Fichas de Aves del Parque Natural Sierra de Baza
Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos)
© José Ángel Rodríguez
Ejemplar adulto de ruiseñor común.
FICHA TÉCNICA:
Orden: Passeriformes
Familia: Turdidae
Especie: Luscinia megarhynchos
Estatus: especie catalogada como vulnerable a la extinción.
Longevidad: pueden vivir hasta siete años.
Peso: De 17 a 21 grs., aproximadamente.
Envergadura: con las alas abiertas pueden medir alrededor de 25 cms.
Longitud: 17 cms. aproximadamente.
DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
© Juan Cubero
El ruiseñor común es más conocido por su canto que por su aspecto.
Es un ave migratoria, de presencia estival, de tamaño pequeño, con el plumaje de color marrón, siendo más rojizas las plumas supracobertoras y las de la cola, ya que la zona central de ésta es más clara. Destaca en su cabeza unos ojos de color oscuro rodeados de un anillo ocular claro. Su pico afilado y puntiagudo, de color oscuro, está diseñado para cazar pequeños insectos. Sus patas son de color pardo gris. El vientre es de color gris claro y su cola es de color rojizo y suele llevarla alzada con frecuencia. Las alas tienen las puntas redondeadas, para volar grandes distancias durante las migraciones. La hembra se diferencia ligeramente del macho, en el color de la cola y el obispillo, que es más rojizo, aunque no es fácil apreciarlo en el campo. Los ejemplares inmaduros tienen un plumaje muy moteado.
© Agustín Orduña
Ejemplar inmaduro de ruiseñor común, donde se aprecia su característico plumaje moteado, que desaparecerá en los ejemplares adultos.
El hábitat característico de esta especie son los sotobosques arbustivos, zonas con abundante maleza, incluso en parques jardines urbanos. Lo importante es que haya bastante matorral donde se sienta seguro, ya que no le suele gustar los espacios abiertos. También son querenciosos de los cursos fluviales y charcas donde haya abundante vegetación fluvial e insectos asociados a la masa de agua, los que constituyen su principal aliento.
En el mes de marzo llegan a la península procedentes de África tropical y de Oriente Medio que es donde hibernan. Comienzan los cortejos de los machos levantando la cola y bajando el pico hasta más abajo que sus patas y entonando cantos muy melódicos. Construye la hembra sola el nido, a base de pequeñas ramitas entre las zonas de vegetación densa para protegerlo lo máximo posible. La nidada es de cuatro a cinco huevos y solo los incuba la hembra durante trece días, ambos congéneres alimentaran a lo pollos a base de insectos y orugas al nacer. Al cumplir un mes los pollos ya son independientes y se dispersan.
© Eduardo Nogueras
El ruiseñor común no se deja ver con facilidad en los espacios abiertos.
La alimentación de esta especie se basa en gusanos, bayas, escarabajos y bayas. Busca el alimento cerca del suelo, bajo las hojas de los árboles y entre la hierba. En verano acude a beber a los arroyos y manantiales cercanos a su territorio.
El vuelo del ruiseñor común es bajo, directo y fuerte entre los arbusto de los parajes que habita.
El canto del ruiseñor es una de las características que le han hecho más popular, ya que es capaz de entonar diferentes tipos de gorgojeos, notas altas y bajas con una gran habilidad sonora. Es sobre todo al amanecer y al atardecer cuando se producen los cantos más melodiosos.
EL RUISEÑOR COMÚN EN LA SIERRA DE BAZA
© José Ángel Rodríguez
El ruiseñor común acude a manantiales y arroyos de agua a lavar su plumaje y a beber, momento en que es más fácil el contacto visual con la especie.
Es un ave migratoria estival nidificante, presente en la Sierra de Baza. Su llegada suele producirse a lo largo del mes de marzo procedente desde el África tropical, que es donde hiberna. Desde el mes de abril a septiembre permanece en la sierra, siendo en este último mes cuando puede verse un mayor número de efectivos debido al regreso migratorio de las poblaciones del resto de Europa hacia el continente africano. Es un ave que se detecta antes por su canto que por el contacto visual, debido a que es muy escondidiza y no le gusta salir a espacios abiertos, aunque de hacerlo enseguida se distingue por su color pardo rojizo y sus alas caídas hacia abajo, mientras suele mantener la cola bastante erguida.
Texto: Eduardo Nogueras Ocaña
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