© José Ángel Rodríguez
Ranas cantando. Los anfibios están siendo uno de los seres vivos más afectados por el cambio climático.
El pasado 22 de mayo se celebraba el Día Mundial de La Biodiversidad Biológica, que este año 2018 cumple 25 años del Convenio sobre la Diversidad Biológica. Una efeméride que se viene celebrando desde 1992, a lo largo de los cuales la Convención se ha ido aplicando a través de la visión y el liderazgo de países, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, comunidades indígenas y locales, la comunidad científica y los individuos a título personal.
Este año se ha querido poner el énfasis en la necesidad de «tomar medidas efectivas y urgentes para detener la pérdida de diversidad biológica a fin de asegurar que, para 2020, los ecosistemas tengan capacidad de recuperación y sigan suministrando servicios esenciales, asegurando de este modo la variedad de la vida del planeta y contribuyendo al bienestar humano y a la erradicación de la pobreza. A este fin, las presiones sobre la diversidad biológica se reducen, los ecosistemas se restauran, los recursos biológicos se utilizan de manera sostenible y los beneficios que surgen de la utilización de los recursos genéticos se comparten en forma justa y equitativa; se proveen recursos financieros adecuados, se mejoran las capacidades, se transversal izan las cuestiones y los valores relacionados con la diversidad biológica, se aplican eficazmente las políticas adecuadas, y la adopción de decisiones se basa en fundamentos científicos sólidos y el enfoque de precaución».
Las especies no se adaptan
Logo promocionador de este año, coincidiendo con el 25 aniversario.
La variación climática es perfectamente compatible con la supervivencia de los ecosistemas y de sus funciones, de los cuales dependemos para las cosas esenciales de la vida. Aún así, según la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, el cambio climático plantea ahora una de las amenazas principales para la diversidad biológica del planeta y se prevé que en las próximas décadas se convertirá en una fuerza cada vez más importante del cambio.
Hay varias razones por las cuales las plantas y los animales son menos capaces de adaptarse a la actual fase del calentamiento global. Una de esas razones es el rapidísimo ritmo que tiene el cambio: se prevé que durante el próximo siglo, el ascenso de la media de la temperatura global será más rápido que lo experimentado por el planeta al menos en 10.000 años. Numerosas especies simplemente no podrán adaptarse con suficiente rapidez a las nuevas condiciones o desplazarse a regiones más adecuadas para su supervivencia.
Igualmente importante son los enormes cambios que los seres humanos han hecho al paisaje, las cuencas fluviales y los océanos del mundo, bloqueando las opciones de supervivencia previamente disponibles para especies que ya estaban bajo la presión de un clima cambiante. Asimismo hay otros factores inducidos por el hombre. La contaminación proveniente de los nutrientes, como el nitrógeno, la introducción de especies exóticas invasoras y la captura excesiva de animales silvestres, mediante la caza o la pesca, pueden reducir la resistencia de los ecosistemas y, por lo tanto, la probabilidad de su natural adaptación al cambio climático.
El cambio climático y su amenaza
Hay evidencia de que el cambio climático afecta ya y continuará afectando a la diversidad biológica. Las consecuencias del cambio climático en el componente de las especies son: cambios en la distribución, aumento de las tasas de extinción, cambios en los tiempos de reproducción, y cambios en la duración de la estación de crecimiento de las plantas.
Algunas especies que ya se ven amenazadas son particularmente vulnerables a los impactos del cambio climático. Por ejemplo, las ranas dependen del agua para reproducirse, cualquier reducción o cambio en las precipitaciones podría disminuir la reproducción. Por otra parte, el aumento de la temperatura está estrechamente relacionado con el brote de una enfermedad fúngica que contribuye a disminuir las poblaciones anfibias, especialmente las ranas de América Latina. Aunque estos son solo algunos grandes ejemplos de la incidencia del cambio climático en la diversidad animal y vegetal.
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