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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 298 - Abril 2024

SECCIONES

imagen de decoración

La Cabra Montés: monografía de una especie en la provincia de Granada

Machos serranos


Por Roberto Travesí

Para ampliar pinchar sobre la imagen
120 mm, 1/180 s, f/8, ISO 100 (imagen sin recorte)
Modo de disparo: Manual
Formato: RAW+JPG
Canon EOS 650D, Canon EF 70-200 mm f/2.8L IS II USM 

Alcanzamos la época de celo publicando una imagen estival de dos “varones”  en las alturas nevadenses (el título original puede resultar algo más que chocante en ciertos círculos que defienden la igualdad de género, pero no es mi interés con el mismo provocar ningún tipo de aprensión). El escrutinio de la imagen de este mes sería el siguiente:

  • Es evidente que el macho sabe perfectamente de la situación del fotógrafo, ya que ni está ciego ni sordo. Pero la confianza (y mi lentitud de movimientos) permitió la realización tanto de esta imagen como de otras similares, algo prácticamente impensable tanto por la corta distancia como por mi situación (por encima de él muy en vertical).

El secreto “actual” de este tipo de fotografías de cabra montés en los lugares donde estos ungulados están muy acostumbrados a convivir con los humanos es, aparte de los citados movimientos ralentizados (como a cámara lenta), la paciencia. Por ello, siempre he dicho que este tipo de fotografías se hacen, además de con algo de fortuna y cierto conocimiento, con las posaderas (la expresión real que utilizo es un sinónimo un poco más impertinente y malsonante). Es decir, no hay que tener prisa, dejar que el animal tanto en el primer encuentro (o aproximación) a distancias cortas como en los siguientes acercamientos se acostumbre sobradamente a nuestra presencia. El problema está en que una vez que sobrepasamos físicamente el límite de su variable tolerancia (aún con las citadas instrucciones), las monteses acusan la distancia. Si por ejemplo un macho lo tenemos tumbado de frente y nos vamos aproximando hasta él hasta alcanzar una relativamente corta distancia, ocurre con suma frecuencia que tiene la costumbre de levantarse y volverse a echar, pero esta vez de espaldas, con las orejas -“antenas”- horriblemente orientadas hacia nosotros, dando al traste con la magnífica estampa que quizás perseguíamos. Y podrá sestear, rumiar,… pero nos tiene vigilados; así pues y a la mínima desconfianza tiene más vía libre para huir rápidamente. En esta fotografía concretamente, tras observar el macho con los prismáticos y entrarle “a huevo” (muy cerca, por la quebrada orografía del terreno), estuve varios minutos asomado solo de cuello para arriba, para poco a poco ir ofreciéndole más cuerpo al macho; final y sorprendentemente, bajé los brazos tras la toma de diversas imágenes con un movimiento normal pero no se levantó ni me miró, algo nada frecuente.

  • Sobre la composición, este mes tampoco hay nada que comentar en especial, salvo la posibilidad de una captura vertical dejando ambos motivos en la parte inferior de la fotografía, fotografía que también hice a pesar de no encontrar interés alguno en la parte superior de la misma (como siempre comento, espacio para maquetar y escribir textos). Por el contrario, sí debí encuadrar un poco más a la derecha, dejando unos pocos de centímetros menos de espacio a la izquierda del macho (me dejé llevar excesivamente por la ”v” de los micaesquistos).

Hubiera deseado, por otro lado, que la sombra no tapase el pecho del macho, pero como ya he comentado, tras esperar asomado unos minutos el sol no colaboró (¡todo lo contrario!) y tuve que pensar en hacer algo distinto, es decir, siluetearme (eso sí, no tuve tan claro el éxito de la acción por la escasa distancia que nos separaba).

  • En cuanto a la medición de luz, hay que tener presente que las amplias zonas oscuras de la imagen engañan a la cámara, a no ser que sea muy muy fina -eficaz- la medición evaluativa (matricial o por zonas en otras marcas) y arroje por ello un resultado válido en la exposición automática. Por tanto, habría que subexponer al valor arrojado, o más rápido aún, bloquear la exposición midiendo previamente en una zona idónea por encima o a un lado del motivo (esto se realiza apretando/pulsando -depende de la cámara- el asterisco o botón AEL en dicha zona sin problemas de exposición). Pero para los que utilizamos el modo de exposición manual, basta con medir “fuera” del macho y enfocar+encuadrar (o viceversa) y disparar.
     
  • Como es habitual en mi, utilizaba dos cuerpos: full frame y APS-C (con frecuencia para mayor alcance en teleobjetivo). Esta vez no decidí utilizar el formato completo, a pesar del menor rango dinámico (y otros inconvenientes) del sensor “de recorte”, con lo que dado que el ruido en estos modelos sube en cuanto pasas de ISO 100 disparé a la sensibilidad nominal. Es por ello que el diafragma dispuesto no era muy alto (la difracción aparece teóricamente ya a f:6.7), pero suficiente para que en la focal ajustada consiguiera a foco todo el macho. Además, los bordes de mi sombra no tienen definición y no necesitaba cerrar más diafragma, prefiriendo así mismo enfatizar al macho sobre el resto del área de la fotografía, con lo que la parte del enebro sobre la que proyecto la sombra no está enfocada.

El WB estaba ajustado en luz día, y no obstante de disparar en RAW+JPG he utilizado directamente el archivo JPG (al estar perfectamente utilizable) para mayor “comodidad”.

© Roberto Travesí
www.robertotravesi.es
Otras fotografías también en: FacebookFlickr y Fotonatura.