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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 299 - Mayo 2024

NOTICIAS

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Nuevos estudios ponen de manifiesto la importancia de la presencia de la madera muerta en los bosques


Forma parte de la biología de muchos seres vivos, siendo auténtica fuente de vida


© Proyecto Sierra de Baza
La presencia de madera muerta en un bosque de pinos favorece la biodiversidad y la vida animal y vegetal.

Los árboles viejos y añosos, también la madera muerta de los bosques, son refugio de muchos seres vivos, formando parte del equilibrio natural al tiempo que favorecen la biodiversidad vegetal y animal. Así lo pone de manifiesto un estudio del proyecto europeo BioAgora.

Con insistencia venimos escuchando todos los veranos, ante la grave proliferación de incendios forestales, que “los fuegos se apagan en invierno”, aludiendo a la necesidad de mantener limpios los bosques, sin materia vegetal que pueda actuar de combustible que favorezca la expansión del fuego, haciéndolos en muchos aspectos incontrolables. Esta idea, siendo cierta, debe de ser analizada con más profundidad, ya que puede llevar a la existencia en el medio natural de bosques artificiales, que se asemejen más a parques urbanos que a auténticos ecosistemas forestales naturales, en los que junto a los grandes árboles coexiste una vegetación arbustiva y herbácea, pero también maderas muertas que forman parte de este ecosistema forestal y de la biodiversidad.

Un dato a destacar y que no puede desconocerse en la gestión forestal del medio natural, es que “la madera muerta en el bosque es fuente de vida”, de modo que está considerada  como un refugio de vida, un escondite y alimento para hongos, insectos y otros animales claves. Tanto es así, que la nueva Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE quiere monitorizar la cantidad de madera muerta que exista en los bosques y aumentarla para recuperar la biodiversidad perdida. Por otro lado, otros colectivos señalan a la presencia de madera muerta como un peligro para los incendios que hay que eliminar del bosque lo antes posible. La pregunta, no exenta de polémica es la de ¿Qué debemos hacer con la madera muerta del bosque y la que se puede generar por el aumento de sequías, plagas o viento?

El nuevo proyecto europeo BioAgora, del que el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forstals (CREAF) de Cataluña es uno de los socios principales, ha activado el nuevo Servicio Científico por la Biodiversidad, con el que se pretende poner a disposición  de la comunidad científica, de una gran base de datos que permita acceder a una síntesis rápida del conocimiento existente sobre un tema por asesorar a la toma de decisiones a nivel europeo en materia forestal.

El resultado ha sido el informe de síntesis “Deadwood and Fire Risk in Europe” (en español: Madera muerta y riesgo de incendio en Europa), en el que concluyen que la madera muerta de grandes dimensiones en los bosques europeos es un factor poco relevante por el riesgo de incendio pero muy valioso por el mantenimiento de la biodiversidad.

Además, el estudio argumenta que, aunque la madera muerta puede representar una parte del combustible disponible para quemar durante un incendio forestal, es una madera poco inflamable que no necesariamente incrementa el riesgo de incendios forestal.

Otro peligro de esta madera muerta, cuando el ecosistema forestal no es sano, o han muerto por la presencia de  insectos xilófagos, es la facilidad de propagar plagas forestales, por lo que no siempre es fácil tomar decisiones acertadas sobre la presencia de estos árboles caídos en el medio natural.

Es necesario tener presente el grosor de la madera muerta, para su gestión


© Proyecto Sierra de Baza
Los troncos de los árboles muertos, suelen ser colonizados por hongos, musgos y líquenes, que aumentan la biodiversidad vegetal.

En cualquier caso el informe alerta de que en los ecosistemas mediterráneos, hay muy poca madera muerta de dimensiones relevantes, por lo que no es un factor de riesgo de incendio significativo. Y que, en cambio, habría que aumentar su cantidad para mejorar la biodiversidad y tener bosques más sanos y resilientes. De hecho, según el informe, los troncos más gruesos pueden favorecer la incorporación de materia orgánica al suelo, con su descomposición e incluso aumentar la humedad del suelo y pueden llegar a dificultar la propagación del fuego de superficie.

El informe en el que el CREAF ha participado, y que ha contado con la colaboración del Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC), diferencia la madera muerta gruesa, poco inflamable y que quema lentamente y que es clave para tener bosques sanos, de la madera muerta fina, ramas y ramitas, poco relevantes para la biodiversidad y que sí podría tener un papel más relevante en la ignición y propagación de incendios.

Las aves también beneficiadas con la presencia de madera muerta


© José Ángel Rodríguez
Pito real ibérico (Picus sharpei), una las especies forestales beneficiadas con la presencia de madera muerte en un bosque.

Otro dato a destacar, para favorecer la presencia de madera muerte en los ecosistemas forestales, es el de que muchas especies de aves dependen directamente de la misma, no solo para su alimento, al encontrar en ella la fauna de insectos que le sirven de dieta, sino también al ser  necesaria para su nidificación y reproducción, con el beneficio añadido de que estas cavidades son posteriormente utilizadas por otros animales.

Al efecto, es de significar como los pájaros carpinteros desempeñan un papel muy importante en los ecosistemas donde habitan: al excavar agujeros para nidificar, crean las cavidades que una vez concluida la reproducción, utilizan múltiples especies de aves (como el trepador azul y otra gran cantidad de páridos), insectos e incluso mamíferos (como el lirón careto o la comadreja), que no están capacitados para estas tareas. Por este motivo los pájaros carpinteros están considerados ingenieros ecosístimos y especies claves de nuestros ecosistemas (D. Villanúa Inglada y otros, 2023), eligiendo para nidificar árboles secos y moribundos, por lo que es muy importante su presencia dentro de un ecosistema forestal. 

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