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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 311 - Mayo 2025

NOTICIAS

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Comunismo libertario en la Sierra de Baza


Artículo de Francisco José Fernández Andújar publicado en la Revista Péndulo


© José Ángel Rodríguez
Detalle de la aldea de Los Rodeos en su situación actual, con algunas casas habitadas y otras en situación ruinosa. 

Con el título de “Comunismo Libertario en la Sierra de Baza”, se publica por Francisco José Fernández Andújar, doctor en Historia contemporánea por la Universidad de Granada, un interesante artículo en la “Revista Péndulo. Papeles de la Bastitania”, que alcanza su número 25, y a la que desde aquí felicitamos por su trabajo, mantenido en el tiempo.

En el trabajo, muy documentado y riguroso, sobre el fenómeno del comunismo libertario, una forma de organización social, en la cual el gobierno de los hombres se sustituye por la administración colectiva de las cosas, lo que aparece basado en la llamada doctrina anarquista, analiza este fenómeno en la provincia de Granada de modo general, con especial incidencia en la comunidad rural de Los Rodeos, en la Sierra de Baza (Granada), donde se estima se desarrolló un paradigmático ejemplo de armoniosa convivencia por el conjunto de su comunidad rural de comunismo libertario, que tuvo lugar en esta aldea serrana, entre mediados del S. XIX y la década de los años 60 del pasado siglo, donde las características sociales y económicas de la Sierra de Baza eran propicias con la propuesta del comunismo libertario, el que se desarrolló en esta montaña mediterránea como modo de subsistencia para superar las adversidades que los serranos encontraron en un entorno marginal y periférico, en el que no recibían ayuda externa de tipo alguno de los poderes fácticos (administración central, provincial ni local), por lo que tenían que autoorganizarse para subsistir de la forma más digna posible.

Una aldea que llegó a tener 300 habitantes


© José Ángel Rodríguez

Los Rodeos es una aldea de la Sierra de Baza perteneciente al término municipal de Baza, que se emplaza junto al arroyo Balax, en la parte oriental del Parque, a 1.450 metros de altitud.

Los Rodeos ha sido una de las más importantes y nobles aldeas de la Sierra de Baza, llegando a contar con unas setenta viviendas ocupadas hacía los años treinta del pasado siglo, en que alcanzó su máximo apogeo, lo que suponía una población total para el conjunto de la aldea de unos 300 habitantes. A partir de esta fecha y tras la promulgación del Decreto 2.478 de 20 de septiembre de 1962, con amparo al cual se llevó a cabo la reforestación de toda la cuenca alta del Río de Baza (arroyos Balax, Uclías, Morax y Bodurria) que obligaba a la venta de los terrenos que cultivaban y ocupaban los serranos al Patrimonio Forestal, la población fue disminuyendo de forma que en los años cincuenta del pasado siglo tan solo quedaban había unos 50 habitantes, siendo masiva la emigración producida hacia los años sesenta, aun cuando no llegó a despoblarse completamente nunca, siendo en la actualidad una aldea parcialmente habitada.

Los Rodeos era una aldea muy laboriosa, en la que había una fragua y una herrería, a la que acudían caballerías de toda la sierra, al considerarse la más importante de estos parajes. También había algunas industrias artesanas de carpintería y telares, con los que se hacían prendas muy estimadas en toda la sierra y en los municipios de su entorno como mantas, jarapas, manteles para el pan y costales para la harina.

Aunque el datos por el que Los Rodeos han merecido ser objeto de recientes estudios ha sido por su carácter de aldea muy laboriosa, acogedora y hospitalaria, de modo que había mucha unión para el trabajo, así y siguiendo el testimonio manuscrito de José Cuadrado Prieto, un antiguo practicante que vivió en Los Rodeos y que hacía de médico, partero y también de sacamuelas, contaba como en los meses de octubre-noviembre de cada año, cuando había flojeado el trabajo, se hacían jornadas comunes en las que se arreglaban caminos, acequias y balsas en total fraternidad; en el invierno, cuando nevaba, en los muchos días en que la climatología impedía efectuar las normales tareas laborales, se hacía soga, aparejos para los animales y útiles de madera para las normales tareas domésticas y agrícolas.

