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Edición Mensual - Año XXVI | Nº 305 - Noviembre 2024

SECCIONES

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Hábitats de Interés Comunitario del Parque Natural Sierra de Baza y su entorno (XXXV)

Pinares mediterráneos de pinos mesogeanos endémicos


Código de la Unión Europea: 9540

Por José Ángel Rodríguez


© José Ángel Rodríguez
Hábitat característico de un pinar mesogeano de Pinus pinaster en la Sierra de Baza, con un sotobosque bien estructurado de jaras, enebros y romeros.

PROYECTO SIERRA DE BAZA
01/05/2024

Este Hábitat de Interés Comunitario (Código de la Unión Europea 9540) está caracterizado por la presencia de pinares naturales o naturalizados de pino carrasco (Pinus halepensis) o pino resinero o negral (P. pinaster) con cobertura de arbolado superior al 30% (25% ocasionalmente), siempre que cuenten con el estrato arbustivo característico.

Las repoblaciones de Pinus halepensis y P. pinaster, cuando son formaciones maduras o naturalizadas con sotobosque desarrollado, en los que no se aprecia el marco de plantación, pueden integrar el HIC 9540, en su área de distribución natural.

 

Distribución de este hábitat a nivel comunitario andaluz


Mapa de distribución de este HIC a nivel comunitario andaluz.

Siguiendo la publicación “Guía de Identificación de Hábitats de Interés Comunitario de Andalucía” (Junta de Andalucía. Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible. Secretaria General de Medio Ambiente, Agua y Cambio Climático, 2020), a nivel de la comunidad autónoma andaluza, los pinares carrascos se localizan en la vertiente costera de las Sierras de Tejeda y Almijara y al sur de las Sierras de Segura y Cazorla (desde Sierra Mágina en Jaén hasta la región de Murcia), mientras que los pinares resineros aparecen en las Sierras de Tejeda y Almijara, Sierra Bermeja, Sierra de las Nieves, Sierra de Alpujata, Sierra de Carratraca, Sierras de Cazorla y Segura, Sierra Nevada y puntualmente en la Sierra del Aljibe.

No es citada en esta publicación la presencia ni del pino carrasco (Pinus halepensis), ni del resinero (Pinus pinaster) en la Sierra de Baza, donde sí están muy bien representadas estas masas de coníferas, tanto por antiguos pinares autóctonos de estas especies, como particularmente por importantes masas de carrascos y resineros que, aunque procedentes de antiguas reforestaciones, se encuentran muy naturalizados y cuenta con el sotobosque característico. Al efecto y siguiendo a OLMEDO COBO J.A. (“Biogeografía y Vegetación de la Sierra de Baza”, Granada, 2019), las poblaciones naturales de P. halepensis en la Sierra de Baza vienen representadas por rodales poco extensos que se localizan por la zona norte del límite del territorio del Parque Natural Sierra de Baza en contacto con la depresión de Baza, ascendiendo por el arroyo Bodurria hasta el entorno de Bastidas, quedando parcialmente ocultos por las antiguas repoblaciones, en las que sobresales los ejemplares más añosos. Otras zonas de importante presencia de P. halepensis autóctono, están centradas en los afloramientos dolomíticos alpujárrides, que se localizan de modo principal en el entorno de Los Blanquizares de Gor y en las proximidades de la Atalaya – Morrón Alto, en contacto con la depresión de Baza, donde se mezclan con un encinar de porte achaparrado.

Los bosques autóctonos de pino resinero (Pinus pinaster) de la Sierra de Baza, se localizaban a mayor cota altitudinal con respecto al P. halepensis, aunque por debajo del P. nigra, siendo el área natural de su pretérita presencia en el entorno de la Rambla de los Pinos Bordes, que delata uno de los nombres vernáculos del P. pinaster, extendiéndose por la zona de la Umbría de Hellín hasta el entorno de Narváez, aunque los mejores rodales de esta especie se localizaban en las proximidades de la Cañada del Espartal, donde la antiguas repoblaciones de pinaster de los años 50/70 del pasado siglo se entremezcla con los mismos, apareciendo aislados pies de pinaster de excepcional pie en este paraje. Toda esta masa forestal de pinaster de la Cañada del Espartal, está muy bien estructurada y en el sotobosque aparecen elementos típicos como son los ejemplares de enebro, romero o jara, cuya presencia se ha visto favorecida al ir abriéndose claros naturales en la masa que también ha sufrido una autopoda natural.

