Etnobotánica de la Sierra de Baza
Fichas de Flora - Plantas del Parque Natural Sierra de Baza
Malva silvestre (Malva sylvestris)
© José Ángel Rodríguez
Malva silvestre en floración.
La malva silvestre o común es una popular planta vivaz que puede sobrepasar el metro de altura, con hojas tomentosas y festoneadas, con flores estivales muy vistosas de color rosa, de unos 3 a 4 cms. de diámetro, mientras que el tallo suele ser pubescente.
La planta se localiza junto a caminos, cunetas, taludes o campos de cultivos abandonados, por lo que se considera una planta ruderal y arvense.
La familia de las malvas engloba a casi un millar de especies, repartidas en 119 géneros, que se extienden por casi todo el planeta, aunque la mayor diversificación la alcanza en los países cálidos y tropicales. De ellas una docena se localizan en la Península Ibérica.
En nuestra zona la más popular es la malva silvestre (Malva sylvestris), una planta en torno a la cual y sus aplicaciones medicinales existe toda una industria farmacológica, de la que en medicina popular se aprovechan tanto las hojas y tallos, aunque particularmente sus flores. Pio Font Quer en su obra “Plantas Medicinales. El Dioscórides renovado” se ocupa con detalle de esta planta, dando útiles consejos para la recolección de sus flores, para lo que indica que sea secadas lo más rápido posible, extendiéndolas lo más rápido posible “un día de buen sol y de aire seco”. Tras secarse conservarán los pétalos un bonito color azul, debiendo de guardarse en saquitos que se mantendrán alejados de la luz y la humedad.
La forma más tradicional de usar en etnobotánica sus flores ha sido en tisana, considerándose que sirve para aplacar la tos, al tener efectos antiinflamatorios y calmantes.
Otras aplicaciones de la malva han sido en forma de cataplasma y como ungüento para combatir dolores, cortes, cardenales, úlceras, forúnculos, dolores cutáneos, edemas e inflamaciones de cualquier clase, así como esguinces y torceduras. También se ha utilizado como laxante, el líquido de cocción (decocción) en forma de enemas (lavativas). En algunos lugares de Europa la planta tenía fama como depurativo interno. Ya Plinio recomendaba una dosis diaria de malva para mantener la salud.