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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 298 - Abril 2024

REPORTAJES

imagen de decoración

Retos de gestión forestal ante la masiva mortandad de árboles sufrida en la Sierra de Baza (Granada)


Por Pablo Fernández Corbis* 

Panorámica aérea de una de las zonas afectadas 

RESUMEN: La masiva muerte de árboles constatada en algunos enclaves del Parque Natural Sierra de Baza (Granada) en la segunda mitad del año 2016, ha alertado de la magnitud que pueden adquirir los procesos de decaimiento forestal en los próximos años en los montes de Andalucía y la necesidad de estar preparados ante el nuevo escenario que se presenta, auspiciado por un incipiente y cada vez más evidente cambio climático, que está teniendo una incidencia muy dañina en las masas forestales. 

En el reportaje, en el que se publican una selección de imágenes ilustrativas de la situación que se describe, tomadas en el pasado mes de febrero de 2017 en las zonas afectadas de la Sierra de Baza, se destaca como es fundamental en la gestión forestal y control de las plagas forestales, su detección temprana, antes de que se hagan epidémicas y se haga muy complicado y costoso su control, para lo que pueden ser un instrumento muy útil el uso de las nuevas tecnologías como la teledetección, como herramienta de seguimiento y evaluación de los daños forestales.

PALABRAS CLAVE: Cambio climático, Decaimiento forestal, Gestión Forestal, Sequía, Repoblaciones forestales, Mortandad árboles, Plagas forestales,  Coníferas, Cochinilla del pino resinero, Mastsucoccus feytaudi,  Perforadores de coníferas, Barrenillos de la madera, Escolítidos, Tomicus, Teledetección, Sanidad forestal, Control de plagas forestales, Sierra de Baza, Parque Natural Sierra de Baza, Sierras Béticas, Baza, Granada, Pablo Fernández Corbis.  

Monte de Los Frailes, en la zona de arranque de las plagas, con un pinar de Pinus pinaster completamente muerto. Fotografía tomada el 16/02/2017 

En los últimos tiempos, la mortalidad forestal asociada con la sequía se ha observado en muchos ecosistemas forestales (Allen, 2009) aunque por lo general, se observa en mayor medida en las cercanías del margen geográfico o altitudinal de un tipo de masa forestal o especie de árbol, como ocurre en uno de los parajes más señalados del Parque Natural de la Sierra de Baza (Granada), en la zona de pinos oromediterráneos del macizo central del Parque, donde los efectos del cambio climático están comenzado a causar estragos sobre las especies Pinus sylvestris ssp nevadensis y Pinus nigra ssp. salzmanii.

Normalmente estas muertes se observan comúnmente en regiones donde el crecimiento vegetal está muy cerca del límite fisiológico de sequía de las plantas, siendo evidente que los procesos de sequía derivados del clima pueden ser causa potencial de la mortalidad, como ocurre en algunas regiones del sudeste peninsular (Sánchez Salguero, Navarro et al. 2012).

Por consiguiente, la mortalidad forestal desencadenada por la sequía puede determinar en el ecosistema cambios veloces en zonas muy extensas. Dichos cambios tardan mucho menos en manifestarse que los que provienen de transiciones graduales debidas a la regeneración y al crecimiento (Nepstad, 2007).

En la Península Ibérica algunas masas forestales sufren un proceso de decaimiento, y con probabilidad en algunos casos, se debe a factores climáticos (Martínez-Vilalta y Piñol, 2002; Navarro et al. 2004). El término decaimiento forestal trata del estado de deterioro de los ecosistemas forestales incluyendo cambios metabólicos, problemas de reproducción, prematura senescencia de la hoja, decoloración, disminución y alteraciones del crecimiento, alteraciones de las ramas y de la morfología de la copa, pérdida de follaje, y la muerte del árbol (Innes, 1993). 

