Hábitats de Interés Comunitario del Parque Natural Sierra de Baza y su entorno (XXIX)
Desprendimientos mediterráneos occidentales y termófilos
Código de la Unión Europea: 8130
Por José Ángel Rodríguez
© José Ángel Rodríguez
Hábitat característico de una zona de desprendimientos rocosos en la confluencia del Collado de la Boleta con el Barranco de la Fonfría en la Sierra de Baza.
PROYECTO SIERRA DE BAZA
01/10/2023
Integran este Hábitat de Interés Comunitario, acumulaciones de rocas de diverso tamaño, tanto de litología silícea (salvo serpentinas y peridotitas) como calcárea, que pueden llevar vegetación típica de estos medios, propias de laderas montañosas, que forman los llamados pedregales, pedreras, pedrizas, cascajares, gleras, canchales, etc.
Todas estas acumulaciones de rocas de diferente naturaleza litológica y diverso origen (gelifractos, desprendimientos, derrubios, etc.), son propios de lugares abruptos, pies de cantiles, laderas empinadas, etc., en áreas montañosas accidentadas. Son habituales en cotas elevadas (oro y crioromediterráneas) donde el modelado periglaciar ha sido intenso y son comunes los fenómenos de gelifracción, pero también aparecen en entornos de menor altitud (termo, meso y supramediterráneos).
Distribución de este hábitat a nivel comunitario andaluz
Mapa de distribución de este HIC a nivel comunitario andaluz.
Según la publicación “Guía de Identificación de Hábitats de Interés Comunitario de Andalucía” (Junta de Andalucía. Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible. Secretaria General de Medio Ambiente, Agua y Cambio Climático, 2020), a nivel de la comunidad autónoma andaluza, estos depósitos rocosos se originan a partir de materiales calcáreos (calizas y dolomías) o de materiales silíceos (micaesquistos, pizarras, cuarcitas, etc.), presentándose de una manera más o menos puntual y localizada en todos los sistemas montañosos de la región.
En el concreto caso del Parque Natral Sierra de Baza, aunque podemos localizar este HIC en todas las laderas calizas del macizo central, encuentra su mayor amplitud en las laderas de la cara norte y oeste de los Calares de Rapa y San Sebastián y también en la zona de confluencia del Collado de La Boleta con el Barranco de la Fonfría y también en las proximidades del arroyo Bodurría, en la zona conocida como Lastras de Pinaroya.
Principales características de este hábitat de interés comunitario.
© José Ángel Rodríguez
Gleras del Calar de San Sebastián.
Los fragmentos rocosos son de tamaño diverso y pueden formar acúmulos fijos o más o menos móviles e inestables. Suelen considerarse canchales las formaciones constituidas por grandes bloques de roca y gleras las formadas por piedras de menor tamaño. Son medios geomorfológicamente muy dinámicos, en los que continuamente se añaden nuevos aportes de rocas que, en mayor o menor medida, avanzan pendiente abajo.
Estos biotopos son colonizados por comunidades vegetales pioneras constituidas por plantas perennes, a menudo herbáceas, que crecen de manera dispersa ocupando los huecos disponibles entre las rocas. La movilidad de estos depósitos rocosos, que pueden ocultar un suelo más desarrollado, limita la accesibilidad de las plantas al sustrato. Estas condiciones provocan la adopción de mecanismos adaptativos como tallos flexibles, órganos subterráneos, facilidad de rebrote, etc. Por otra parte, en las manifestaciones ubicadas en áreas elevadas, la presencia de nieve durante una buena parte del año reduce, significativamente, el periodo de actividad vegetal. Dentro de los tipos litológicos referidos se producen variaciones en función de factores climáticos, topográficos, biogeográficos, etc., que explican el alto número de comunidades vegetales descritas. Éstas, aunque con pocas especies en cada localidad, son diferentes en las distintas unidades biogeográficas o sistemas montañosos.
© José Ángel Rodríguez
Gleras de las Lastras de Pinaroya, en las proximidades del arroyo Bodurría.
Vegetación propia de este HIC
© José Ángel Rodríguez
Pistorinia hispánica en una zona de canchales de la Sierra de Baza.
La diversidad florística de este hábitat, en su conjunto, es muy elevada, con especies adaptadas a sobrevivir en estos pedregales móviles, formados por el acumulo de derrubios al pie de los grandes cantiles, aunque es muy escaso el número de taxones que pueden sobrevivir en estos lugares. Como destacan F. GÓMEZ MERCADO y F. VALLE TENDERO (“Mapa de vegetación de la Sierra de Baza”, 1988), todas estas especies se caracterizan por poseer una larga raíz serpenteante que se introduce entre las rocas, hasta alcanzar un suelo estable donde poder arraigar. Son siempre comunidades de bajísima densidad a causa de lo inhóspito del medio.
