Etnobotánica de la Sierra de Baza:
Clemátide flámula (Clematis flammula)
© José Ángel Rodríguez
Enredadera de clemátide flámula en floración primaveral.
Detalle de la flor.
PROYECTO SIERRA DE BAZA
01/05/2024
El clemátide flámula (Clematis flammula) es junto con el Clematis vitalba, pertenecientes a la familia botánica Ranunculaceae, la llamada hierba de los mendigos o de los pordioseros, del que puede ampliarse información pulsandoaquí, las únicas especies del género Clematis presentes de forma natural en la Sierra de Baza (Granada).
Una característica que tienen en común todas las especies de este género es que son plantas leñosas sarmentosas, llamadas técnicamente lianas, de hecho, el nombre de este género (Clematis) proviene del griego (klémas) y significa “tallo o sarmiento”, por ser planta sarmentosa que trepa y recuerda a la vid. Mientras que el nombre específico de esta especie (flammula) deriva del latín y significa “llama” en alusión a la peculiaridad que tiene de que frotadas en la piel sus hojas o tan solo puestas en la nariz producen una irritación tan viva como la que ocasiona una quemadura.
El clemátide flámula, puede alcanzar hasta los 10 metros de altura, aunque lo normal son alturas entre dos y cuatro metros. Se cría en matorrales, setos, bosques aclarados, riberas de los ríos y arroyos y también en las lindes de campos de cultivo, prefiriendo los lugares abiertos y soleados, siempre que cuenten con cierta humedad pudiendo localizarse desde el nivel del mar hasta los 1300 metros de altitud, incluso algo más en solanas.
Usos etnobotánicos
© José Ángel Rodríguez
Detalle del Clematis flammula en su hábitat natural de la Sierra de Baza
Cuanto decíamos con respecto al Clematis vitalba es aplicable a esta especie, de modo que todo el género es esencialmente tóxico, ya que contiene aceites esenciales y compuestos extremadamente irritantes para la piel y las membranas mucosas, hasta el punto de que cuando se las poda o corta es conveniente utilizar guantes. Siendo los tallos y hojas frescas de esta planta fuertemente irritantes y colocados sobre la piel producen una gran inflamación, hasta el punto de que se cuenta que la utilizaban antiguamente los mendigos y pedigüeños para formarse llagas en la piel con el objeto de provocar lástima y compasión y obtener así las limosnas (de ahí su nombre de hierba de los pordioseros o de los mendigos).
G. López González, en su obra “Guía de los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares”, destaca como las ramillas de clemátide flámula, puestas a secar, se utilizan como pienso de caballerías durante el invierno, para lo que se llega a cultivar como pasto.
Otros usos, como los médicos o farmacológicos, están hoy en día no solo totalmente desaconsejados y en desuso, sino también prohibidos, por los riesgos potenciales en su utilización por su toxicidad, lo que sí está muy extendido es su uso en jardinería, toda vez que por su vigorosa floración, particularmente las especies cultivadas, también su fácil cultivo y reproducción, se ha extendido el uso de los clemátides en jardinería, siendo el uso ornamental y para utilizarse en setos y linderos el principal aprovechamiento etnobotánico hoy en día, aunque hay que destacar que esta planta (toda la planta del género clemátide Clemati sp.) está incluida en la Orden SCO/190/2004, de 28 de enero, por la que se establece la Lista de plantas cuya venta al público queda prohibida o restringida por razón de su toxicidad y tanto su uso como su comercialización se limita a la elaboración de especialidades farmacéuticas, fórmulas magistrales, preparados oficinales, cepas homeopáticas y a la investigación, por personal autorizado.
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