Etnobotánica de la Sierra de Baza:
Bola de nieve (Symphoricarpos albus)
© Proyecto Sierra de Baza
PROYECTO SIERRA DE BAZA
01/01/2024
También conocido como perlita blanca y árbol de las perlas, el Symphoricarpos albus, es una planta alóctona, nativa de Norteamérica, la que se ha naturalizado en algunos enclaves de la Sierra de Baza (Granada), como en la antigua vega de El Tesorero, junto al arroyo Uclías, donde fue objeto de plantación como planta ornamental en la década de los años setenta del pasado siglo.
Esta planta pertenece a la familia Caprifoliaceae, la que también se la conoce como la familia de las madreselvas, la que agrupa unas 380 especies, en 10 géneros, con una extensa área de distribución. Las plantas de este género son en su mayoría arbustos y enredaderas, raramente hierbas, incluyendo algunas plantas ornamentales de jardín en regiones templadas.
La perlita blanca desarrolla ramificaciones densas y anchas, siendo los tallos tiernos y arqueados que se levantan del suelo, buscando troncos y ramas donde poder enredarse.
Las hojas de la bola de nieve son caducas y miden entre 1,5 y 5 cm de largo, de aspecto redondeado, bilobuladas en la base ovaladas, de color verde oscuro, mientras que las flores, que aparecen entre mayo y septiembre, son pequeñas, de color blanco verdoso, formando pequeños racimos de 5 a 15 ejemplares.
Los frutos, que pueden mantenerse en el árbol durante casi todo el invierno, son drupas ovoides o subesféricas de 10-15 mm de diámetro, de tacto esponjoso, de color blanco marfil, glabras, que forman glomérulos largos y persistentes en la axila de las hojas superiores, disponiéndose de una forma muy apretados unos con otros, a lo que alude el nombre del género (Symphoricarpos: Symphoros = unido, enlazado y karpos = fruto), según refiere G. LÓPEZ GONZÁLEZ, en su obra “Guía de los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares”.
Usos etnobotánicos
© Dan Muller
Detalle de la flor del Symphoricarpos albus.
El único uso conocido de esta planta es el ornamental, aunque hay que tener presente que sus frutos son ligeramente tóxicos, al contener algunos alcaloides, por lo que no debe plantarse en jardines urbanos ni en lugares donde puedan estar al alcance de los niños. La fauna silvestre no suele consumirlos tampoco, por lo que es fácil contemplarlos en el arbusto donde han nacido durante largos períodos, incluso cuando se han desprendido las hojas del arbusto.
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