Relatos y Leyendas de la Sierra de Baza
La Cruz de la Leonarda
Por José Ángel Rodríguez Sánchez
© Proyecto Sierra de Baza
Detalle de la piedra de la Cruz de la Leonarda, con las numerosas cruces grabadas que contiene.
En nuestra publicación "Guía para conocer y visitar el Parque Natural Sierra de Baza, al comentar y describir la Ruta nº 4 se da a conocer un curioso relato, que es reconstruido gracias al testimonio oral de Francisco Sánchez Olivares (“El Guardilla”) en el que nos cuenta la existencia de una roca en las inmediaciones de la aldea de Benacebada con numerosas y antiguas cruces esculpidas sobre la misma piedra, que han despertado la curiosidad e interés del viajero. El origen de estas inscripciones es explicado en este relato.
En las inmediaciones de Benacebada, en el lugar donde arranca el Barranco de la Tía , a unos 1.800 metros de altitud, se localiza un curioso paraje conocido como Peñón del Cuervo, en el que entre los piornos de la vegetación destacan unas aisladas formaciones rocosas de piedra de color prácticamente negro y con estructura hojosa que los geólogos llaman micasquistos, propias de la unidad superior del complejo nevado-filábrico. Estas rocas, muy duras, se encuentran compuestas esencialmente de sílice (del 40 al 80 %) lo que motiva que al encontrarse rodeadas de sedimentos fácilmente erosionables, en contraposición a la composición geológica más dura y resistente de estas rocas, ha dado lugar, por esta erosión diferencial, a la formación de curiosos relieves que destacan sobre la superficie del terreno y que nos hacen dar rienda suelta a nuestra imaginación, pudiendo encontrar en estos grandes bloques de micasquistos las más diferentes formas zoomórficas y antropomórficas. Este lugar, es conocido con el nombre de "Las Asomadillas" y en verdad que da honor a su denominación, en cuanto que desde aquí nos asomamos tanto a la vertiente de Sierra Nevada, que es perfectamente divisable al sur; como a las cumbres divisorias de las provincias de Granada y Almería, que quedan al este; o al Calar de Santa Bárbara, Calar de Casa Heredía y de Rapa, que quedan al oeste; o, al inmenso altiplano de la Hoya de Baza, que queda rodeada por importantes montañas (Sierra de Castril, La Sagra , María y las Estancias), de entre las que destaca el cono nevado de la Sagra , que divisamos al norte. La vista que contemplamos, desde la altura de este magno espacio físico, es impresionante, y parece trasladarnos, por momentos, a otra dimensión. Bien merece la pena detenernos en la contemplación de tan grandioso espacio natural, que también guarda sus relatos y leyendas.
La historia que vamos a contarles nos aseguran que es real, que aconteció a principios del S. XX y tiene como protagonista a una mujer cuyo nombre patronímico era el de Leonarda, de cuyo recuerdo quedó inmortalizada una roca de esquisto como la que hemos descrito, pero completamente llena de cruces esculpidas en la misma. El origen de estas cruces, es el siguiente:
En las inmediaciones del lugar conocido como Peñón del Cuervo, en la margen izquierda de la antigua senda que, sentido descendente, comunica la zona de las Asomadillas y el Barranco de la Tía con la aldea de Benacebada, se localiza una gran piedra rectangular, aislada, que los serranos conocen con el nombre de peñón de la "Cruz de la Leonarda ". En este lugar por el que discurría una antigua senda que unía Benacebada con la zona de cortijos de la cubre y la provincia de Almería, cuentan que a principios de pasado siglo, aunque los hechos podrían ser muy anteriores, dada la facilidad de los serranos en mantener presentes los sucesos trágicos, en un día de espesísima niebla se perdió en este lugar una señora, de la que solo sabemos que se llamaba Leonarda, que al no localizar el camino de regreso terminó muriendo helada, por las bajas temperaturas. Relatan que su familia, en recuerdo de la difunta, colocó sobre la piedra una cruz, que pasó a integrarse en aquél solitario paisaje y desde entonces la piedra pasó a ser conocida como "la de la Cruz de la Leonarda ".
Cuando con el paso del tiempo la cruz desapareció, el nombre de la fallecida quedó presente y su nombre se conserva monolíticamente inmortalizado en una modesta piedra de esta sierra, que ahora encontramos llena de antiquísimas cruces esculpidas sobre la roca, en recuerdo de la difunta y como muestra actual de la realidad del suceso que ahora relatamos.
Nosotros hemos estado en este paraje y hemos visitado la Cruz de la Leonarda , comprobando la efectiva realidad de las cruces grabadas en la misma, que aquí reproducimos gracias al testimonio oral de Francisco Sánchez Olivares, que nos contaba que a su vez lo había oído de su suegro, Ángel González Gómez, también heredado de una tradición oral que se pierde en el tiempo.