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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 298 - Abril 2024

SECCIONES

imagen de decoración

Relatos y Leyendas de la Sierra de Baza

Pastores y Cabreros de la Sierra de Baza (II)


Por José Valdivieso Sánchez 

 

© Foto gentileza de los hermanos Moya Martínez para Proyecto Sierra de Baza
El Tío Pascual, el de las Huertas Nuevas, y su esposa con sus indumentarias típicas de la Sierra de Baza.
 

La actividad ganadera desde tiempos antiguos ha sido la ocupación principal de muchos de los habitantes de la Sierra de Baza. En entorno a los pastores y a su ganado hay todo una forma de vestir, un léxico y un modo de vida, de lo que nos ocupamos en este capítulo, en el que también se refieren algunas curiosas costumbres de esta antigua actividad humana que se remonta prácticamente a los orígenes del hombre. 

Los pastores tenían una forma de vestir muy característica, resultado de la necesidad de vivir en la Sierra, donde tenían que soportar temperaturas muy bajas, pero al mismo tiempo lo suficientemente cómoda para poder moverse por un terreno muy accidentado. Hasta los años setenta, la indumentaria del pastor constaba de las siguientes piezas:

MANTA:  Prenda cuadrangular de lana de oveja, a cuadros y en tonos blancos y negros.

ZAHONES:  consistían en una prenda de piel que cubría el vientre y las piernas por la parte delantera. Estaban confeccionados de una sola pieza y se asemejaban a un mandilón con la parte inferior partida en dos para permitir el movimiento de las piernas.

POLAINAS:  Consistían en dos piezas que se adaptaban una a cada pierna por encima del pantalón. Se utilizaban para protegerse contra el frío y la maleza del campo. Estaban confeccionadas también con piel.

PELLEJOS:  Piel de oveja que cubría los pies hasta los tobillos. Se utilizaban en los días de lluvia y nieve y eran muy eficaces para proteger los pies de la humedad.

PEALES:   Eran una especie de calcetines gordos de lana de oveja. Esta lana era hilada por las pastoras.

ABARCAS:       También llamadas albarcas. Eran una especie de sandalias hechas con goma de la cubierta de las ruedas de los coches. Tenían un capillo para sujetar el pie por la parte de adelante y se ataban con correas al tobillo. Creo recordar al último “ albarquero” de Baza, llamado el “Tio Perejil”, que tenía la tienda justo en frente de la ya desaparecida “ Churrería Valdivieso” en los Caños Dorados. Oficio este digno de alabanza por el buen hacer con los restos de las ruedas ya usadas y desechadas, preferiblemente de tractor.

TAPABOCAS:  Prenda a modo de bufanda. Estaba tejida con lana similar a la de las mantas de campo y tapaba la cabeza y el cuello. También se llama ahora braga

GORRA:  Usaban también boinas. Siempre de color negro, aunque el sol y las inclemencias del tiempo acababan por darle un tono amarronado.

CACHAVA:  También llamado “ callao”. Palo recto que llegaba aproximadamente desde el suelo a la cadera y que tenía una curva en el extremo superior para cogerla con la mano. Se utilizaba para ayudarse en el caminar por terrenos difíciles, para apoyarse en ella en momentos de descanso y para poner orden entre el ganado cuando se desmandaba. 

Actualmente raro es el pastor que usa polainas,  "albarcas", etc. Ahora se visten como cualquier otro hombre, no duermen en el campo, guardan varios días de fiesta al año y llevan transistores para entretener el rato o incluso teléfonos móviles, aunque es raro el tener cobertura en la sierra con las actuales compañías. Aun cuando se quejan de que “antes, con “ Moviline” sí que la había”.

Aprovechaban las largas horas para hacer trabajos manuales y de artesanía como chiflos, cachavas, badajos y otros útiles de trabajo.

En cuanto a la jornada laboral, prácticamente era de 24 horas y tanto en el día como en la noche el pastor estaba pendiente de su ganado. Antiguamente los pastores sólo guardaban el día del Señor o Corpus Christi, así como las tardes del día de la Ascensión y de las fiestas patronales del municipio. 

La oveja recibe varios nombres de acuerdo con su edad:

CORDERA: Desde que nace hasta los seis meses.

BORREGA: De los seis meses hasta el año.

PRIMALA: De uno a dos años.

BORRA: De dos a tres años.

ANDOSCA: De tres a cuatro años.

REANDOSCA: De cuatro a cinco años.

IGUALADA: De cinco a seis años.

VIEJA: A partir de los seis años. 

A partir de ser primala, la oveja cambia dos dientes cada año hasta el quinto. Los entendidos saben la edad que tiene una oveja por el estado en el que se encuentra su dentadura.

Las ovejas tienen necesidad de tomar sal durante todo el año. Hasta hace algunos años se les daba cada 15 días en los denominados salegares. Los salegares eran unas piedras planas por su parte superior, que medían aproximadamente 50 x 50 cm. y en las que se depositaba la sal, que debía ser de la llamada granzuda, es decir, sal gorda. Actualmente se colocan en las canales o pesebreras unas piezas grandes de sal de las que van chupando las ovejas.

