De no llover de forma abundante en los próximos tres meses y continuar el aumento de las temperaturas podemos asistir a un panorama crítico
© Proyecto Sierra de Baza
Árboles que estaban cubiertos por el agua hace unos pocos meses ahora han emergido completamente tras la bajada del nivel del agua en el Pantano del Negratín. Octubre-2017.
Las lluvias registrados en los últimos días de noviembre (24,4 l/m2 en la Estación Meteorológica de Baza el 30/11/2017) han parecido suponer un alivio en la pluviometría de este año, pero han sido manifiestamente insuficientes para cambiar la tendencia que se viene registrado y mucho más si en las próximas fechas no siguen las lluvias presentes de una forma constante y abundante, lo que no parece probable ya que cuando cerramos esta revista digital (finales de noviembre) la previsión de precipitaciones están prácticamente ausentes en los primeros días de diciembre.
La situación es muy complicada en estos momentos meteorológicamente hablando, ya que la falta de lluvias nos acompaña prácticamente desde enero de 2016. Son por tanto dos años con una drástica reducción en las precipitaciones y lo que es aún más grave y preocupante, no afecta a una zona localizada de la Península Ibérica, sino que se extiende por la práctica totalidad de su superficie, en una situación que ha sido calificada ya como “la peor sequía de los últimos veinte años”, con el agravante de que a criterio de los técnicos que la vienen siguiendo lejos de estar en el tramo final de este ciclo de sequía ESTAMOS EN EL TRAMO CENTRAL, temiéndose que, “cuando termine será con mucha probabilidad la más severa que nuestros ojos hayan visto” (Rubén del Campo, portavoz de la Agencia estatal de Meteorología. Octubre-2017).
Al tratar de comparar, históricamente, la sequía actual con las anteriores: la de los años 1993 – 1995, la más grave que se ha vivido hasta ahora, o la de los veranos de 2012 y 2013, que fueron los más secos de los últimos 318 años, el meteorólogo Rubén del Campo apunta que la sequía de los noventa fue más larga e intensa que la que estamos viviendo ahora, pero matiza que la que estamos viviendo ahora aún no ha terminado, por lo que habrá que esperar a su evolución en los próximos meses para hacer valoraciones más realistas.
La falta de precipitaciones se está viviendo agravada con las altas temperaturas
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Los científicos destacan que la actual sequía aún no ha terminado. Lo peor está por venir.
Cerezos que florecen en noviembre, culebras y lagartijas tomando el sol a final del otoño… son algunos de los fenómenos que se están apreciando en la fenología de las especies vegetales y animales, que delatan que algo anormal está ocurriendo en nuestras latitudes y es que las temperaturas están siendo atípicamente altas, lo que se está conjugando con la falta de precipitaciones, de modo que existe un factor clave en la situación actual que está haciendo diferente a la actual sequía con respecto a las anteriores: la subida de las temperaturas, un factor que está aumentando la potencialidad de las sequías, lo que se traduce en un aumento de la evapotranspiración, y en que esta sequía esté siendo muy diferente a las anteriores y puede constarse de una forma objetiva como el aumento de temperaturas registrado en las últimas décadas ha aumentado la severidad de las sequías, incluso aunque estas hayan registrado más precipitaciones que otras en el pasado.
Los embalses en mínimos históricos
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Panorámica del Negratín en su situación actual a la altura de La Granja
Según los datos hechos públicos por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, el Pantano del Negratín, el más importante de nuestras comarcas, cerraba el pasado mes de noviembre, con 194 Hm3 de agua embalsada, lo que representa sobre su capacidad total de embalse (567 Hm3) un exiguo 34,22 %. El registro histórico más bajo contabilizado desde que se construyó este pantano en el año 1984 y terminó de embalsar en los años posteriores. Pero si la situación del Negratín es preocupante no lo es menos el del resto del conjunto de embalses de España.
Según los últimos datos disponibles del Ministerio de Agricultura, los pantanos de España estaban en la semana 43 del presente año —la que abarca del 16 al 22 de octubre— al 37,75% de su capacidad. Hay que retroceder hasta 1995 para encontrar un dato más bajo de agua embalsada. En aquel 1995 la situación de sequía —desencadenada también tras varios años seguidos con menos lluvias de lo normal— fue extrema: en la misma fecha del año 1995, los pantanos estaban al 25,16% de su capacidad. Pero los técnicos se encargan de recordar que estos datos eran al final de aquél ciclo de aquél período de sequía, pero el presente aún no se ha cerrado, por lo que se teme que ahora se superen con creces los datos del año 1995.
Un panorama muy preocupante el que tenemos por delante y del que debemos tomar conciencia y ante el que nosotros solo podemos tomar conciencia y medidas que estén en nuestras manos, como es la de hacer un uso racional y equilibrado del agua: un bien escaso en estos momentos, pero que se teme lo va a ser mucho más en las próximas fechas.
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