Etnobotánica de la Sierra de Baza: Durillo (Viburnum tinus)
© José Ángel Rodríguez
Frutos del durillo, aunque los consume la fauna silvestre son tóxicos para el hombre.
PROYECTO SIERRA DE BAZA
01/01/2022
También conocido como laurel salvaje, por asemejarse sus hojas a las del laurel, de hecho el epíteto específico “tinus” significa laurel silvestre y lo aplicaron a este arbusto Plinio y posteriormente Clusio, debido al parecido de sus hojas con las del laurel.
El durillo es un arbusto muy ramoso, de buen porte, que puede alcanzar los tres metros de altura. Se mantiene verde todo el año y tiene hojas opuestas, pecioladas perennes, de 3-12 por 3-7 cm, ovado-elípticas, brillantes por el haz, rugosas y más claras por el envés y con el nervio principal peludo de los 2 lados; el margen de las hojas es entero y frecuentemente ciliado.
Las flores, son actinomorfas ( tiene simetría radial) y hermafroditas, se encuentran agrupadas en inflorescencias umbeliformes, disponiendo de cinco pétalos blancos y, aunque diminutas, también de unos estambres más que evidentes. Se agrupan formando vistosos corimbos terminales, que se prolongan en la planta durante algunas semanas. Una peculiaridad de esta planta es que florece en invierno, cuando más escasean las flores, y lo hace además de una forma abundante y espectacular, por lo que es muy llamativa y atractiva esta planta, la que se ha ido extendiendo en la jardinería urbana, por su rusticidad y tolerancia tanto a la sequia como a las heladas.
Los frutos, que aparecen en verano, permanecerán también largo tiempo ornamentando sus ramas. Son unas pequeñas drupas de color azul oscuro y con brillo metálico, muy atractivas y apreciadas para los pájaros, pero tóxicas para el hombre.
Como destaca G. López González en su obra “Guía de los árboles y arbustos de la Península Ibérica” el durillo se localiza de modo natural en la región mediterránea. En la Península Ibérica, se extiende por las provincias de clima templado, por la zonas inferiores y montana baja, desde el nivel del mar hasta los 1.200 metros de altitud, tanto de España como de Portugal, faltando en gran parte de las comarcas centrales de clima continental y se cría de forma natural en los bosques de encinas, alcornoques y quejigos, así como en los madroñales y otros matorrales espesos, en barrancos frescos y sombríos, incluso en terrenos pedregosos, que cuenten con cierta humedal edáfica.
Usos etnobotánicos
© José Ángel Rodríguez
Detalle de las flores del durillo.
El principal uso del durillo es como especie ornamental, en jardinería, plantado tanto como arbustos aislado como en setos.
Aunque los frutos del durillo, se han utilizado en la farmacopea tradicional como purgante y para combatir la hidropesía, al ser los mismos tóxicos, al contener viburbina y ser rica en taninos, por lo que provoca dolencias estomacales, es por lo que está totalmente desaconsejado este uso en la actualidad, al ser además de efectos dudosos, llegando a producir inflamación en la boca, cuando se intentan consumir sus frutos.
Las hojas del durillo son muy amargas, y se han empleado en forma de cocimiento para tratar la fiebre, como antifebril y como antipirético.
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