Etnobotánica de la Sierra de Baza:
Marrubio nevado (Marrubium supinum)
© José Ángel Rodríguez
Marrubio nevado en su hábitat natural de la Sierra de Baza.
PROYECTO SIERRA DE BAZA
01/09/2024
También conocida con el nombre popular de marrubio de monte y manrubio, es una planta herbácea perenne, de la familia de las Lamiaceae, que alcanza entre 15 y 80 centímetros de altura, tiene la base lignificada, mientras que sus hojas son pecioladas, de limbo redondeado y borde crenado. Con inflorescencia, que aparece entre los meses de mayo y julio, en verticilos formados por flores con cálices de 5 dientes rectos que no superan la corola, la cual es de color rosado.
Se distribuye por el oeste de la región mediterránea, aunque es rara en Marruecos, Argelia y Túnez, siendo su hábitat natural las zonas montañosas con presencia pedregosas, aunque también se comporta como ruderal y arvense, pudiendo localizarse entre los 900 y los 2500 metros de altitud.
Usos etnobotánicos
© José Ángel Rodríguez
Planta del marrubio nevado en profusa floración, fotografiada en la Sierra de Baza a 2.000 metros de altitud.
Esta planta es conocida y aprovechada con fines farmacológicos desde la antigüedad, así Pío Font Quer, en su diccionario “Plantas Medicinales. El Dioscórides Renovado”, de 1886, se ocupa del marrubio común (Marrubium vulgare), siendo las propiedades de una y otra especie similares, por lo que le es aplicable al marrubio nevado cuanto se indica sobre el marrubio vulgar o común, del que destaca sus virtudes con cita del Doctor Cree Leclerc, el que refiere ha sido muy utilizado desde muy antiguo en las afecciones del aparato respiratorio, habiéndose prescrito para todas las úlceras de pulmón y también se ha usado como expectorante. En el transcurso de los tiempos, y hasta nuestra época, ha continuado empleándose como febrífugo y para tratar la mucosa respiratoria. Es precisamente este autor, Cree Leclerc, el que alude a las virtudes del “vino de marrubio”, un producto de fácil preparación, para lo que recomienda prepararlo con un vino generoso tipo Jerez o Montilla, y dejar en maceración sus inflorescencias durante una semana, tras lo que filtra o cuela, para dejarlo en una botella ya colada para tomar una copita después de las comidas.
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