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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 297 - Marzo 2024

FICHAS

imagen de decoración

Sapillo pintojo meridional (Discoglossus jeanneae, Busack, 1986)

Fichas de Anfibios

Orden Anura, anfibios sin cola (ranas y sapos):

Familia Alytidae:

Sapillo pintojo meridional (Discoglossus jeanneae, Busack, 1986)


© Por Eduardo Escoriza Abril, Luis García Cardenete y Javier Fuentes Martín (AHG)

En alguna de nuestras salidas al campo, al acercarnos a un arroyo o pequeña charca, es posible que hayamos visto fugazmente a un animal que con un rápido salto, se ocultaba bajo el agua o entre la vegetación ante nuestra presencia. Probablemente, pensaremos, se trate de una rana, y si bien la mayoría de las veces sea así, puede que en otras ocasiones no, y sin saberlo hemos tenido cerca a un sapillo moteado meridional, uno de los integrantes que menos atención recibe de la rica fauna de anfibios que puebla nuestra provincia. Si encontramos alguno, lo que más nos llama la atención, es su carácter huidizo y resbaladizo. Es muy difícil atraparlo, pues literalmente se nos escapa de las manos, gracias a la mucosidad que rodea su cuerpo y su extraordinaria capacidad para el salto.

 

Juvenil sapillo pintojo meridional, El Burgo (Málaga), noviembre 2004. 


FICHA TÉCNICA:

Clase: Anfibios
Orden: Anuros (anfibios sin cola)
Familia: Alytidos
Género: Discoglossus
Especie: jeanneae (Busack, 1986)
Estatus legal: En el catálogo andaluz de especies amenazadas (Ley 8/2003, de 28 de Octubre, de la flora y la fauna silvestres), aparece incluido en la categoría “De interés especial”, en la que se recogen aquellas especies que, no estando incluidas en otras categorías de protección superior (extintas, en peligro de extinción, sensible a la alteración de su hábitat, vulnerables), son merecedoras de una atención particular en función de su valor científico, ecológico, cultural, o por su singularidad. 

El Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España, editado en 2002, la cataloga dentro de la categoría “Casi amenazada” que recoge aquellas especies, que no estando dentro de la categoría “Vulnerable”, corren el riesgo de hacerlo en un futuro más o menos inmediato, por culpa de distintos factores que afectan negativamente a la supervivencia de sus poblaciones silvestres.


DESCRIPCIÓN:

El sapillo pintojo meridional (Discoglossus jeanneae) fue descrito como nueva especie en el año 1986, y a simple vista es prácticamente imposible diferenciarlo del sapillo pintojo ibérico (Discoglossus galganoi). Ambas especies son endemismos de la península ibérica.

Se trata de un sapo de tamaño mediano/pequeño muy parecido a una rana. Alcanza una talla máxima de 5 o 6 cm y  es característica su cabeza aplastada y la presencia de un hocico largo y puntiagudo. Los ojos son prominentes aunque no muy grandes y tienen pupilas redondeadas de color dorado. Los tímpanos apenas son visibles, lo cual nos permite diferenciarlo fácilmente de la rana común (Pelophylax perezi) y no tiene glándulas parótidas. Las patas delanteras, son cortas en proporción al cuerpo y poseen 4 dedos. Presentan 3 tubérculos metatarsianos. Las posteriores son mucho mas largas y esbeltas, perfectamente adaptadas para el salto. En los machos, las patas traseras tienen dedos palmeados, cosa que no ocurre ni en las hembras ni en los juveniles. 

 

Detalle cabeza hembra adulta, Alcalá la Real (Jaén) enero 2004.  

La piel es lisa y posee numerosas verrugas de pequeño tamaño salpicadas por el dorso. La zona del vientre es completamente lisa. La coloración es muy variable, aunque podemos distinguir dos modelos distintos de diseño. El primero consiste en una color de base pardo o crema salpicado de manchas irregulares de coloración más oscura. El otro modelo, que podemos denominar “rayado”, tiene la misma coloración de base, pero además de  algunas manchas más oscuras aparecen 3 líneas de color crema o amarillento, que partiendo de la zona trasera recorren longitudinalmente ambos costados y el dorso para unirse en la punta del hocico. En ambas formas, suele aparecer una mancha oscura y alargada a modo de antifaz que se extiende desde la parte posterior de cada ojo hasta la zona de inserción de las patas delanteras. 

No existen muchas diferencias entre machos y hembras, y además de la presencia de dedos con un palmeado más extenso entre ellos en las patas traseras, los machos se caracterizan por ser ligeramente mayores y por la presencia de callosidades negruzcas en la garganta, vientre y sobre todo dedos delanteros durante la época de celo. 

Ejemplar subadulto  con diseño tipo rayado. Linares (Jaén), octubre 2004. 