Fotografía tomada el 16/02/2017 en el monte Las Hermanicas donde se aprecia un pinar de Pinus pinaster en decaimiento forestal,con una mortalidad totalmente extendida y donde podemos observar un pie de Pinus halepensis sin afección. 

Conociendo estos antecedentes, ha sido a finales de mayo 2016, cuando comenzó a detectarse la muerte de miles de pinos en el Parque Natural de la Sierra de Baza, declarado Parque Natural por Ley 2/1989 de 18 de julio, de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía. Se estima que fueron unos 100.000 los árboles que murieron a los pocos meses de iniciarse esta problemática, localizados en unas 8.000 hectáreas de superficie de la Sierra de Baza. En enero-2017 por parte de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, ya estimaba que el número de ejemplares que podían estar afectados ascendía hasta los 500.000 árboles, en unas cifras que siguen abiertas y en aumento, al no estar aún controlada esta situación. 

Una pluralidad de causas han contribuido a esta situación catastrófica 

Así pues la conjunción de factores climáticos excepcionales (sequías y altas temperaturas invernales) aumentando el estrés hídrico-térmico de estos árboles, la posible falta de adaptación de las especies de pino a estas zonas y la poca gestión forestal, han producido un debilitamiento en salud y vigor de los árboles, favoreciendo la proliferación de plagas forestales, como es el caso de Mastsucoccus feytaudi (cochinilla), sobre masas de Pinus pinaster en el Parque Natural de la Sierra de Baza.

Si nos centramos en la superficie afectada por la mortandad de pinos negrales o resineros en el Parque Natural de la Sierra de Baza, alcanza aproximadamente 2.500 hectáreas, correspondiendo a las repoblaciones realizadas en la década de los años sesenta. Esta mortandad es apreciable en montes públicos incluidos dentro del Parque Natural, como el monte de Las Hermanicas en las proximidades de los Frailes, o hacia la Loma Vieja. Durante el pasado mes de Febrero se pudo observar tras una visita de campo que habían aumentado las zonas afectadas, incluyéndose entre ellas Los Moralicos, el Puntal Alto, el camino de Benacebada y las inmediaciones del arroyo Bodurria. La zona afectada engloba las cuencas de los arroyos Uclías, Balax y ahora también arroyo Bodurria, llegando a extenderse fuera de los límites del Parque Natural hacia la Sierra de los Filabres, en la provincia de Almería. 

Mapa que muestra la zona afectada en el Parque Natural de la Sierra de Baza y su posible evolución. Elaboración propia sobre MTN 1:50.000. 

El estado de debilidad del arbolado facilita la actuación de perforadores (escolítidos) y de otras posibles plagas y enfermedades (cochinilla). Esta situación puede desencadenar la muerte del arbolado como ya se está observando en el Parque Natural de la Sierra de Baza. Esta problemática se hace preocupante debido a que su evolución sobre la masa de pinar que todavía no se ha visto afectada o que no muestra síntomas de decaimiento grave, puede aumentar considerablemente el área afectada en muy poco tiempo. 

La cochinilla del pino resinero o rodeno (Mastsucoccus feytaudi)

 Los árboles fuertemente atacados por Mastsucoccus feytaudi, vistos desde lejos, parecen como quemados o helados, y a corta distancia se advierten claramente escamas ovaladas dispuestas sobre las acículas. Las cochinillas provocan un enrojecimiento en las zonas afectadas de las acículas y la pérdida de las mismas. 

Individuo de Pinus pinaster afectado por Mastsucoccus feytaudi y atacado por escolítidos en el monte de Jérez del Marquesado (Granada). Fotografía tomada 24/05/2016. Efecto de la afección de Mastsucoccus feytaudi sobre las acículas.
Fuente: http://www.technogreen.it/index.html
 

La cochinilla del pino rodeno o Mastsucoccus feytaudi es un homóptero perteneciente a la familia Margoridae. Presenta un gran dimorfismo sexual y sus larvas, alojadas en las grietas de la corteza de los pinos, pasan por dos estadíos en el caso de las hembras, teniendo dos estadíos más los machos en las formas de preninfa y ninfa. Las hembras adultas no poseen alas, en su defecto tienen patas bien desarrolladas. Su tamaño varía entre los 3 y los 5 mm, siendo la coloración general pardo oscura. Por su parte, los machos adultos miden menos de 2 mm, poseen largas antenas, un par de alas y un penacho de sedas en el extremo posterior de su cuerpo.

