El Pino Salvaje
Episodio 04: Calar de Rapa (II) (2.239 mts.)
Parque Natural Sierra de Baza
Un proyecto de © Miguel José Ávalos
BANDERA ESTIVAL:
Rebrotes. Rebrotes de todo tipo. Rebrotes de esperanza. Y rebrotes de miedo. Así andamos tras el levantamiento del estado de alarma. Pero a pesar de lo que venga en este cercano e incierto futuro, provisionalmente hemos vuelto a salir. Hemos vuelto a ver la luz. Que no es poco. Y en mi caso confieso que casi ha sido como una emocionante primera vez.
Para este encuentro especial con la naturaleza me dirigí finalmente al Calar de Rapa. De nuevo deambulé por este enclave mágico. Vía Barranco de los Murciélagos. Así lo decidí por azar, por instinto o porque algo dentro de mí me pedía volver a la zona donde por febrero tuve que dejar pausado este proyecto. Pude comprobar que todo latía perfectamente. La primavera dejó a nuestra Sierra paradisíaca y completamente lista para la llegada del amarillento verano.
Aquel día en el que construí con fotografías los cimientos de este artículo, el sol escapista atardeció y anocheció la jornada rápidamente, girando y cayendo por una esquina del Picón de Gor. Antes de irse, el astro rey dejó tatuadas sus últimas luces sobre los troncos de algunos pinos. Los privilegiados colorearon sus nobles maderas abrumando mis pasos. Y tuve que pararme. En mitad del bosque existe una delicia en forma de “desorden” natural que lleva consigo luces tenues, efímeras e íntimas.
LA CABRA SIEMPRE TIRA AL MONTE:
Se me olvidó destacaros otro motivo para la esperanza, para seguir viendo luz. Algunos caminos y pistas forestales están siendo arreglados por parte de las instituciones competentes. Faltan les hacía a muchos de ellos. Convendría regar las sendas que se han reformado para que se asienten y se elimine el polvo generado. Pero, como otros muchos amantes de nuestro parque, sigo sin entender por qué dejan los arreglos a la mitad. Desde la Canaleja Alta hasta Prados del Rey no hay intervención. ¿Por qué? Es una zona transitadísima. Zona con peligros evidentes en épocas de hielo y nieve. Ahora más que nunca es el momento de apostar por la inversión en nuestro mayor pulmón natural y poner en valor su patrimonio más característico.
Con respecto a las obras que hay en el Calar de Santa Bárbara deberían de atajarlas de una vez por todas. No me cansaré de repetirlo. Han vuelto a tapar el paso desde Prados del Rey. ¿Para qué? ¿Para dejar ese acceso bloqueado eternamente en el tiempo? Las intervenciones en un parque natural deben ser eficaces y fugaces y no dilatarlas innecesaria e irresponsablemente con el consiguiente perjuicio hacia nuestra fauna y flora más valiosa. Espero que tras estas primeras atenciones hacia nuestra sierra vengan muchas, dada la necesidad existente. La naturaleza, con poco que se la mime, muestra todo su esplendor. Queremos más y mejor sierra.
EMOCIONES DE UN FOTÓGRAFO DE NATURALEZA:
<< Cuando anoche
se estremecen los pinos
y no es de frío. >>
Mario Benedetti
Ascender hacia una cima siempre provoca satisfacciones. Y si lo haces en plena puesta de sol se convierte en un placer exquisito. Porque lleva premio. En cada parada para tomar oxígeno, puedes mirar hacia atrás y disfrutar de cambios de luz, de nuevos colores que se fusionan en perfectos degradados, de estupendas vistas… en definitiva de nuevas emociones.
En mi camino de aquella tarde/noche, la hora dorada dio paso a la azul y ésta a una penumbra difícil de barajar, fotográficamente hablando, puesto que anda en tierra de nadie. Mientras cae la noche, en estas esperas en el puesto de caza fotográfica nocturna puedes aprovechar el tiempo que dispones de múltiples formas: para ajustar y perfilar los detalles de lo que serán las obras finales; para cenar; para hablar con alguien si dispones de cobertura… tú decides.
En mi caso os recomiendo que cuando dominéis los parámetros básicos en esta disciplina busquéis una buena piedra donde asentar vuestra cabeza y os tumbéis boca arriba. En unos instantes caerá el firmamento y su paz exterior se convertirá muy probablemente en interior por contagio. Podrás dialogar contigo mismo y disfrutar de unas sensaciones únicas hasta que llegue la hora de trabajar. Para poder imaginar y ser creativo hay que cargar previamente las pilas emocionales. Ésta es una premisa clave.
Llegado a estos niveles debes de seleccionar bien qué tipo de largas exposiciones vas a seleccionar y hacia dónde vas a estar orientado. Es fundamental para que ciertos detalles den un toque extra a tus fotografías. Las escenas que os traigo son sencillas: la típica foto de 25/30 segundos para captar el paisaje estelar y otras dos de 20 y 40 minutos de tiempo de exposición.
En cuanto a la toma circumpolar confieso que ando experimentando ir un poco más allá de la típica técnica. Es un único RAW, no es un startrail, hay un toque sutil que salta a la vista y que le da cierta fuerza a los rastros de estrellas que me reservo salvo para aquellas personas que tengan interés y quieran consultármelo por privado, con el fin de no dilatar innecesariamente este artículo. Además hay una iluminación sutil a dos de los pinos que os traigo de aquella noche. En la fotografía nocturna puedes encontrar un campo para la creación casi infinito. De tu motivación, hambre y creatividad depende tu crecimiento y evolución. La fórmula es bien sencilla: ensayo más error igual a aprendizaje.
Finalmente, volviendo a lo más importante de este proyecto, con estas imágenes estoy tratando de narrar la vida de estos árboles en la soledad de la noche. Momentos solitarios que se repetirán día tras día hasta probablemente cientos de años. Una enseñanza bastante clara acerca de nuestra insignificancia. Vivimos menos años que estos sabios guerreros. Ellos son capaces de soportarlo todo. ¿Nosotros los humanos? Salvo, raras excepciones, generalmente no. Estos árboles se acostumbraron a vivir con esqueletos desfigurados o a estar literalmente arrastrados por el suelo. Con mil cambios meteorológicos semanales. Y sin queja. Abajo, las personas creemos merecer el centro del universo. Siempre con derecho para quejarnos de todo lo que nos sucede. Deberíamos cambiar este enfoque egocentrista mirándonos en el espejo de la naturaleza.
<< Un viento fresco.
Llenando el firmamento,
voces de pinos. >>
Uejima Onitsura
Miguel José Ávalos
Fotógrafo del Reino de Granada
https://www.migueljoseavalos.com