Principales características de este hábitat de interés comunitario


© José Ángel Rodríguez
Bosquetes de Pinus pinaster en la Cañada del Espartal.

 

En este hábitat se incluyen formaciones dominadas por pino carrasco (P. halepensis) y pino resinero (P. pinaster), que constituyen pinares-sabinares situados en zonas de alta xericidad, generalmente del interior de los territorios béticos.

 

En la Sierra de Baza estas formaciones se presentan como manchas de matorral más o menos denso sobre el que se presenta un estrato arbóreo de pinar de cobertura media. Los pinares-sabinares de P. halepensis son formaciones edafoxerófilas propias de calizas y dolomías, donde las especies suelen ser comunes Juniperus phoenicea (sabina mora), Rhamnus lycioides, Juniperus oxycedrus, Rhamnus myrtifolius, Echinospartum boissieri, Thymus orospedanus o Fumana paradoxa.

 

A mayor altitud, el P. halepensis es desplazado por el P. pinaster, al que acompañan especies como el enebro de miera (Juniperus oxycedrus), el romero (Rosmarinus officinalis), la jara estepa (Cistus albidus) y el jaguarzo (Cistus clusii), que ponen el color primaveral a estos pinares.

 

En unos y otro caso, estos pinares suelen actuar como pioneros en la sucesión hacia bosques de Quercus, aunque no se produce la evolución serial en climas muy secos o en sustratos restrictivos, por lo que se estima que actúan como etapas pioneras, estabilizando suelos erosionables y favoreciendo el asentamiento de especies más exigentes en los bosques climácicos que conforman (en localizaciones topográficas, climáticas y edáficas especiales) la evolución serial de la vegetación facilitando la sucesión hacia bosques de quercíneas (pinares secundarios y de Quercus).

 

Su carácter natural y su papel en la sucesión vegetal en ecosistemas forestales ibéricos no se han reconocido adecuadamente hasta el punto de que algunos autores consideran que los pinares que definen formaciones climácicas en numerosas regiones del Mediterráneo, particularmente en España, han sido frecuentemente infravalorados, dudándose incluso de su espontaneidad en numerosas zonas. De hecho, resulta difícil definir su área de distribución natural debido a la utilización ancestral que de ellos ha hecho el ser humano, contribuyendo tanto a su extensión como a su destrucción. Por esta razón, algunos de estos pinares no están representados en la clasificación fitosociológica, que es la base sobre la que se han caracterizado y tipificado los tipos de hábitat del anexo I de la Directiva de Hábitats (Bases ecológicas preliminares para la conservación de los tipos de hábitat de interés comunitario en España. Madrid: Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino. Madrid, 2009), publicación en la que para catalogar a este HIC parten de criterio que califican como poco restrictivo considerando de forma genérica como representativas de este tipo de hábitat a la mayoría de masas procedentes de las repoblaciones llevadas a cabo entre 1945 y 1985 y que suponen más de 2 millones de hectáreas dentro de este tipo de hábitat a nivel nacional, lo que a su vez representa más del cincuenta por ciento de la superficie del Parque Natural Sierra de Baza, unas 25.000 hectáreas, lo que nos puede dar una perfecta idea de su representación e importancia dentro del conjunto del Parque Natural Sierra de Baza.

 

Fauna característica de este HIC


© José Ángel Rodríguez
Joven ciervo macho, al que le están creciendo los cuernos, fotografiado en el pinar de pino resinero de la Cañada del Espartal.