Los daños son producidos por las larvas del primer y segundo estadío ya que sus picaduras debilitan al árbol que atacan, pudiéndole producir incluso la muerte. Las causas de este debilitamiento son la succión que realizan estas larvas para alimentarse y el efecto tóxico provocado por la inyección de saliva. Además, también se producen fracturaciones y escamaciones típicas en la corteza con exudaciones de resina debidas, probablemente, a la presión interior de las abundantes larvas en crecimiento.

Buscando referencias y bibliografía sobre daños de Mastsucoccus feytaudi en masas de pino rodeno o resinero, podemos encontrar episodios epidémicos en masas de pinos de la región de las Landas en Francia en los años 50 y 60, causando la muerte de unas 100.000 a 120.000 hectáreas de pinar.

En el año 1994, Mastsucoccus feytaudi apareció de nuevo en Córcega, reactivándose la investigación sobre esta especie, realizándose diversos trabajos enmarcados en un proyecto financiado por la Unión Europea, en el que participan investigadores de Portugal, Francia e Italia.

De forma más reciente y a principios de este siglo, se han detectado graves daños en masas de pinos resineros en la Comunidad Valenciana, afectando a masas naturales de esta especie de pino.

En Andalucía los técnicos de equilibrios biológicos de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, vienen observando la presencia de árboles descortezados y con exudaciones de resina en diferentes localizaciones de la provincia de Granada. Una de las primeras apariciones de la cochinilla fue en febrero 2014, en la zona de El Robledal, en el municipio de Alhama de Granada. Desde este momento la Red de Alerta Fitosanitaria (RED FIFO) inició una revisión de posibles focos similares en las provincias de Granada, Almería y Jaén. Se localizaron varias zonas con individuos con síntomas compatibles con el homóptero en masas de Albuñuelas, Soportújar, comarca de El Marquesado y Sierra de Baza. 

Una problemática que se evidenció en la Sierra de Baza con toda su magnitud a partir del mes de mayo-2016 

En la Sierra de Baza y, en concreto en la zona de Los Frailes, dentro del término municipal Caniles, se realizaron visitas encaminadas al seguimiento del estado de la masa. En los años 2014 y 2015 se observó un debilitamiento de pies dispersos y la muerte de individuos aislados, pero fue a finales de mayo de 2016 cuando apareció una gran superficie de pinar afectada, con una mortandad masiva de pino resinero, pero sin aparente riesgo de muerte inminente de forma masiva para el pino carrasco y la encina. 

Zona de Los Frailes donde pinos sanos están muriendo en los últimos meses. Fotografía tomada el 16/02/2017. 

Esta zona se corresponde a repoblaciones realizadas en las décadas de los años sesenta con el objetivo principal de generar una cubierta vegetal protectora frente a la erosión en un entorno debilitado por un uso intensivo en las décadas anteriores. Conforme se fueron desarrollando, estas repoblaciones fueron sumando beneficios sociales y ambientales como su relevancia paisajística, su función de nicho de biodiversidad y su capacidad de absorción de carbono.

En dichas repoblaciones se eligieron las especies en función de las variables edáficas y topográficas, por lo que en la Sierra de Baza podemos encontrar distintas especies de pinos en función de localización. El pino resinero, en concreto, fue implantado en altitudes intermedias (800 a 1.750 m), situado por encima del pino carrasco (Pinus halepensis) y por debajo del pino silvestre (Pinus sylvestris) y laricio (Pinus nigra).

