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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 297 - Marzo 2024

FICHAS

imagen de decoración

Etnobotánica de la Sierra de Baza

Fichas de Flora - Plantas del Parque Natural Sierra de Baza

Bolsa de Pastor (Capsella bursa-pastoris)


© José Ángel Rodríguez
Detalle de la flor y fruto de la bolsa de pastor en su hábitat natural.


Popular y extendida hierba anual perteneciente a la familia de las crucíferas, que también es conocida como jaramago blanco o pan y quesito. Es de aspecto inconfundible debido a sus característicos frutos, en forma acorazonada (silicuas) que recuerdan al zurrón de pastor, de donde toma su nombre popular.  Nativa de las regiones frías de Asia Menor y este de Europa, se ha extendido por muchas regiones del planeta, considerándose en la actualidad una planta cosmopolita e invasora, que puede aparecer en campos de cultivo, cunetas y orillas de los caminos, así como en terrenos baldíos y abandonados.

La planta no supera los 40 cm de altura y cuenta con una roseta de hojas, con bordes enteros, en la parte baja, de la que arrancan unos largos y finos tallos en los que aparecen los frutos y flores. Las hojas de esta planta son comestibles y se utiliza en ensaladas, particularmente en la primera fase de su desarrollo, cuando aún no ha aparecido la flor.

Su flor, blanca con pequeñas líneas rojizas, es pequeña y poco vistosa, de apenas 4 mm, que aparece desde finales de invierno y se prolonga por la primavera e incluso puede llegar a los meses de verano. Curiosamente está considerada una planta protocarnívora, la que capturar a sus presas durante un período de su ciclo de vida. Las semillas de la planta, al humedecerse, secretan un líquido viscoso (mixospermia) que atrae activamente y mata a sus presas. También hay evidencia de actividad de la proteasa y absorción de nutrientes.

La bolsa de pastor es conocida y aprovechada desde la antigüedad para frenar las hemorragias, al contener principios hemostáticos y flavonoides, además de tener funciones cicatrizantes. En la antigua Castilla se sabe de su utilización por las mujeres para cortar hemorragias producidas por el ciclo menstrual, práctica que se continuó en los siglos posteriores. Según Pio Font Quer, en su obra "Plantas Medicinales. El Dioscórides renovado", se emplea principalmente para regular el flujo mestrual, tanto en los casos de mestruación excesiva como cuando es escasa e irregular, y, sobre todo, al llegar la pubertad y hacerse mujeres las niñas, así como al cesar la regla.

Otros usos etnobotánicos de esta planta, han sido para lavar a las parturientas después del parto y para curar las hemorroides, particularmente las sangrantes. Para lo que se efectuaban lavados con la infusión resultante tras la decocción de sus hojas frescas.