Larvas: Al nacer miden unos 3 mm. de longitud y son completamente negras, por lo que es muy fácil confundirlas con los renacuajos del sapo común y del sapo corredor. Conforme van creciendo se vuelven más claros, adquiriendo color pardo, con un característico dibujo reticulado negro en la cola. La cresta dorsal no es elevada y la cola termina en punta redondeada. El espiráculo lo tienen en la zona media del vientre. Al final del desarrollo pueden alcanzar un tamaño de 2 o 3 cm. 

Larva, Colomera (Granada), marzo 2000.


DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA: 

El sapillo pintojo meridional es un endemismo de nuestro país, y aunque en el momento de su descripción como nueva especie a mediados de los años 80 del siglo pasado, se indicaba que su área de distribución se limitaba al sur del río Guadalquivir, hoy en día se sabe que el área ocupada es mucho más amplia. Se distribuye por la mitad oriental peninsular, con poblaciones más densas en la zona sur. Asciende por Levante y el Sistema Ibérico hasta alcanzar las estribaciones de la Cordillera Cantábrica y Pirineos Occidentales, sin llegar a la costa ni a Francia. Exceptuando las poblaciones andaluzas, el resto aparecen muy dispersas y aisladas entre sí, sobre todo las de Levante y Aragón. Hoy en día no están claros los limites de distribución del sapillo pintojo meridional (Discoglossus jeanneae) y del sapillo pintojo ibérico (Discoglossus galganoi), existiendo alguna localidad en la que conviven ambos taxones. La asignación de cada cita a una u otra especie es un poco aventurada, a la espera de que los estudios genéticos correspondientes establezcan de una forma clara la línea de separación entre ambas. 

En Andalucía ocupa todas las provincias excepto Huelva, siendo más escaso en la mitad oriental de Granada y la provincia de Almería. 

En Granada muestra una distribución amplia con importantes poblaciones en la mitad occidental. No aparece en las depresiones de Baza y Guadix, ni en la costa oriental, y vuelve a estar presente en el extremo nororiental, en las Sierras de Castril, Seca y Sagra. Miembros de la A.H.G y de la Asociación Proyecto Sierra de Baza, localizamos en el año 2003 una pequeña población situada en la Sierra de Baza, donde hasta entonces no había sido citada. Es posible que aparezcan nuevos núcleos en esta zona, que tendrían continuidad con los recientemente detectados en la Sierra de los Filabres, ya en Almería (comunicación personal de Emilio González Miras). 

Mapa de distribución provincial.


ECOLOGÍA DE LA ESPECIE:   

No son muy exigentes en la selección de hábitats, aunque prefieren los espacios abiertos, y los  podemos encontrar en ambientes muy variados, desde cultivos de secano (olivares, almendros y cereales), pasando por dehesas, y bosque mediterráneo no muy denso hasta pastizales de alta montaña. Eso si, casi siempre cerca de pequeños cursos de agua, arroyos, charcas, fuentes, etc. Aparecen desde el nivel del mar hasta los 2000 m, altitud máxima a la que ha sido citado en Sierra Nevada y Sierra de Baza. El máximo registro corresponde a un ejemplar localizado por nosotros a 2050 m en Nigüelas. 

Al contrario que el resto de sapos de nuestra provincia, es una especie muy acuática en estado adulto, y no duda en ocultarse bajo la vegetación sumergida tras un rápido salto en caso de amenaza. Su actividad es predominantemente nocturna y crepuscular, aunque podemos observarlos en horas diurnas durante jornadas nubladas. 

Permanecen activos la mayor parte del año, aunque tanto las poblaciones situadas a gran altitud, como las que habitan en medios bastante áridos, pueden tener un descanso invernal y estival respectivamente. Durante el día permanecen ocultos bajo piedras, troncos o vegetación densa. Los individuos recién metamorfoseados y juveniles son más diurnos, y por eso es muy fácil confundirlos con una rana cuando saltan delante de nosotros al borde de un arroyo o charca. 

Hembra adulta, Alcalá la Real (Jaén) enero 2004. 

El periodo reproductor comienza a finales del invierno, en los meses de febrero y marzo. En zonas altas se retrasa uno o dos meses. Para reproducirse seleccionan medios acuáticos muy temporales, al igual que el sapo corredor (Bufo calamita) y los sapillos moteados (Pelodytes sp.). Cualquier rodera inundada, cuneta encharcada, arroyo de pequeña entidad, e incluso charcos situados al pié de las fuentes y en canteras abandonas son buenas para ellos. También pueden utilizar, aunque en menor medida, albercas y charcas ganaderas. 