Los daños observados en estas masas de Pinus pinaster desde el año 2016, van asociados a la presencia de Mastsucoccus feytaudi como agente primario, incrementando la mortalidad del arbolado. Pero la presencia de este homóptero puede deberse a los procesos de estrés climático, que junto con la excesiva competencia, por falta de tratamientos selvícolas, pueden ser los responsables de la pérdida de vigor y consecuentemente su muerte. Estos procesos también se observan, en otras regiones del sudeste peninsular, debido al mayor estrés climático y la falta de lluvias, como puede ser el caso de la Sierra de los Filabres. 

Fotografía tomada el 16/02/2017. Camino de Benacebada donde podemos observar el avance de Mastsucoccus feytaudi. 

La situación actual en el Parque Natural de la Sierra de Baza, es muy distinta en grado e intensidad, ya que se trata de una muerte generalizada de pies de pino resinero. La distribución observada de los daños es completamente homogénea en toda la superficie, distinguiéndose muy pocas zonas con grupos significativos de pinos sanos. Se tata de una zona amplia, de relieve ondulado, sin orientación predominante y situada a una altitud comprendida entre los 800 y los 1.600 m, que ha contado con precipitaciones escasas e irregularmente distribuidas en los últimos años. 

La teledetección como herramienta para el seguimiento y evaluación de los daños forestales 

Ahora, en pleno siglo XXI, la tecnología se encuentra de nuestra parte. La teledetección es una herramienta cada vez más extendida para el análisis y la gestión de los recursos naturales, que junto con la amplia cobertura del territorio proporcionada por las imágenes de satélite o aerotransportadas, hacen de la teledetección una herramienta muy útil para el análisis temporal y espacial de masas forestales. 

Fotografías de la zona de estudio en Sierra de los  Filabres e imagen obtenida por sensor aerotransportado para “Cartografía de defoliación en los pinares de pino silvestre (Pinus sylvestris L.) y pino salgareño (Pinus nigra Arnold) en la Sierra de los Filabres” (Navarro et al. 2007) 

Como ya se ha mencionado, factores como el exceso de competencia o la escasez de lluvia condicionan el buen funcionamiento fisiológico de un árbol, reduciendo su vigor y capacidad potencial de defenderse. Esta pérdida de vigor puede verse reflejada en los índices espectrales de vegetación que pueden obtenerse de las imágenes satelitales. Durante el proceso de decaimiento y defoliación ocurren una serie de transformaciones en la estructura, morfología y fisiología de las cubiertas vegetales, como alteraciones en los pigmentos que absorben la luz, cambios en la estructura interna de la hoja y variaciones en el contenido de humedad a nivel celular, íntimamente relacionado con el potencial hídrico, reflejándose en la respuesta espectral (Chuvieco, 1996).

En este sentido, al analizar los bosques, debe tenerse en cuenta que son la copas de los árboles, los principales componentes de donde se puedan sacar estimaciones espectrales de la condiciones fitosanitarias, evaluando dos variables particularmente importantes, decoloración y defoliación. Teniendo en cuenta que estos están relacionados con el estrés y se consideran factores y parámetros fiables para evaluar daños forestales (Innes, 1993).

Cada tipo de cobertura vegetal presenta una firma espectral típica, directamente relacionada con sus características de composición, geometría, etc. De esta forma, la proporción de luz incidente que es reflejada, absorbida o transmitida, depende de las características de la cobertura del suelo y de la longitud de onda analizada. La firma espectral de la vegetación está definida por la presencia de pigmentos (clorofila, carotenos y otros), la estructura de la hoja y su contenido en agua (potencial hídrico), que variará en función de la especie, su estado fenológico, salud y otros factores (Chuvieco, 2002). En el espectro visible, los pigmentos fotosintéticos son los que condicionan la respuesta espectral de la vegetación, mientras que en la región del infrarrojo cercano es la estructura interna de la hoja el factor condicionante (Gitelson, 1998).