Cuando se consideraba que las corderas ya eran grandes, se procedía a destetarlas. La forma en que se destetaban hasta hace algunos años es la siguiente: en el mes de agosto, cuando los rebaños entraban en los rastrojos una vez se había cosechado, se untaban las tetas de las ovejas con trementina , que es un derivado de la resina,  con una tablilla plana y se extendía una capa fina, procediendo a continuación a forrar la teta de la oveja con una maneja de lana extendida. Al ir a mamar la cordera, se encontraba con la lana y la rechazaba, con lo que, pasados dos o tres días de insistir sin conseguirlo, dejaba de mamar. 

¿De quién es la oveja? 

Existen dos sistemas para saber a quién pertenecen las ovejas: el uno consiste en hacerles muescas y agujeros en las orejas; y el otro marcarlas con pez (muy parecido al alquitrán) caliente cuando están recién esquiladas. Para esta segunda forma de marcaje existen unos hierros que llevan una letra en uno de los extremos y un mango de madera en el otro. Se calienta la pez y se aplica con el marcador en la parte alta de uno de los costados de la oveja.

Las ovejas pastan dentro del término municipal en el que residen sus amos. El límite del término se marca con unos montones de tierra y piedras que se pintan de blanco con cal y reciben el nombre de mojones. Dentro de los términos municipales existen cotos de pastos, sobre los que hay costumbre de señalarlos colocando en los árboles y arbustos haces de esparto o lastón de forma visible, que marcan la linde del territorio de pasto.

Cuando las corderas tienen unos pocos días de vida se las rabona. Se sujeta con la mano izquierda la parte de cola que se desea mantener y, con la mano derecha se clava la uña del dedo gordo, se dan dos o tres vueltas retorciendo la cola para quebrar el hueso, se tira y ésta se desprende con gran facilidad.

El poner a mamar un cordero de una oveja que no es su madre se llama amamantar y se hace de la forma siguiente: estando la oveja de pie, se la sujeta por el cuello y el cordero se encarga del resto de la operación. Si se pretende que la oveja críe a dicho cordero, hay que poner a ambos en un espacio reducido, pues la oveja rechaza al cordero con facilidad y, como se suele decir: les cuesta quererlos si no los han parido.

Cuando se quiere impedir que un carnero  no cubra a las ovejas, se procede a colocarle un trapo de material fuerte en la zona de la panza o barriga. Este trapo va cogido con dos o cuatro cuerdas en las esquinas que se atan en lo alto del lomo del carnero. Con este sistema se consigue establecer una barrera y, al tapar la verga (nombre que recibe el miembro viril del carnero) se evita que las ovejas queden preñadas.

Cuando es una sola oveja la que se quiere impedir que quede preñada, se coloca el trapo a ésta. Se hace un agujero en el trapo y se introduce el rabo de la oveja, cosiéndolo a la lana todo alrededor.

Apartar el rebaño significa hacer dos o más partes del mismo. Se realiza esta operación por varios motivos: uno que las ovejas que componen un rebaño son propiedad de varios amos; otro consiste en separar las ovejas que crían de las que ese año no lo harán; la tercera causa por la que se procede a apartar es el esquileo y, por último, para hacer recuento de las cabezas de ganado una vez al año.

Por el contrario, arrebañar significa juntar de nuevo las ovejas con sus crías pequeñas y con los denominados vacíos. Los vacíos son aquellas ovejas que no criaban y que solían pastar todo el año dirigidas por el pastor. Las ovejas que criaban estaban a cargo de uno o varios borregueros durante el invierno, quienes las entregaban a sus respectivos pastores a finales del mes de abril. El borreguero era, por tanto, la persona que cuidaba -exclusivamente durante los meses que van de diciembre a abril- de las ovejas que parían. Mientras que el pastor pasaba esos meses de invierno apacentando únicamente las borregas, es decir, las ovejas que no habían parido ese año, y también llevaba las llamadas machorras, que son aquellas ovejas que no se quedan preñadas por ser estériles. Todo este sistema de juntar y separar el rebaño hace tiempo que ha desaparecido.

Los caminos o senderos por donde se desplazan los rebaños de un lugar a otro reciben el nombre de vías pecuarias, y dentro de estas hay varias categorías en función de sus características y anchura como cañadas y veredas.

Una vez cosechado y recogido el cereal se permite la entrada de los rebaños a pastar en estos campos, recibiendo este hecho el nombre de "entrar en la rastrojera". También "entran a la hoja de viña" una vez se ha vendimiado. Es al atardecer cuando mejor se comen las ovejas la hoja de las cepas.

Se denomina amorrarse las ovejas cuando éstas se reúnen en grupos en forma de rueda, escondiendo la cabeza unas bajo las otras debido al fuerte sol (puede verse una imagen muy ilustrativa al respecto en la página 192 de nuestra publicación Guía para conocer y visitar el Parque Natural Sierra de Baza). En los meses de julio, agosto y parte de septiembre, en las horas de 11 de la mañana a 6 de la tarde, se encierran las ovejas en los corrales o majadas para evitar el calor o sesteán  en abrigos del terreno o bajo arboledas. En tiempos pasados, no se cerraba el rebaño por la noche durante los meses mencionados, quedando el pastor al cuidado de sus ovejas.