Por Víctor Azor López
© Proyecto Sierra de Baza
Pastor con su rebaño por las inmediaciones de Rejano.
Se acaba, a mediados de octubre, el periodo de riesgo de incendios en la cuenca mediterránea y un año más el balance es positivo, pues afortunadamente cada vez son menos las hectáreas incendiadas. Las causas principales de este tipo de desastres natural son de carácter antrópico causando más del 50% por negligencias y origen intencionado, el 40% es de origen desconocido o no se ha sabido la causa del mismo (puede estar también el hombre detrás de ellos, aunque no se ha determinado) y el 5% es por motivos accidentales o naturales (rayos). Como se observa en los datos aportados anteriormente al menos un 50% de los incendios tiene un carácter antrópico con lo que la prevención, concienciación y formación es un pilar básico de la extinción de los incendios forestales. Esta es una unidad didáctica que en todos los centros escolares debería de impartirse pues en el conocimiento de los problemas que genera esta catástrofe natural está su prevención. Enseñar a un niño el valor del monte es cuidar y valorar en el futuro el medioambiente.
Afortunadamente este año en la Sierra de Baza la afección del monte por parte de los incendios forestales no ha sido muy virulenta, con un pequeño incendio y dos conatos sofocados a tiempo por esos grandes trabajadores que luchan contra el fuego, sin embargo sí ha habido otras zonas que no han tenido la misma suerte como el incendio ocurrido en las inmediaciones de Quesada y Cazorla.
El Parque Natural Sierra de Baza se caracteriza por su carácter antrópico centrado en las laborales agrícolas y ganaderas con una trashumancia de las zonas más frescas a las zonas más cálidas dependiendo de la estación del año. Sin embargo esta labor de movimiento de la cabaña por parte de los pastores ha tenido una repercusión social y ecológica que no está lo suficientemente valorada en la relaciones entre biodiversidad y ganadería.
La ganadería extensiva como forma de prevención de los incendios forestales
La presencia de ganado en el monte es una forma activa de prevención de los incendios forestales pues el ramoneo controla la vegetación a tres distintas alturas: arbórea, matorral y pasto generando una discontinuidad del combustible al variar la cantidad y estructura de material vegetal disponible, dificultando la propagación de las llamas a través de la vegetación.
El pastoreo en zonas forestales es una forma de ahorro en inversión pues actúa de forma natural desbrozando, eliminado masa vegetal a un coste nulo y crean un paisaje heterogéneo que impide la propagación de las llamas.
Este tipo de actuaciones es una relación mutua y benéfica tanto para el ganadero como para el medio forestal. Las “áreas cortafuegos” son superficies de anchura variable en la que la vegetación natural se modifica para obtener otra de menor biomasa y menos inflamable con el objetivo de detener los fuegos de suelo o puedan controlarse mas fácilmente así como servir de bases para la extinción de incendios. El mantenimiento de estas áreas cortafuegos mediante la ganadería supone un beneficio tanto para los medios de extinción como para el ganadero por lo que estos nexos deben de ser mantenidos y fomentados por la administración y los particulares pues ambas parte obtienen una utilidad factible.
No debemos preocuparnos por el equilibrio entre ganadería y recursos forrajeros pues los propios pastores conocen la capacidad de aportar pasto del monte y en cuanto la disponibilidad de alimento decrezca buscarán zonas de mejores pastos. Además dependiendo de la zona donde nos encontremos existen determinadas razas adaptadas a la vegetación aprovechando al máximo la disponibilidad de los recursos alimenticios como es el caso del cordero segureño.
Los beneficios de la ganadería extensiva en los espacios forestales
Fomentar la ganadería extensiva en los montes tanto públicos como privados lleva asociado un beneficio no solo económico con las rentas obtenidas, sino que conservan los recursos naturales al ser su medio de sustentación. Los ganaderos son un valor irremplazable en el monte pues son los más interesados en su conservación, teniendo una importancia mayúscula en los incendios forestales tanto por su labor de vigilancia, efecto disuasorio frente a posibles actos delictivos y conservación de infraestructuras como camino, pantanetas, zonas de agua, abrevaderos… La conciliación de intereses y las interrelaciones son la mejor política que se puede tener en los montes pues se evitan enfrentamientos, se crea un sentimiento de identidad y se fijan objetivos comunes en las que todas las partes salen beneficiadas.
La ganadería extensiva debe conservarse por su alto valor ecológico pero al ser un valor intangible no tiene repercusión económica con lo que su importancia disminuye y mas con la disminución de la nueva Política Comunitaria en la que se ha modificado el Coeficiente de Admisibilidad de Pastos (CAP) en la que las hectáreas forestales de arbolado y matorral están dejando de ser subvencionadas. El sector ganadero debe diferenciar los tipos de explotaciones, pues no es lo mismo una cabaña intensiva que otra extensiva, para eso debe apoyarse en los Programas de Desarrollo Rural, creación de marcas diferenciadas, venta de productos selectos, centrarse en mercados específicos, o incluso rutas en proyectos locales como rutas gastronómicas como ya se están haciendo en la comarca de Huescar.
Víctor Azor López
Ingeniero Técnico Forestal
Especialidad explotaciones forestales.
AZOR MEDIOAMBIENTE
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