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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 314 - Agosto 2025

NOTICIAS

imagen de decoración

La sonrisa del zorro


Algunos apuntes sobre el zorro rojo y el relato del momento contemplado al ver el encuentro de una joven madre zorra y uno de sus cachorros es el tema central de este relato

Por José Ángel Rodríguez


© José Ángel Rodríguez
Zorro rojo moviéndose en una zona boscosa, entre la maleza, en busca de una presa.

Proyecto Sierra de Baza 
01/08/2025
Los zorros

Se estima que el zorro es el mamífero carnívoro más abundante del planeta, encontrándose distribuido por todo el hemisferio norte, de modo que en Eurasia habita desde la Península Ibérica y el Norte de Marruecos hasta el Japón, mientras que por el norte de su zona de distribución tiene el límite en la zona de los hielos, donde le sustituye el zorro ártico y por el sur, en África, el zorro del desierto.

Con tamaño similar a un perro de talla media, el zorro alcanza casi el metro de longitud, destacando en su figura la cola de unos 35 cms. de larga que suele terminar en una mancha blanca. La cabeza es también muy llamativa en esta especie y la tiene ancha, el hocico puntiagudo y las orejas son grandes y también puntiagudas, lo que hace del mismo un aspecto inconfundible. 


© José Ángel Rodríguez
Retrato de un zorro rojo, en el que se aprecian perfectamente los rasgos más característicos de su aspecto.

El zorro es un animal curioso e inteligente, el que, por su naturaleza recelosa y sospechosa, también tímida, les obliga a evitar los peligros, teniendo fama universal de astuto, silencioso y discreto, condiciones que revela todos los actos de su vida, lo que les han permitido sobrevivir a los continuos ataques y persecución sin tregua de que viene siendo objeto por el hombre a lo largo de la historia.

El zorro rojo es un animal generalmente solitario, aunque también pueden vivir en parejas permanentes o en grupos de un macho y dos o tres hembras, generalmente emparentadas entre sí y con una jerarquía establecida entre ellas. A partir de la época de celo, la que depende mucho de los lugares en que vive, aunque normalmente se sitúa a comienzos del invierno, el zorro vive emparejado hasta que los cachorros comienzan a salir de la madriguera, momentos hasta el que permanece junto a la hembra llevando alimentos tanto para la madre como para los cachorros. 

El zorro tiene el oído muy desarrollado y con él puede localizar presas que emiten sonidos de baja frecuencia. La vista la tiene bien adaptada a la visión nocturna, aunque también ve perfectamente durante el día, aun cuando es el olfato el que tiene más desarrollado, considerándose el mejor de sus sentidos, el que agudiza durante la noche.


© José Ángel Rodríguez
Zorro olfateando un rastro.

Este cánido no hiberna, aun cuando en el invierno se refugia en cuevas, generalmente conejeras que agranda para su uso, mientras que en verano prefiere encamarse entre las matas. La máxima actividad la alcanza en el crepúsculo y en la noche, pudiendo efectuar desplazamientos en busca de caza de hasta 40 kms. los machos y 15 Kms. las hembras.

La sonrisa del zorro


© José Ángel Rodríguez
 Zorro atento escuchando los sonidos que está detectando en sus inmediaciones.

Los zorros carecen de músculos fáciles para sonreír como lo hacemos los humanos, cuando llevamos los labios hacia atrás y hacia arriba, en la característica muesca que forma nuestro rostro al sonreír, también carecen los zorros de músculos faciales para gruñir como hacen algunos animales como el perro, pero no hay duda de que un zorro sonriente y feliz puede identificarse perfectamente por la energía tranquila y positiva que transmite, también por la forma que adopta su boca y el brillo de sus ojos.

Que el zorro “sí sonríe” es algo de lo que no me quedó la menor duda cuando el pasado 16 de julio de este año 2025, me encontraba efectuando una sesión fotográfica de seguimiento a una zorra, que ya es conocida mía por los días que he pasado cerca de ella, cuando compruebo que la zorra se sienta sobre sus patas traseras y con atención escucha unos sonidos que proceden de una zona próxima a la que se encuentra la joven zorra hasta que pasado unos segundos aparece en la zorra el rostro de la zorra una muesca de felicidad que yo interpreto como una clara sonrisa de la zorra:


© José Ángel Rodríguez
Nuestra zorra sonriendo.

Y mientras la zorra no apartaba la vista del lugar hacia donde miraba manteniendo la sonrisa en su rostro, aparece moviéndose entre la maleza del entorno una bolita de pelo sedoso, que al poco compruebo es un joven zorrezno que también le sonríe a la madre, como refleja la siguiente imagen:


© José Ángel Rodríguez
Zorrezno, de unos dos meses de edad, sonriéndole a su madre, tras encontrarse con ella.

El encuentro entre la zorra y su hijo, con ese cruce de sonrisas, fue uno de los momentos más bonitos y tiernos que he tenido ocasión de visionar en mis largas sesiones de campeo fotográfico y tuve la suerte de poder grabarlo con mi cámara de fotos, publicando a continuación algunas capturas de este momento, en el que se ve como el zorrezno se postró a los pies de la madre y ésta le lamía y limpiaba el pelaje, espulgándolo. Todo un momento de felicidad e intimidad entre la joven madre y su hijo que pude contemplar muy cerca de ellos, ajenos a mi presencia gracias a las técnicas de hide utilizadas y que yo ahora también comparto con todos vosotros:


© José Ángel Rodríguez


© José Ángel Rodríguez
Encuentro de la zorra con su cachorro.

Los zorreznos al nacer pesan unos 100 gramos y vienen completamente cubiertos de borra. No abren los ojos hasta los 8-12 días, y a las 4 ó 5 semanas salen del cubil. Con 8 semanas ya pesan más de un kilo y presentan un pálido color crema. El destete tiene lugar hacia la novena semana cuando los zorreznos pesan 2-2,5 kg. A las 7 ó 10 semanas abandonan por completo la madriguera.  El cuidado de los cachorros corre a cargo principalmente de la madre, aunque ocasionalmente el macho u otra hembra pueden intervenir en sus cuidados. La dispersión de los jóvenes zorros tiene lugar a finales de verano o principios de otoño. Los machos se dispersan en todos los casos, mientras que las hembras en ocasiones se quedan en el territorio donde nacieron (filopatria). Con cinco meses los zorreznos pesan más de 3 kg y alcanzan la madurez sexual a los 9 ó 10 meses, pudiendo reproducirse en la temporada de cría siguiente a su nacimiento. 

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