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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 297 - Marzo 2024

NOTICIAS

imagen de decoración

 

Por José Ángel Rodríguez

 

© José Ángel Rodríguez

Ejemplar adulto de conejo de monte captado en su medio natural.

 

El conejo es una de las llamadas especies claves o esenciales de la cadena trófica de la fauna ibérica, de modo que se ha estimado que en mayor o menor medida dependen de él unas cuarenta especies, por lo que se ha considerado a este animal como una especie básica en el conjunto de las especies que integran la fauna del monte mediterráneo, lo que supone que su desaparición o disminución puede afectar directa o indirectamente a las especies que dependen de él como alimento.

Los conejos, los llamados gazapos, a diferencia de las crías de liebre (lebratos), nacen muy torpes, con los ojos cerrados y sin pelo. Momento en que son víctima de muchos predadores que se aventuran a su caza a través de los túneles como comadrejas  (Mustela nivalis), tejones (Meles meles) que no duda en excavar con sus fuertes uñas hasta llegar a su gazapera y particularmente turones (Mustela putorius), un carnívoro que se ha especializado tanto en la caza de conejos que desde la antigüedad el hombre lo domesticó y utilizó con fines cinegéticos dado lugar a  una nueva especie (Mustela putorius furo), de pelaje prácticamente albino. 

 

Al mes de edad, cuando los pequeños gazapos se aventuran el joven conejo es cazado por un amplio grupo de animales, tales como el grupo de los carnívoros, sin excepción, aves como las medianas y grandes rapaces diurnas y nocturnas o a reptiles como la culebra bastarda, la culebra de collar o la culebra de herradura o el lagarto ocelado, además del jabalí y del erizo (Erinaceus europaeus). Aun cuando el caso más llamativo es el del lince (Lynx pardinus), cuya alimentación básica está integrada en un 70/90 % por conejos, de forma que se ha considerado que la causa que más ha influido en la disminución de los linces, hasta colocarlos al borde de la extinción terminal, ha sido la disminución de la población de conejos por las plagas sufridas por este animal, a las que haremos más detallada referencia más adelante.

 

Cuando el conejo es adulto, y pesa en torno al kilo de peso, son muy pocos los enemigos que le dan captura (búho real, águilas, linces y ginetas, principalmente, pues no está al alcance ni de rapaces de menor porte, ni de otros carnívoros menos rápidos y astutos), y es muy fácil que pueda procrearse, permitiendo la perpetuación de la especie, en cuanto que una de las características más importantes del conejo, es la de su extraordinaria fecundidad y capacidad para reproducirse. De modo que se ha calculado que la descendencia de una sola pareja, que no tenga interferencias negativas para su desarrollo, puede alcanzar la increíble cifra de 1.848 individuos. Ello motivó que en el año 1952 un medicó francés, el tristemente famoso Doctor Armand Delille, inoculó el virus de la mixomatosis a unos conejos que al parecer producían daños en sus viñedos, transmitiéndose el virus de unos ejemplares a otros por los mosquitos y las pulgas de los propios animales. La enfermedad que se creó es de tal virulencia que se extendió rápidamente por toda Europa, detectándose su presencia en el norte de España en el año 1953 y en el sur en el año 1959. Tal fue la mortalidad que ocasionó la mixomatosis que en algunas comarcas murieron entre el 95 y el 100 por ciento de la población de conejos.

 

Una especie en riesgo de supervivencia y con ello las que dependen de él

 

© José Ángel Rodríguez

Joven conejo de monte, soleado por las luces del amanecer.

 

Cuando la población de conejos comenzó a recuperarse de este mazazo, hizo acto de aparición otra epidemia: la enfermedad vírica hemorrágica (EVH), también conocida por sus siglas en inglés (RHD) producida por un virus también creado por el hombre, que fue descrito por primera vez en China y que en el año 1988 también fue detectado en España.

Las incidencias de una y otra enfermedad se complementan en el conejo, de modo que mientras que la mixomatosis afecta a los conejos de modo fundamental en los meses de calor, la EVH lo hace en los meses fríos. Entre ambas han reducido a un 10 % la población de conejos, que se han visto exterminados localmente de muchos lugares.

Tras dos décadas de lucha contra la enfermedad hemorrágica del conejo, la situación parecía haberse estabilizado en las poblaciones silvestres española, sin embargo una nueva amenaza acecha a esta especie, al haberse detectado una nueva cepa viral de la enfermedad vírica hemorrágica (EVH), producida por un virus con muy alta capacidad de mutación, de la que se ha constatado en los últimos meses que se ha diversificado en España y ha dado lugar a  nuevas cepas de la EVH en conejos silvestres, lo que hace que la comunidad científica esté en situación de máxima alerta ante esta nueva amenaza para la población de conejos silvestres, tan importante, como comentamos, para la biodiversidad y la vida de un gran número de especies animales que dependen de él.

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