 

La fauna característica de este HIC está condicionada por las posibilidades alimenticias que ofrece estos pinares y su vegetación asociada a los mismos, existiendo especies típicas de estos pinares, que encuentran refugio y aliento en los mismos como ocurre con la ardilla (Sciurus vulgaris) la que es una especialista forestal de pinares maduros, habiendo sido notoria la expansión que ha experimentado la ardilla en los pinares de la Sierra de Baza en los últimos cuarenta años, coincidiendo con la madurez de sus pinares. En estos bosques también están presenten otras especies de mamíferos como el tejón (Meles meles), aun cuando su presencia en estos pinares está condicionada por la existencia de cobertura vegetal que oculte sus madrigueras y sus hábitos crepusculares y nocturnos; moviéndose también entre estos bosques también podemos encontrar el siempre majestuoso ciervo rojo (Cervus elaphus), que buscas los claros de los pinares para alimentarse y la espesura del pinar para refugiarse y protegerse.

El grupo de las aves propias de este HIC, están también muy bien representado en estos pinares mediterráneos, con especies propias de los mismos como el carbonero (común y garrapinos), herrerillo (común y capuchino), el pinzón vulgar, el trepador azul o el reyezuelo listado, entre otros paseriformes, sin olvidarnos del piquituerto común (Loxia curvirostra), una especie que exclusivamente se alimenta de las semillas de los pinos (piñones), por lo que tiene el pico cruzado, adaptado a los pinos, para extraer y sacar los pequeños piñones de las pinas de la forma más eficiente. Algunas rapaces forestales como el azor (Accipiter gentilis) y particularmente su pariente próximo y menor, el gavilán común (Accipiter nisus)​​, que se alimentan de los pajarillos que se mueven en estos pinares, son otros de los habitantes característicos de la fauna de los pinares.    

Valores de este HIC y consejos de gestión


© José Ángel Rodríguez
Pinares de P. halepensis autóctono en los afloramientos dolomíticos alpujárrides de Los Blanquizares de Gor.

Los pinares mediterráneos poseen una alta importancia dentro del conjunto de formaciones arbóreas que configuran el paisaje de la Península Ibérica y Baleares, siendo los bosques de coníferas más ampliamente representados. Resulta difícil definir su área de distribución natural debido a la tradicional influencia del ser humano, tanto en la creación de masas de bosque (cultivo de especies), como en la destrucción (talas, cambios de uso del suelo, etc.).

 

Otro dato a destacar es el carácter altamente combustible de la especie, por la presencia natural de resinas en su madera, de modo que las principales perturbaciones a las que hoy en día se enfrenta el tipo de hábitat 9540, son los incendios forestales, que a nivel global vienen suponiendo unas tasas elevadas anuales de incendios para lo que se viene destacando que el cambio en los usos del suelo y en las prácticas silvícolas que favorecen grandes acumulaciones de biomasa son susceptibles a este tipo de perturbaciones, siendo los pinares uno de los tipos de hábitat con un mayor índice de tasas de ignición debido a la interacción de causas ecológicas y socioeconómicas, debiendo de ser la fragmentación de estos bosques, para romper la continuidad de la masa forestal, una de los principales retos que se deben de afrontar en su gestión.

 


© José Ángel Rodríguez
Pinar de Pinus pinaster en decaimiento forestal en la Sierra de Baza (Monte de Los Frailes, año 2016).

 

El decaimiento forestal, propiciado por el cambio climático, lo que puede favorecer el ataque de las plagas forestales sobre estas debilitadas masas, es otra de las problemáticas a las que se enfrentan estos pinares, de los que se ha vivido una mortandad masiva en la Sierra de Baza entre los años 2016 y 2017, con varios millones de pies de Pinus pinaster afectados, particularmente en el entorno del Monte de Los Frailes y de La Semana.

El principal objetivo de gestión de este tipo de hábitat debe centrarse en la práctica de una silvicultura de adaptación ante el incipiente cambio climático que estamos viviendo, que colabore también con en el mantenimiento de los aspectos estructurales y funcionales que lleva implícitos la gestión de estos pinares, como uno de los ecosistema mediterráneos ancestralmente ligados al hombre y que poseen unas características bióticas y abióticas más peculiares, coadyuvando su manejo sostenible por parte del ser humano a la generación de bienes y servicios desde un aprovechamiento respetuoso y razonable para el medio ambiente y los recurso naturales, lo que debe de traducirse en la activa gestión de este HIC de cara a afrontar su incierto futuro, por su principal amenaza: el cambio climático y el decaimiento forestal, asociado al mismo.