Una vez que los ejemplares de ambos sexos han llegado al agua, se producen los amplexos, en este caso inguinales. Generalmente tienen lugar bajo el agua, sobre todo en orillas encharcadas y con poca profundidad. Los machos, que no tienen sacos vocales, emiten una serie de sonidos bajos, una especie de rugidos graves, que solo son audibles si nos encontramos muy cerca del ejemplar que los emite. La duración del acoplamiento es corta, y cada hembra puede aparearse con varios machos a lo largo de las jornadas que permanece en la zona reproductora. Tras finalizar el apareamiento con cada macho, deposita un grupo de huevos de 30 a 50 sin formar cordones, en el fondo de la charca o arroyo. El desarrollo del embrión dentro del huevo dura entre 5 y 10 días, y tras nacer, las pequeñas larvas se dispersan por la charca. Se alimentan de toda la materia orgánica que pueden encontrar, tanto de origen vegetal como animal. Junto con el sapo corredor, tienen el desarrollo larvario más corto de todos los anfibios de nuestro entorno. Aproximadamente en un mes o mes y medio, dependiendo de la temperatura del agua y la disponibilidad de alimento, las larvas finalizan su desarrollo y los pequeños sapillos de apenas 1 cm de longitud, abandonan en agua y se dispersan por la vegetación circundante. Permanecen bastante tiempo en las inmediaciones del agua, cazando pequeños invertebrados, siendo fácil observarlos a plena luz del día. Conforme van creciendo amplían su dieta que incluye lombrices, caracoles, arácnidos e insectos. Incluso pueden devorar individuos juveniles de su especie y de otros anfibios. Entre sus enemigos naturales se incluyen peces, culebras acuáticas y larvas de libélula durante el periodo larvario. En estado adulto pueden ser capturados por aves acuáticas, rapaces nocturnas, culebras y pequeños y medianos mamíferos carnívoros, como turones, ginetas y tejones. Su principal mecanismo de defensa es la huida, ayudados por una  piel abundantemente cubierta de mucosidad y por su excelente capacidad para saltar. 

La madurez sexual la alcanzan a los 3 años y pueden vivir hasta 10 o más. 

Ejemplar recién metamorfoseado, Nava de Cabra (Córdoba), marzo 2003.


ESTADO DE CONSERVACIÓN, PROBLEMÁTICA:  

Al igual que ocurre con la mayoría de anfibios presentes en nuestra provincia, el sapillo pintojo no escapa al proceso de lenta pero continua disminución de sus poblaciones. Se está produciendo una fragmentación de las mismas, quedando una serie de pequeños núcleos incomunicados entre sí, y con continuos fenómenos de extinción local. Las poblaciones más saludables, son las localizadas en la mitad occidental de la provincia, que no dependen tanto para reproducirse de albercas o fuentes tradicionales, y utilizan cualquier pequeña zanja, acequia o arroyo incluso situado en ambientes cada vez más hostiles. Así está ocurriendo con la mayoría de las zonas de olivar, al haberse reconvertido en explotaciones intensivas y fuertemente intervenidas. Aun así la mayor pluviosidad de esta parte de la provincia permite su reproducción en sitios casi insospechados donde se acumula el agua de lluvia durante un mínimo de tiempo. Las poblaciones situadas en la mitad oriental de la provincia son más dependientes de albercas tradicionales, por lo que se encuentran más amenazadas, ante el pésimo estado de conservación de la mayoría de ellas. 

Otros factores que inciden sobre la supervivencia del sapillo, son la destrucción de pequeñas zonas marginales y setos situados entre terrenos de cultivo. Hoy en día, gracias a la modernización de la maquinaria agrícola, estos son eliminados con gran facilidad, con lo que desaparece el lugar de refugio de multitud de pequeños animales, que habían quedado acantonados en estos microhábitats. Desde aquí queremos hacer un llamamiento, para conservar los setos y muros de piedra que se utilizaban para separar las fincas, por el enorme valor que tienen para conservar la biodiversidad, sobre todo en lugares fuertemente alterados por la agricultura. Igualmente el incremento del uso de pesticidas y herbicidas, contamina los pequeños arroyos y lagunas, haciendo cada vez más difícil la vida de las ricas comunidades animales y vegetales propias de estos medios. Un ejemplo de ello lo tenemos estos días en el Poniente Granadino: si se ha prohibido el consumo humano del agua proveniente del embalse de Iznájar, uno de los mayores del país, por su alta concentración de pesticidas provenientes del olivar, cómo se encontrarán los pequeños cauces que drenan las comarcas olivareras… 

Y para completar el listado de amenazas, no podemos olvidar la sobreexplotación de los acuíferos, y más en un año como el presente, de fuerte sequía. La proliferación de sondeos y pozos, produce un descenso del nivel freático con graves consecuencias para las fuentes y charcas naturales. 

Charca de Parrica, puede observarse la caseta del motor que extrae el agua directamente del vaso de la laguna, marzo 2003. 

