baza

Detalle de la parte interna de la corteza de un pino afectado por el Tomicus destruens
 

 

Para luchar contra estas amenazas la Junta de Andalucía dispone de herramientas de vigilancia como la Red Andaluza de Seguimiento de Daños (Red SEDA) o la Red de Alerta Fitosanitaria Forestal (Red FIFO), y de programas de actuación sobre las principales amenazas, como son los planes de lucha integrada contra la procesionaria del pino, la lagarta peluda o los insectos perforadores de coníferas.

Los técnicos de equilibrios biológicos actúan, bien a través del plan de lucha integrada, bien sobre una solicitud concreta de la Red FIFO, ofreciendo criterios y recomendaciones de actuación tras el incendio.

El objetivo de las redes de equilibrios biológicos es la determinación del estado fitosanitario del arbolado, detectando tendencias y alteraciones tanto de carácter general como puntual. La labor que realizan las redes SEDA y FIFO es fundamental para poder diseñar cualquier tipo de actuación preventiva y correctora, antes de que los daños sean irreversibles y catastróficos.

 

© Proyecto Sierra de Baza

Los escolítidos son unos pequeños escarabajo de apenas unos milímetros. En la imagen Tomicus sps.

 

La otra gran herramienta para prevenir la salud de los bosques en Andalucía, son los llamados planes de lucha integrada. En estos protocolos de trabajo se indica, de forma fundamentada y comprobada, el procedimiento a seguir para el control de la plaga de la forma más eficiente y con el menor perjuicio del equilibrio biológico. Se han establecido diferentes planes sobre aquellas plagas presentes en nuestra comunidad, cuyos efectos son más nocivos para el equilibrio natural como el Tomicus piniperda, Tomicus minor o el Ips sexdentatus, que son responsables de los daños de mayor importancia en los pinares andaluces; y dos lepidópteros: Lymantria dispar, también conocida como lagarta peluda, que produce defoliaciones en encinares y alcornocales, y la Thaumetopoea pityocampa, o procesionaria del pino, que provoca la defoliación de la copa de las coníferas.

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