En el caso de la vegetación sana, la reflectividad es baja en el espectro visible aunque con un pico en el color verde debido a la clorofila; y muy alta en el espectro infrarrojo reflejado, debido a la escasa absorción de energía por parte de las plantas en esta franja. En el infrarrojo medio hay una disminución en la reflectividad especialmente importante en aquellas longitudes de onda en las que el agua de la planta absorbe la energía. En el caso de la vegetación enferma hay una disminución en el infrarrojo y un aumento en el rojo y azul. A su vez se observa que cuando el contenido de agua aumenta, disminuye la reflectividad ya que aumenta la absorción de radiación por parte del agua contenida en la planta. 

Imagen izquierda fundamento de la teledetección (Documento Consejería Medio Ambiente “Aplicación al sector ambiental de metodologías avanzadas con sensores”,2011). Imagen derecha ejemplos de cálculo y valores de NDVI. Fuente: adaptado de Earth Observatory (NASA) 

Por consiguiente, para estudiar el decaimiento forestal con teledetección, es necesario entender antes de analizar las imágenes, los comportamientos físicos de la vegetación. Durante el proceso de decaimiento ocurren alteraciones en los pigmentos que absorben la luz, en la estructura interna de la hoja y en el contenido de humedad a nivel celular, que se reflejan en la respuesta espectral (Chuvieco, 1996).

Uno de los estudios más destacados que detectan y evalúan la gravedad de los daños en masas forestales, es haciendo uso de las imágenes que proporcionan los satélites Landsat, que predicen la severidad de defoliación causada por Lymantria dispar en bosques caducifolios (Townsend et al. 2012). Existen otros trabajos que realizan análisis multiespectrales que permiten la predicción de la distribución anual de las zonas defoliadas y pueden proporcionar datos sobre el rebrote en períodos en los que los registros de campo no están disponibles (Jepsen et al., 2009). En España se obtuvieron cartografías en la Sierra de Filabres para pino laricio y pino silvestre permitiendo distinguir zonas afectadas por procesos de decaimiento frente a otras que mantienen valores normales de los parámetros biofísicos medidos (Navarro et al. 2007). 

Distribución de valores del índice de área foliar en la Sierra de los Filabres “Cartografía de defoliación en los pinares de pino silvestre (Pinus sylvestris L.) y pino salgareño (Pinus nigra Arnold.) en la Sierra de los Filabres” (Navarro et al. 2007) 

Muchos de los productos cartográficos, se dan a partir de índices de vegetación, entre ellos está el índice diferencial de vegetación normalizado - NDVI, el más aplicado en todo el mundo. Considerado ideal pues es sensible a la cubierta vegetal, insensible al brillo y color del suelo y está poco afectado por la perturbación atmosférica, los factores medioambientales y la geometría de iluminación y de observación (Jackson 1983). El NDVI logra predecir la actividad fotosintética de la planta ya que este índice de vegetación incluye tanto el rango del infrarrojo cercano como la luz roja.  Además del NDVI, hay otros numerosos índices de vegetación.

El objetivo de esta metodología puede servir para evaluar los daños asociados a la presencia de Mastsucoccus feytaudi en masas de Pinus pinaster en el Parque Natural de la Sierra de Baza. La información obtenida de los sensores  permite obtener imágenes multiespectrales para el análisis de variables biofísicas (o fisiológicas) del arbolado relacionando estas con los mejores índices de vegetación. Con esto  podríamos evaluar el estado fitosanitario de las repoblaciones forestales y ayudar con dicha cartografía a los gestores para que planifiquen y adopten las medidas oportunas.

Esta tecnología debe sumarse al resto de medidas y propuestas de actuación para frenar esta situación que ha pasado a ser dramática, y que afecta a los pinares del Parque Natural de la Sierra de Baza, en parte por la falta de atenciones y cuidados hacia estas masas forestales. 

