Relatos y Leyendas de la Sierra de Baza
Los Esquiladores de Ovejas
Por José Valdivieso Sánchez
© Proyecto Sierra de Baza
Ovejas pastando en la zona del Tesorero (Sierra de Baza)
El histórico aprovechamiento de la lana de las ovejas, las curiosidades y anécdotas que rodeaban esta curiosa e histórica actividad son comentadas de forma amena en el relato.
Cuando hablamos de lana, a los que hemos vivido en el filo de la desaparición de la misma en los colchones para dormir, nos viene a la mente el espacio que quedaba cuando te levantabas después de pasar la noche en un colchón y con una almohada de estas características. Luego tenías que moverlo con las manos para que la lana se repartiera por igual. Daba gusto en las noches frías de nuestra zona el acurrucarte en ese hueco formado por lana natural, sin adulteraciones.
La fecha de esquilar es a mediados de junio, dependiendo del calor en esos días. Esquilar es cortar el pelo, vellón o lana a los animales. Este trabajo campero, se suele hacer una vez al año con las ovejas.
Antiguamente celebraban buenas fiestas, ya que el esquilo era una fecha de bastante alegría por el gran beneficio que daba la lana a sus dueños y por el período del año en el que se celebraba.
Era un trabajo muy duro en el que durante toda la jornada, desde que salía el sol hasta que se ponía, se tenía que estar con la espalda curvada, no se descansaba ningún día durante los días o meses que duraba la labor, y esto todavía sigue siendo así, es un trabajo que en realidad no ha sufrido grandes cambios. Lo que sí ha cambiado es que ahora se hace con máquinas y antes era con tijeras.
Parece ser que antes, las cuadrillas de esquiladores se desplazaban a pie, en carros, a caballo, en el autobús de línea o en tren, con toda la maquinaria al hombro y con la ropa en las alforjas, en ocasiones iban a buscarlos a la estación los ganaderos a los que iban a esquilar con carros y otras veces tenían que ir andando hasta el lugar donde esquilaban y sucedía lo mismo cuando tenían que ir de un pueblo a otro o de un cortijo a otro. Al no existir todavía teléfonos se iba andando hasta el siguiente pueblo o cortijada en el que había que esquilar para avisar a los pastores que prepararan las ovejas y que fueran a buscar a los esquiladores. Dormían en los pajares que les dejaban en los cortijos y eran los muchachos que iban en las cuadrillas, los encargados de preparar las camas, con paja y con unas mantas. En cada cuadrilla había una persona que se encargaba también de hacer la comida, o comían de lo que hubiera ese día en el cortijo. Eran comidas de bastante aporte energético, de acuerdo con el trabajo que desempeñaban. El vino que bebían en todas las comidas, se lo daban en los cortijos donde esquilaban.
También había otra persona que se encargaba de afilar y engrasar los peines y las máquinas cuando era necesario.
La esquila se realizaba al aire libre, en las cercanías del corral donde estaba la majada. Los esquiladores se formaban en hilera y los agarradores, personas dedicadas a atar las patas, les traían las ovejas. Rápidamente le quitaban la gruesa manta de lana y luego las liberaban.
El rebaño se apartaba la víspera del esquileo por la tarde, llevándose cada amo las ovejas a su propio corral hasta que al día siguiente empezaba el trabajo. Primero se tomaba una copa de aguardiente y si se podía una torta de chicharrones de las que hay y son tan típicas en nuestra zona, para poder aguantar la dura jornada de trabajo. Después se cogía una oveja, se le tumbaba en el suelo se le cruzaban las manos con las patas para trabarla y que no se moviera durante su esquileo.
Antes se trababan las ovejas con una cuerda de lana o con una soga de esparto que confeccionaban los esquiladores o el dueño o pastor del ganado, de manera que el animal no molestara al esquilador o esquiladora, pues por aquel entonces también esquilaban las mujeres y sobre todo se ayudaban los unos a los otros, ya que no todo el mundo podía permitirse pagar a una cuadrilla de esquiladores.
Unos empiezan a esquilar por el cuello, otros lo hacen por la paletilla y, en fin, cada uno coge la tijera y empieza por donde puede y como puede. Parece ser que normalmente se empezaba la oveja por la parte izquierda del animal, primero la paletilla, se hacía medio cuello, el costado, las patas traseras y el rabo. Después se le daba la vuelta a la oveja y se esquilaba del cuello hacia abajo, terminando por la parte derecha del animal. Se seguía apoyando los hombros entre las piernas del esquilador, y se terminaba esquilando la tripa.
Aunque en la actualidad la tijera se usa poco. Ahora se suele esquilar con máquina, que es más fácil de manejar y se tarda mucho menos.
Con la tijera se podía dar algún corte al animal. Cuando ocurría esto, se curaba y a veces se le echaba tierra para proteger a la oveja de la picadura de las moscas y para evitar que criasen gusanos en la herida.
Con la máquina, y aunque ya he dicho que es de manejo más fácil que la tijera, también cuesta cogerle el tacto. Incluso con estas máquinas se puede esquilar sin trabar a la oveja.
Con anterioridad al empleo de las máquinas, el tiempo que empleaban 14 esquiladores con tijera en mano para esquilar un rebaño de unas 500 ovejas era de un día por lo que es de imaginar la cantidad de anécdotas que surgirían en esos ratos de convivencia.
Los ganaderos o sus pastores eran los encargados de recoger la lana y de marcar el ganado. La lana se recogía según se iban esquilando las ovejas y se hacia en bellones que luego eran vendidos, aunque no todos ya que la mejor lana se guardaba para la casa y una vez que estaba bien lavada se dejaba secar y se esmotaba (quitar las motas de suciedad a la lana), para luego hacer entre otras cosas los colchones que utilizaban para dormir. Las ovejas se marcaban con pez hirviendo, cada ganadero tenia una marca hecha de hierro, que normalmente solían ser las iniciales del nombre, esta marca se metía en un caldero con pez y luego se ponía sobre la oveja, esto se hacia una vez esquiladas todas las ovejas.
Es lógico pensar que parte del salario por esquilar lo cobraran en especie, posiblemente lana, al igual que los pastores.
Cuando la lana ya no servía se vendía. Aun recuerdo oír a esa persona que a grito pelado, decía por nuestras calles: “Se compra lana vieja........” Que se destinaba a la confección de ropones, en los viejos telares, de los que aun se conservan algunos en la zona de Los Rodeos y Rejano.