Tranco del Boquetillo


© José Ángel Rodríguez
El llamado Tranco del Boquetillo se acondicionó por los vecinos para recuperar como comunal un meandro del arroyo Balax.

Fruto de este trabajo solidario y en común de los vecinos de Los Rodeos, es el paraje conocido como el Tranco del Boquetillo, magnifico salto de agua de unos 30 metros de altura de origen humano que fue construido hacia mediados del S. XIX, al desviarse el normal curso del agua del meandro que existe en el lugar por una roca que se perforó entre todos los vecinos de modo que se recuperó al río un terreno que pasó a ser comunal de toda la aldea, pasando a discurrir el río por el artificial cauce que se le abrió por la cascada creada.

Este buen ambiente y solidaridad entre todos los vecinos de la aldea y demás personas que acudían a este lugar en demanda de auxilio se mantuvo en los años posteriores, así cuando algún vecino o familia había sufrido alguna tragedia por temporales, epidemias o alguna otra calamidad, pronto era socorrido por el resto de los vecinos, que de forma espontánea se prestaban a prestarle su solidaridad. 

Sus habitantes vivían en una economía de casi auto subsistencia, se alimentaban de lo que producían sus tierras: fundamentalmente lentejas, trigo de diferentes calidades, cebada para los animales y patatas, lo que se complementaba con una importante cabaña ganadera de ovejas y cabras, que pastaban en toda la zona, donde abundaban las encinas.

Los Rodeos tenía su propia escuela pública, que además atendía la vecina aldea de Los Cortijillos, localizada a unos centenares de metros aguas arriba del arroyo Balax. Esta escuela estaba situada en la que ahora es conocida como casa de El Merguillero y era el auténtico centro social y espiritual de la aldea, así era muy célebres las Cruces de Mayo, con la peculiaridad de que duraban todo el mes de mayo, para lo que se arreglaban la escuela en torno a la imagen de la Virgen María (el 15 de agosto se celebraban también sus fiestas patronales), utilizando un curioso ritual: se adornaba el lugar con una sábana en el techo y otra detrás de la imagen, en la que cada vecino colocaba sus estampas religiosas, muchas flores y los mejores mantones, macetas y adornos que cada uno tenía.

Igualmente eran muy nombrados y célebres los Carnavales de Los Rodeos, en los que se organizaban bailes en las casas de la aldea. Tras la posguerra y por una prohibición de la Dictadura no se podían tapar las caras los participantes, aun cuando se intentaba burlar la prohibición, como reto al poder establecido y muestra de valentía por estos serranos de Los Rodeos en la Sierra de Baza (Granada).

El comunismo libertario como concepto y filosofía de vida


© José Ángel Rodríguez
Panorámica otoñal del arroyo Balax en cuya cuenca se localiza la aldea de Los Rodeos.

Los Rodeos son todo un ejemplo, digno de estudio, de comunismo libertario en la Sierra de Baza (Granada), el que, como destaca el autor, es un concepto definido por la idea del libre acceso a los recursos: “dar a cada ser humano lo que exijan sus necesidades, sin que en la satisfacción de las mismas tenga otras limitaciones que las impuestas por las necesidades de la nueva economía creada”. Lo cual supone, en contrapartida, que se debe solicitar a “cada ser humano la aportación máxima de sus esfuerzos a tenor de las necesidades de la sociedad, teniendo en cuenta las condiciones físicas y morales de cada individuo”. Una filosofía que se vivió y practicó en Los Rodeos, quizá -y esta es nuestra opinión- sin haber leído ni bebido de autores clásicos en esta disciplina como Mijaíl Bakunin o Piotr Kropotkin, pero sí practicando su filosofía, posiblemente sin ser conscientes de ello y como manifestación más racional del aprovechamiento ordenado y sostenible de unos recursos escasos en un territorio hostil que era su hogar y en el que tenían que convivir de una forma ordenada y sostenible, practicando un ecologismo práctico, como preocupación ancestral por la naturaleza, antes de que pudieran aparecer los movimientos ecologistas modernos, sin que tampoco fueran conscientes de ello.

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