Un grupo multidisciplinar para evaluar esta problemática y proponer actuaciones 

Como primera medida el pasado 18 de octubre de 2016 se celebró una reunión en la Delegación territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de Granada para abordar el problema. Se propuso la creación de un grupo de trabajo para frenar la problemática del decaimiento de las repoblaciones de pinar, cuyo objetivo fue estudiar y formular propuestas de actuación.

Una vez realizadas las propuestas de actuación por parte del grupo de trabajo, la Junta de Andalucía anunció en Marzo 2017 una partida presupuestaria de tres millones de euros. De esta forma se pretende elaborar un proyecto urgente de restauración forestal en el Parque Natural Sierra de Baza donde se incluyen todas la directrices que ha marcado el grupo de trabajo para aumentar la capacidad de adaptación de los pinares en riesgo de decaimiento y mejorar la situación de las formaciones ya afectadas. 

Fotografía tomada el 16/02/2017. Masa de pinos secos y afectados por insectos perforadores en el monte de Los Frailes. 

Como primer paso para atajar esta grave problemática de sanidad forestal, se está cuantificando y situando geográficamente la superficie afectada mediante imágenes de satélite, estableciendo un perímetro de actuación. Incluso se podría proyectar una serie temporal de las imágenes de satélite para observar la evolución de la zona afectada. De esta manera se puede plantear como primera medida una faja perimetral de la zona afectada por esta plaga, para intentar frenar la evolución de la plaga.

Entre las tareas identificadas como prioritarias se encuentran las de examinar los distintos factores ambientales y selvícolas que han provocado en este espacio natural la mortandad de pinos negrales o resineros (Pinus pinaster), determinando en concreto las causas que han podido causar la explosión poblacional de Matsucoccus feytadui. Se realizaran tomas de muestras de árboles y su correlación con imágenes de satélite que permitan un seguimiento temporal de las variables, realizándose una cartografía de daños que permitirá el seguimiento de parámetros biofísicos a partir de un modelo de daños.

El siguiente paso será dividir el área en rodales, según características del medio físico, el grado de afección de la masa de pinar y de la potencialidad de regeneración natural, esta última muy afectada y prácticamente inexistente. Con la ayuda de las imágenes de satélite y la cartografía de daños esta rodalización se debería hacer en un tiempo breve permitiendo establecer propuestas para la planificación de actuaciones selvícolas y de restauración en las zonas afectadas, sin olvidarnos de proponer medidas para evitar los incendios forestales. 

Algunas de las Actuaciones previstas en la Sierra de Baza

Paralelamente, los técnicos de Equilibrios Biológicos y del Servicio de Gestión Forestal Sostenible, se pondrán manos a la obra para mejorar el conocimiento sobre la distribución y el ciclo biológico de la cochinilla Matsucoccus feytadui a través de la instalación de trampas de feromonas, controlando a la vez los agentes secundarios como los perforadores que también producen la muerte del arbolado. Con estos resultados se establecerá un Plan de control de plagas. Incluso se podría plantear para el control unas medidas fitosanitarias de endoterapia, introduciendo sustancias en el árbol a través de inyecciones al tronco, sin liberación de toxinas al medio ambiente. 

Trampa de feromonas instalada en la zona afectada para el monitoreo. Fotografía tomada el 16/02/2017. 

Sobre la base del conocimiento disponible y los resultados obtenidos anteriormente, se debe plantear un plan de actuaciones selvícolas, que vaya desde su diseño hasta su ejecución. Los programas de claras deben adecuarse al estado actual y catastrófico de la masa, con el fin de minimizar la mayor incidencia de la plaga y reducir su capacidad de propagación, pero evitando problemas indirectos como la pérdida de estabilidad de la masa forestal por reducción brusca de la densidad.