Aprovechando la presente ficha queremos dar a conocer  un lugar de nuestra provincia que podemos catalogar como auténtico paraíso para los anfibios. Se trata de la charca de Parrica, situada en la zona del campo de Zafarraya y donde hasta la fecha, han sido citadas once de las doce especies de anfibios presentes en Granada. Tal importancia ha sido reconocida a nivel científico y es considerada como área de especial importancia para la herpetofauna española. Una visita nocturna en época primaveral y lluviosa  a este sitio se convierte en una experiencia difícil de repetir, al asistir al verdadero espectáculo que supone la presencia de cientos de ejemplares de distintas especies en plena tarea reproductora, entre ellos nuestro protagonista, el sapillo pintojo meridional, observándose un número de adultos simultáneamente que ya apenas se puede ver en otros lugares. Pues bien, la supervivencia de este enclave no está asegurada, pues una potente bomba extrae el agua directamente de un pozo situado en el vaso de la charca. Incluso está proyectada una explotación minera que casi llega hasta su borde. Gracias a ciertas gestiones, parece que su futuro es más halagüeño. Actualmente, la Universidad de Granada lleva a cabo un interesante proyecto, en colaboración con los propietarios, para limitar los efectos de la extracción de agua y de la cantera. Desde aquí deseamos suerte en su trabajo a Maribel Bénitez, que lleva el peso de los trabajos de muestreo y relaciones con los propietarios. 

Juvenil, El Burgo (Málaga), noviembre 2004.


 PROPUESTAS DE CONSERVACIÓN:

· Promoción de la agricultura tradicional de secano. Limitar el uso, en lo posible, de pesticidas y herbicidas. Conservación de setos, pequeñas zonas marginales y muros de piedra.

·Realización de un mapa actualizado de distribución de la especie en Granada. Proteger y restaurar adecuadamente las albercas y charcas que sirven como puntos de cría, especialmente las que sustentan a las poblaciones más orientales. A tal efecto podría establecerse una especie de red de “microreservas”.

· Campaña de información sobre la especie y su problemática de conservación, especialmente en los colegios. 

Ejemplar subadulto perteneciente a la única población descubierta hasta la fecha en el Parque Natural de la Sierra de Baza, Cortijo de los Herreras, Sierra de Baza (Granada), agosto 2004. 


EL SAPILLO PINTOJO MERIDIONAL EN LA SIERRA DE BAZA:

Como hemos indicado en el apartado de distribución, hasta la fecha solo hemos localizado una pequeña población en la Sierra de Baza y su área de influencia. Puede obtenerse más información sobre este descubrimiento en el Boletín digital del mes de octubre de 2003. Depende para su reproducción de una alberca antigua ligada a una pequeña fuente, situada en las cercanías del Puerto de las Palomas. El estado de conservación de la misma es pésimo, con grandes grietas, por lo que solo es capaz de mantener unos pequeños charcos en su fondo, el cual está cubierto de sedimentos y vegetación. Creemos que los sapillos pintojos pueden llevar a cabo todo su ciclo vital dentro de la alberca, y es poco probable que puedan salir, al tener las paredes completamente verticales. Se da la circunstancia de que también se reproduce en ella el sapillo partero bético (Alytes dickhilleni). La presencia de ambas especies convierte a este lugar en uno de los más importantes para la conservación de los anfibios en el ámbito del Parque Natural de la Sierra de Baza. Por tanto, desde este boletín, queremos hacer un llamamiento a los responsables de la gestión del Parque, para que se restaure la alberca, e incluso se construya alguna pequeña charca de poca profundidad en sus cercanías, para garantizar la supervivencia de ambas especies. Hay que indicar también que este punto representa, junto con otro citado en Sierra Nevada, el record  de altitud para la especie en toda su área de distribución, concretamente algo más de 2000 metros..

 

Alberca que sirve como punto de reproducción a la población descubierta en la Sierra de Baza. Se puede observar su lamentable estado de conservación. Cortijo de los Herreras, Sierra de Baza (Granada), agosto 2004. 

Esta pequeña población se encuentra completamente aislada de los 2 grandes núcleos provinciales, el de la zona occidental/Vega de Granada y el del noreste, por lo que es vital su conservación. Pensamos que es posible su presencia en otras zonas del Parque que mantienen óptimas condiciones. Por lo tanto animamos a todos los visitantes a  que estén atentos en sus recorridos por la sierra. Cualquier cita de esta y otras especies de anfibios es muy útil  para poder conocer con detalle la distribución y estado de conservación de tan interesantes animales. 

 

Pequeña fuente que alimenta a la alberca de la fotografía anterior. Aunque su caudal es escaso, sería suficiente para alimentar a la alberca una vez restaurada y a alguna charca que podría habilitarse en sus inmediaciones. Cortijo de los Herreras, Sierra de Baza (Granada), agosto 2004.