El conejo de monte, vital como presa de depredadores protegidos, cae un 17% en la Península Ibérica desde 2009
El primer censo oficial de esta especie pone de manifiesto una distribución muy desigual en España y un declive más acusado en zonas de monte donde llega a superar el 50 %
© José Ángel Rodríguez
Conejo de monte en alerta.
Según la información facilitada por el programa Life Iberconejo, que ha publicado el primer censo exhaustivo elaborado sobre esta especie, a cargo de este proyecto, que está siendo apoyado por la UE y lo están ejecutado un amplio panel de entidades españolas y portuguesas, a nivel global de la Península Ibérica las poblaciones de conejo de monte se han reducido un 17,6% en este territorio desde el año 2009 hasta el 2022, según este primer censo ibérico del conejo de monte. Además, la cantidad de ejemplares capturados en zonas agrícolas ha bajado en un 10,17% en el mismo periodo, mientras que la especie sigue en caída libre en zonas de monte, con un declive del 57,75%.
El trabajo incluye un mapa que muestra la densidad de estos animales a una escala sin precedentes, ofreciendo una información vital para la toma de decisiones sobre esta especie clave en los paisajes mediterráneos.
El mapa, elaborado por investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC–CSIC, UCLM, JCCM) en colaboración con el LIFE Iberconejo, muestra la doble cara del conejo de monte: su densidad es alta principalmente en cuatro grandes zonas españolas asociadas a medios agrícolas —las mesetas sur y norte, y los valles del Ebro y Guadalquivir—, donde se concentra el conflicto con la agricultura, mientras que hay otros grandes espacios ibéricos donde el conejo escasea. Eso incluye las zonas con predominio del monte mediterráneo, como Sierra Morena, las sierras extremeñas o gran parte de Portugal, donde debería cumplir su papel ecológico como especie presa y donde su caza genera beneficios socioeconómicos.
Al mapa de distribución del conejo en la Península Ibérica puede accederse pulsando AQUÍ.
Una presa de la que dependen más de 40 especies
© José Ángel Rodríguez
Conejo de monte aproximándose a beber agua a un manantial.
El conejo es una de las llamadas especies claves o esenciales de la cadena trófica de la fauna ibérica, de modo que se ha estimado que en mayor o menor medida dependen de él unas cuarenta especies, por lo que se ha considerado a este animal como una especie básica en el conjunto de las especies que integran la fauna del monte mediterráneo, lo que supone que su desaparición o disminución puede afectar directa o indirectamente a las especies que dependen de él como alimento.
Los conejos, los llamados gazapos, a diferencia de las crías de liebre (lebratos), nacen muy torpes, con los ojos cerrados y sin pelo. Momento en que son víctima de muchos predadores que se aventuran a su caza a través de los túneles como comadrejas (Mustela nivalis), tejones (Meles meles) que no duda en excavar con sus fuertes uñas hasta llegar a su gazapera y particularmente turones (Mustela putorius), un carnívoro que se ha especializado tanto en la caza de conejos que desde la antigüedad el hombre lo domesticó y utilizó con fines cinegéticos dado lugar a una nueva especie (Mustela putorius furo), de pelaje prácticamente albino.
Al mes de edad, cuando los pequeños gazapos se aventuran el joven conejo es cazado por un amplio grupo de animales, tales como el grupo de los carnívoros, sin excepción, aves como las medianas y grandes rapaces diurnas y nocturnas o a reptiles como la culebra bastarda, la culebra de collar o la culebra de herradura o el lagarto ocelado, además del jabalí y del erizo (Erinaceus europaeus). Aun cuando el caso más llamativo es el del lince (Lynx pardinus), cuya alimentación básica está integrada en un 70/90 % por conejos, de forma que se ha considerado que la causa que más ha influido en la disminución de los linces, hasta colocarlos al borde de la extinción terminal, fue la disminución de la población de conejos por las plagas sufridas por este animal.
Cuando el conejo es adulto, y pesa en torno al kilo de peso, son muy pocos los enemigos que le dan captura (búho real, águilas, zorros, linces y ginetas, principalmente, pues no está al alcance ni de rapaces de menor porte, ni de otros carnívoros menos rápidos y astutos), y es muy fácil que pueda procrearse, permitiendo la perpetuación de la especie, en cuanto que una de las características más importantes del conejo, es la de su extraordinaria fecundidad y capacidad para reproducirse. De modo que se ha calculado que la descendencia de una sola pareja, que no tenga interferencias negativas para su desarrollo, puede alcanzar la increíble cifra de 1.848 individuos.
Pese a que el conejo de monte es un animal de gran relevancia en la Península Ibérica, al ser la presa de más de 40 especies de mamíferos y aves, e incluso reptiles en el monte mediterráneo, al mismo tiempo, también es el vertebrado salvaje que más daños agrícolas provoca en España. Ello se debe a su muy desigual abundancia en la Península, como acaba de confirmar el estudio que comentamos de modo que mientras está prácticamente en algunas zona, como ocurre en la Sierra de Baza (Granada), donde la población de conejos es en estos momentos mínima y testimonial, en otras zonas de nuestra comarca, como Cúllar o Caniles, hay sobreabundancia de conejos, por lo que están ocasionando daños en la agricultura hasta el punto de que por Resolución de 4 de junio de 2025, de la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad de la Junta de Andalucía, se han adoptado medidas cinegéticas excepcionales por daños de conejos silvestres en varios términos municipales de las provincias de Granada, Jaén, Málaga y Sevilla. Resolución que puede consultarse pulsando AQUÍ.
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