Se deben plantear métodos e intensidades de corta diferentes, clasificando las zonas según el nivel de afección, es decir actuar de forma diferente en la zona donde los árboles están totalmente secos y en aquellas zonas con árboles decrépitos o debilitados que pueden constituir riesgos de extensión de plagas a zonas colindantes, o afectar a individuos que aún no estén afectados en esa misma zona.

Todas estas actuaciones llevan consigo como producto final la biomasa procesada o sin procesar. Por ese motivo se deben valorar las diferentes formas de manejo de la madera a nivel de rodal (extracción o no extracción, astillado, quemas, etc.), prestando especial atención al control del transporte de madera, evitando la extensión de la plaga a zonas donde todavía no esté presente.

A la vez que se realizan estas actuaciones urgentes se plantea un diseño experimental de actuaciones selvícolas adaptativas y de restauración del área afectada en el que se observen diferentes alternativas. Este estudio deberá servir para responder a la pregunta de qué hacer con el área afectada a medio y largo de plazo, ya que la zona afectada es muy extensa y se debe buscar una solución acorde a los datos obtenidos en las medidas anteriores.

Actualmente se hace importante actuar de la manera más rápida sobre la zona afectada y evitar el avance de Matsucoccus feytadui, pero se deben plantear las posibles medidas correctoras sobre dicha área una vez realizadas las actuaciones. Así, es conveniente establecer un plan de restauración del área afectada en base al mejor conocimiento disponible y adquirido para no caer en los errores de épocas anteriores. 

Evolución de la zona afectada en el Cerro de las Cabañas (1.703 m.) donde se comienzan a apreciar algunos pies en estado de decaimiento en el conjunto de la masa de pino resinero sano. Fotografía tomada el 16/02/2017. 

¿Se ha podido evitar el desastre forestal de la Sierra de Baza? 

Ahora podemos preguntarnos si todas las medidas propuestas y que esperamos se lleven a cabo en el menor tiempo posible, se podían haber planteado anteriormente para evitar esta catástrofe ambiental y ecológica. Eso no podremos saberlo nunca, ya que la evolución de la mortandad sobre estas masas de pinar se ha desbordado de una forma tan alarmante que ni los técnicos ni los gestores podían imaginar. El ataque de Matsucoccus feytadui ha sido la gota que colma el vaso, ya que estos pinares por diversos factores mencionados anteriormente se encontraban en una situación de debilitamiento, el cual no daba lugar a un decaimiento tan grave como el observado actualmente, de tal forma que la cochinilla está terminando todo el proceso.

Una de las dudas que hay que resolver es si se hubiera producido el mismo efecto de decaimiento sin la intervención de la cochinilla, pero esta cuestión debemos dejarla aparcada ya que los gestores y responsables públicos de este espacio protegido tiene la difícil tarea de controlar el avance de la plaga para evitar que se siga extendiendo y pueda afectar a las zonas con mayor valor ecológico y ambiental del Parque Natural, como es el área donde se localizan los pinos oromediterráneos. De esta forma se debe garantizar la salud forestal de estas masas forestales, enfrentándonos a nuevos e importantes retos de gestión forestal en todos los ámbitos durante los próximos años. 

Panorámica del Macizo Central del Parque Natural de la Sierra de Baza desde el Puntal Alto donde se observa una masa de pino resinero en buen estado mezclado con pies debilitados o en proceso de decaimiento. Fotografía tomada el 16/02/2017.


 

*Pablo Fernández Corbis
Ingeniero de Montes
Máster en Geomática y Teledetección

BIBLIOGRAFÍA

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Mapa de vegetación de la Sierra de Baza. F. Gómez Mercado y Valle Tendero. Granada, 1988.
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Claves de perforadores de Coníferas. Edita Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.
Cartografía de defoliación en los pinares de pino silvestre (Pinus sylvestris L.) y pino salgareño (Pinus nigra Arnold.) en la Sierra de los Filabres. Navarro-Cerrillo, Lanjeri & Clemente, 2007.
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