Con frecuencia, los acúmulos de rocas aparecen junto a roquedos y, es habitual, por tanto, la presencia de especies rupícolas comunes a los HIC 8210 o 8220, en los derrubios más estables.
En estos entornos, cuando los procesos geomorfológicos que los originan siguen activos, la colonización por otras comunidades vegetales es bastante difícil. Las zonas más estabilizadas, comúnmente los márgenes, pueden ser ocupadas por la vegetación madura o serial adyacente, propia del entorno.
A nivel comunitario de Andalucía, entre las plantas más frecuentes de este HIC figuran especies de los géneros Linaria, Arenaria, Crepis, Iberis, Viola, Biscutella, Eryngium, Digitalis, Scrophularia, Reseda, Rumex, Senecio, Phagnalon, Coincya, Centaurea y Saxifraga, y helechos de los géneros Dryopteris, Polystichum,Cryptogramma o Cystopteris.
En el concreto caso de la Sierra de Baza, siguiendo a GÓMEZ MERCADO y VALLE TENDERO, podemos indicar como los taxones que colonizan esta comunidad vegetal se incluyen en la asociación Crepidi pygmeae-Iberedetum granatensis y en ella aparecen taxones como Iberis granatensis, Rumex scutatus, Senecio quinqueradiatus, Crepis carnosa ssp. granatensis, así como algunas crasuláceas como Pistorinia hispánica etc. Algunos de ellos extremadamente raros y difíciles de encontrar, aunque aparecen buenas representaciones de esta comunidad en puntos como los canchales del Calar de Rapa.
Fauna propia de este HIC
© José Ángel Rodríguez
Lagartija Ibérica (Podarcis hispanica), en una zona de canchales de la Sierra de Baza.
Las peculiaridades de estos pedregales móviles, limita el número de especies animales adaptadas a sobrevivir en los mismos, siendo los vertebrados más característicos de este medio especies de montaña que a menudo hacen sus nidos o madrigueras entre los bloques estabilizados: topillo nival, marmota, gorrión nival, acentor alpino collalba negra y varias especies de lagartijas, que podemos localizar en termorregulación corporal posadas entre las rocas.
Valores de este HIC y consejos de gestión
© José Ángel Rodríguez
Zona de gleras colonizándose por las sabinas rastreras y los pinos silvestres en el Calar de Santa Bárbara.
La importancia ecológica de estos estos canchales y pedreras es notoria, por las peculiaridades de la vegetación que allí crece y el aislamiento de estos medios, las condiciones ambientales restrictivas, su grado de fragmentación y la distancia geográfica entre las distintas poblaciones de sus especies dando lugar a un elevado nivel de endemicidad. Albergando algunas comunidades de especies amenazadas, muchas de ellas raras o endémicas, de áreas muy reducidas, como Viola crassiuscula (Sierra Nevada) o Papaver lapeyrousianum (Pirineos y Sierra Nevada) o Linaria sagrensis ), recientemente hallada en la sierra granadina de la Sagra y descrita por primera vez en este año 2023, y sobre la que puede ampliarse información pulsando AQUÍ.
A destacar también que estos canchales actúan como cortafuegos naturales y como áreas de refugio de ejemplares arbóreos y arbustivos que, tras los incendios, posibilitan la regeneración natural de los entornos quemados.
Finalmente señalar que, como se destaca en la publicación, “Bases ecológicas preliminares para la conservación de los tipos de hábitat de interés comunitario en España”. Madrid: Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, 2009, los desprendimientos rocosos poseen un valor paisajístico importante, al tiempo que constituyen uno de los sistemas naturales más móviles y cambiantes, a la vez que relativamente vulnerables. La protección de su variedad paisajística y su funcionalidad geomorfológica, son condiciones imprescindibles para la recuperación y mantenimiento de su riqueza ecológica.
Por desgracia, los desprendimientos rocosos en España constituyen un ecosistema muy poco conocido y valorado, con una carencia muy notable de trabajos de descripción geomorfológica, seguimiento y evaluación del estado natural. Ligeramente mejor es la situación en lo tocante a la vegetación glerícola. Destacando como el trabajo que queda por hacer es enorme, incluyendo multitud de líneas, como por ejemplo:
- Inventario y cartografía de los desprendimientos rocosos.
- Caracterización geomorfológica y morfodinámica los desprendimientos rocosos.
- Especial atención deberán merecer aquellos casos en los que los desprendimientos rocosos sean susceptibles de ser afectados por rutas de excursionismo con elevadas tasas de frecuentación o por el ramoneo de ganado, puesto que acelerarán los procesos naturales de desplazamiento de bloques.
- Creado el .