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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 310 - Abril 2025

NOTICIAS

imagen de decoración

 

Aunque se han producido algunos avances en el año que termina, siguen pendientes muchos retos para el año 2019

 

© Proyecto Sierra de Baza

Panorámica del complejo de Narváez con un paisaje nevado.

 

Una vez que termina el año, nos gusta hacer un balance medioambiental del mismo, para compartirlo con todos vosotros y reflexionar en voz alta, con el poder de comunicación que tiene este importante medio que es Internet, para valorar, con el mayor rigor y objetividad posible, los aspectos que han condicionado el día a día de este espacio protegido que se llama Parque Natural Sierra de Baza.

El año 2018, a nivel global de la península ibérica, ha sido un período que se ha visto favorecido por unas abundantes precipitaciones, especialmente durante la época primaveral, y la presencia de tormentas a lo largo del verano, que han permitido la recarga de nuestros acuíferos y embalses, muy mermados, y sobretodo han dado un importante respiro a la vegetación  natural, también a la fauna silvestre, que venía arrastrando unos años de sequía crítica, con incidencia en lugares como el entorno del parque natural Sierra de Baza en sus bosques, y recordamos la masiva mortandad de pinos que hemos vivido en los últimos años.

Pero si estas bondadosas precipitaciones fueron  tan beneficiosas para la fauna y vida silvestre, también par nuestra vegetación e incluso propició a lo largo del último otoño un magnífico año setero, este regalo de la naturaleza también delató la incompetencia e impotencia de los responsables públicos de este espacio protegido para gestionar esta riqueza micológica, y los montes y valles de la Sierra de Baza se vieron llenos de basura, de mafias organizadas de recolectores ilegales de setas, que campaban a sus ancha, con total impunidad, estableciéndose en campamentos ilegales en lugares como Bastidas y Los Olmos.

Este año que termina también ha continuado  la eliminación de árboles secos, que a lo largo de los años previos murieron afectados por las plagas forestales, particularmente procesionaria, cochinilla del pino resinero y escolítidos, unos pequeñísimos escarabajos perforadores que el ciudadano medio no conocíamos hasta hora y que ahora han pasado a formar parte de nuestra fauna forestal.

También arrancaron este verano, los trabajos de restauración de las zonas mineras del macizo central, que fueron anunciados tres años atrás, y por fin llegaron, con un presupuesto que supera el millón de euros, y del que está faltando más información y transparencia a la población local, para conocer qué se está haciendo y, sobretodo, que se pretende hace, ya que lo visto hasta ahora han sido ingentes movimientos de tierra en una zona de máxima protección (Grado A) de este espacio protegido, que está en contra de su propia normativa legal, la que tanto vigilan –y sancionan- los responsables públicos de este espacio protegido, pero que obvian con inadmisible impunidad cuando se trata de actuaciones públicas, cuando “la Ley es igual para todos” y resulta aplicable tanto al ciudadano de a pie como a la administraciones públicas.

 

Ausencia de incendios forestales

 

© Proyecto Sierra de Baza

Monocultivo de coníferas en el Parque Natural Sierra de Baza.

 

Otro factor destacable del año que termina ha sido la total ausencia de incendios forestales en el territorio del Parque Natural Sierra de Baza, donde los equipos de vigilancia y control de incendios forestales han hecho una magnífica labor, pero también los visitantes y población  local han demostrado –de modo general- un gran civismo y respeto con las prohibiciones de encender fuego durante la campaña del INFOCA (del 1 de junio al 15 noviembre), colaborando de una forma positiva a que nuestros montes se hayan vistos ausentes del temido fuego.

 

La conservación, restauración y puesta en valor de la arquitectura popular sigue siendo una asignatura pendiente

 

© Proyecto Sierra de Baza

Construcciones en piedra seca en la Sierra de Baza.

 

El pasado 29 de noviembre, por la Convención de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, de la  UNESCO se incluían las construcciones en piedra seca en su “Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, una técnica constructiva que está muy bien representada en las construcciones vernáculas del Parque Natural Sierra de Baza, donde se encuentran en franco riesgo de desaparición, ante la pervivencia de una normativa urbanística rigorista y obsoleta, que está impidiendo la reconstrucción y reforma de las construcciones históricas, dando lugar a que se estén perdiendo, de una forma irreversible, los vestigios culturales del importantísimo patrimonio cultural que los miles de serranos que habitaron estas sierras hasta hace unos años nos dejaron y sigue sin cumplirse en la Sierra de Baza el mandato imperativo que se contiene para todo ciudadano de Andalucía en el artículo 155 (LOUA) relativo al “deber de conservar y rehabilitar” de todo propietario de una construcción rústica o urbana, lo que no solo no se cumple en la Sierra de Baza, sino que se está impidiendo, sin justificación alguna, por los gestores de este espacio protegido. Puede ampliarse información de esta problemática AQUÍ.

 

No se están aprovechando las posibilidades de empleo y desarrollo sostenible que tiene la Sierra de Baza

 

© Proyecto Sierra de Baza

Refugio Forestal de Los Marchales (Gor), abandonado y en situación ruinosa.

 

También ha sido notable en el año que ha terminado la falta de implicación de los municipios del Parque en la gestión sostenible de nuestros recursos naturales, los que nos parece no se han dado cuenta aún de las posibilidades de generación de empleo y riqueza que tienen para el territorio la puesta en valor sostenible de nuestro patrimonio natural y siguen viviendo de espaldas, no solo a nuestra sierra, sino igualmente a nuestros valores y recurso naturales de nuestro entorno más próximo, tales como la Hoya de Baza, con su singular paisaje, o el Pantano del Negratín y su entorno, desaprovechando las enormes posibilidades que los mismos tienen para el turismo sostenible o la educación medioambiental, con la correlativa posibilidad de creación de empleo en una época tan necesitada de ello, cerrándose el año sin ninguna concreta iniciativa de puesta en valor de nuestro patrimonio natural que haya partido de estas administraciones y como tal se haya hecho realidad”. Terminando en el balance medioambiental del pasado año por señalar como “Nos gustaría que en el próximo año nuestros representantes políticos confíen y apuesten decididamente por las enormes posibilidades de creación de empleo que encierra este territorio sosteniblemente gestionado”. Y la triste realidad es que, un año más, tenemos que hacernos eco de la falta de implicación de las administraciones (en plural ya que incluimos todas, desde la local a la central, pasando por la provincial y autonómica) con este territorio y su efectiva puesta en valor desde una economía sostenible. Una economía verde, en la que tanto puede aportar este espacio protegido.

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