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Edición Mensual - Año XXVI | Nº 305 - Noviembre 2024

NOTICIAS

imagen de decoración

La problemática del conejo en el Parque Natural Sierra de Baza a examen


Mientras que en la periferia de la Sierra de Baza hay zonas con superpoblación de conejos, en este espacio protegido escasea y en grandes zonas está ausente


© José Ángel Rodríguez
Conejo de monte aproximándose a beber agua a un arroyo.

PROYECTO SIERRA DE BAZA
01/08/2024

El conejo es una de las llamadas especies claves o esenciales de la cadena trófica de la fauna ibérica, de modo que se ha estimado que en mayor o menor medida dependen de él unas cuarenta especies, por lo que se ha considerado a este animal como una especie básica en el conjunto de las especies que integran la fauna del monte mediterráneo, lo que supone que su desaparición o disminución puede afectar directa o indirectamente a las especies que dependen de él como alimento.

Los conejos, los llamados gazapos, a diferencia de las crías de liebre (lebratos), nacen muy torpes, con los ojos cerrados y sin pelo. Momento en que son víctima de muchos predadores que se aventuran a su caza a través de los túneles como comadrejas (Mustela nivalis), tejones (Meles meles), que no duda en excavar con sus fuertes uñas hasta llegar a su gazapera y particularmente turones (Mustela putorius), un carnívoro que se ha especializado tanto en la caza de conejos que desde la antigüedad el hombre lo domesticó y utilizó con fines cinegéticos, dado lugar a  una nueva especie (Mustela putorius furo), de pelaje prácticamente albino. 
 
Al mes de edad, cuando los pequeños gazapos se aventuran a campear, el joven conejo es cazado por un amplio grupo de animales, tales como el grupo de los carnívoros, sin excepción, aves como las medianas y grandes rapaces diurnas y nocturnas o a reptiles como la culebra bastarda, la culebra de collar o la culebra de herradura o el lagarto ocelado, además del jabalí (Sus scrofa). Aun cuando el caso más llamativo es el del lince (Lynx pardinus), cuya alimentación básica está integrada en un 70/90 % por conejos, de forma que se ha considerado que la causa que más ha influido en la disminución de los linces, hasta colocarlos al borde de la extinción terminal, ha sido la disminución de la población de conejos por las plagas sufridas por este animal, a las que haremos más detallada referencia más adelante.

Cuando el conejo es adulto, y pesa en torno al kilo de peso, son muy pocos los enemigos que le dan captura (búho real, águilas, linces y ginetas, principalmente, pues no está al alcance ni de rapaces de menor porte, ni de otros carnívoros menos rápidos y astutos), y es muy fácil que pueda procrearse, permitiendo la perpetuación de la especie, en cuanto que una de las características más importantes del conejo, es la de su extraordinaria fecundidad y capacidad para reproducirse, de modo que se ha calculado que la descendencia de una sola pareja, que no tenga interferencias negativas para su desarrollo, puede alcanzar la increíble cifra de 1.848 individuos. Ello motivó que en el año 1952 un medicó francés, el tristemente famoso Doctor Armand Delille, inoculara el virus de la mixomatosis a unos conejos que al parecer producían daños en sus viñedos, transmitiéndose el virus de unos ejemplares a otros por los mosquitos y las pulgas de los propios animales. La enfermedad que se creó era de tal virulencia que se extendió rápidamente por toda Europa, detectándose su presencia en el norte de España en el año 1953 y en el sur en el año 1959. Tal fue la mortalidad que ocasionó la mixomatosis que en algunas comarcas murieron entre el 95 y el 100 por ciento de la población de conejos.

 
Una especie en riesgo de supervivencia y con ello las que dependen de él


© José Ángel Rodríguez
Conejo al pie de una encina.


Cuando la población de conejos comenzó a recuperarse de este mazazo, hizo acto de aparición otra epidemia: la enfermedad vírica hemorrágica (EVH), también conocida por sus siglas en inglés (RHD) producida por un virus también creado por el hombre, que fue descrito por primera vez en China y que en el año 1988 también fue detectado en España.

Las incidencias de una y otra enfermedad se complementan en el conejo, de modo que mientras que la mixomatosis afecta a los conejos de modo fundamental en los meses de calor, la EVH lo hace en los meses fríos. Entre ambas han reducido a un 10 % la población de conejos, que se han visto exterminados localmente de muchos lugares.

Tras dos décadas de lucha contra la enfermedad hemorrágica del conejo, la situación parecía haberse estabilizado en las poblaciones silvestres españolas, sin embargo una nueva amenaza acecha a esta especie, al haberse detectado una nueva cepa viral de la enfermedad vírica hemorrágica (EVH), producida por un virus con muy alta capacidad de mutación, de la que se ha constatado en los últimos meses que se ha diversificado en España y ha dado lugar a nuevas cepas de la EVH en conejos silvestres, lo que hace que la comunidad científica esté en situación de máxima alerta ante esta nueva amenaza para la población de conejos silvestres, tan importante, como comentamos, para la biodiversidad y la vida de un gran número de especies animales que dependen de él.


Los depredadores han disminuido y ha aumentado la presión sobre otras especies cazables


© José Ángel Rodríguez
Ardilla roja (Sciurus vulgaris) una de las especies que está siendo cazada en la Sierra de Baza por los depredadores en compensación de la ausencia de conejos en este territorio.

Las consecuencias de la falta de conejos en territorios como la Sierra de Baza han sido dobles, de un lado han disminuido los depredadores que tienen el grueso de su alimentación en el conejo de monte, pero correlativamente ha aumentado la presión sobre otras especies cazables tanto por carnívoros como por rapaces, fundamentalmente, entre las que se encuentran especies cazables como son un amplio número de aves (córvidos como el arrendajos, palomas, pájaros carpinteros, túrdidos...), también reptiles, como el lagarto bético o roedores como topillos o el lirón careto, aunque posiblemente ha sido la ardilla roja (Sciurus vulgaris), una especie que se ha expandido considerablemente por este territorio en los últimos años, en la que muchos depredadores han encontrado una fuente de alimentación que sustituya la ausencia de conejos en este territorio.

La especie que sí hemos constado está en recuperación en los últimos meses en el Parque Natural Sierra de Baza es la liebre ibérica (Lepus granatensis), una especie muy difícil de ver por sus hábitos y movimientos nocturnos, al permanecer encamada durante el día, pero de la que hemos comprobado en nuestras visitas de campo una significativa recuperación, lo que puede ser un importante valor para recuperar el espacio que la ausencia de conejos en la Sierra de Baza está ocasionando.

Paradójicamente y mientras el conejo prácticamente está ausente en el territorio de la Sierra de Baza, sí es muy abundante en su entorno y particularmente en los terrenos de cultivo de la Hoya de Baza, donde está siendo perseguido por los daños que ocasiona, por lo que no sería descartable que, a corto plazo, por la presión y acoso que está recibiendo pueda terminar de desplazarse a la Sierra de Baza y volver a recolonizar este territorio, donde ahora está prácticamente ausente.

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