Etnobotánica de la Sierra de Baza
Fichas de Flora - Plantas del Parque Natural Sierra de Baza
Olmo (Ulmus minor)
© José Ángel Rodríguez
Ejemplar centenario de olmo fotografiado en la Hoya de Baza, con el Cerro Jabalcón de fondo.
Árbol de hoja caduca, que puede alcanzar los 25 metros de altura, aunque lo normal es que no pase de 10 ó 15 metros, y sobre el que se ha dicho que puede vivir mil años, con algunos ejemplares de impresionante porte plantados por el hombre en las plazas y lugares más insignes de la vida social, al estar revestido de un gran valor ornamental. Estos ejemplares de olmo que alcanzan un majestuoso porte, popularmente son llamados “Olma” (Olma de El Rasillo en La Rioja, Olma de Polientes en Cantabria u Olma de Frumales en Segovia, por citar algunas de sus más populares muestras), aunque lo normal es que viva bastante menos, al ser una especie muy propensa a sufrir temibles plagas y enfermedades como la Grafiosis del Olmo, provocada por un hongo conocido científicamente como Ceratocystis ulmi que se propaga a través de un insecto, perteneciente al grupo de los escarabajos perforadores que se alimentan de hojas y madera (Scolytus scolytus), llevan en su cuerpo adheridas las esporas del hongo y las van diseminando, en esta macabra simbiosis del hongo con el insecto, aun cuando el hongo también puede infectarse a través de las raíces, de un árbol infectado que pasa por las raíces a otro cercano, contaminándolo. Sus efectos son letales y ha ocasionado la pérdida de millones de estos árboles en el planeta, desde la década de los año setenta del pasado siglo en que comenzó a manifestarse con gran virulencia, sin que se hayan encontrado medios efectivos hasta ahora para atacarla de forma eficaz. Primero se observa marchitez y amarilleamiento y luego las hojas se secan. En unos meses, muere.
Su corteza es lisa e inicialmente de color marrón grisáceo, aunque se oscurece y fisura al envejecer. Sus ramas son erectas, con las ramillas secundarias dispuestas regularmente en dos hileras opuestas (dísticas). Estas ramillas suelen ser lisas y brillantes, aunque no es raro que presenten costillas suberosas. Las hojas son simples y caducas, en disposición alterna –como se ve en la imagen de la izquierda. Su limbo mide 3-12 cm de longitud por 2-5 cm de anchura, es grueso y de forma ovada o elíptica con el margen doblemente dentado, marcadamente asimétrico en la base y terminado bruscamente en una punta apical.
Las flores son pequeñas –miden solo unos 0,5 cm- y poco aparentes, tienen un pedúnculo corto y se encuentran agrupadas en fascículos. Poseen un perianto verdoso con 5-7 lóbulos, un solo pistilo con 2 estilos divergentes y 3-5 estambres con anteras de color rojo purpúreo. Las flores pueden ser hermafroditas o unisexuales por aborto. Se polinizan mediante el viento. La floración tiene lugar de febrero a abril, antes de la aparición de las hojas. Los frutos son sámaras ovadas u obovadas, de 1-2 cm de longitud, escotadas en el ápice. Están constituidas por una única semilla situada cerca de la escotadura y un pericarpo que se expansiona en un ala delgada y membranosa para facilitar la dispersión por el viento. Las sámaras presentan inicialmente color verde y adquieren un tono marrón claro al madurar. Se forman y maduran entre marzo y abril. Al producirse en gran cantidad antes que salgan las hojas nuevas, dan al árbol una apariencia de foliación precoz, que cubre el suelo de los parques y jardines urbanos de un modo muy ostensible.
Especie sociable, que tolera e incluso le gusta desarrollarse en armonía y convivencia con otras especies, prefiere ambientes con humedad en el suelo por lo que es frecuente en las cercanías de las riberas de ríos o cursos de agua, dando lugar a la formación vegetal conocida como olmeda. Aunque se trata de una especie nativa, muy bien distribuida por Europa, Asia, Norte de África y Norte de América, es muy difícil predecir su área de origen natural, al haber sido profusamente plantado y cultivado por el hombre, se piensa que fueron los romanos sus principales difusores a lo largo y ancho de su imperio.
Su madera es muy dura y tiene el corazón marrón claro o pardo rojizo, con anillos de crecimiento muy marcados y textura algo gruesa; es fácil de trabajar, difícil de hendir y muy resistente a la putrefacción si se mantiene húmeda, por lo que se emplea en construcciones navales, pilotes de mina, y antiguamente era la preferida para hacer conducciones para la conducción de agua. Su corteza también ha sido aprovecha en etnobotánica, para lo que se hervía y preparaba una infusión con la misma que era utilizada en la antigüedad para prevenir las diarreas y contra los dolores menstruales.
En la mitología se asocia con Mercurio, dios del comercio, un perfecto emisario y mensajero de los dioses. también el mejor mediador entre el mundo espiritual y el material, por lo que se cuenta que se puede entrar en contacto con él durmiendo una siesta bajo un olmo centenario, momento en que se pueden producir agradables sueños y clarividencias ante problemas y adversidades.
En la Sierra de Baza el olmo está muy bien representado, en lugares como Los Olmos, con nombre toponímicos que elude ala clara existencia en el lugar de este árbol o en las proximidades de antiguas construcciones como en la zona del Cortijo de Santaolalla, donde pese a haber sufrido de forma importante la Grafiosis se aprecia cómo se han recuperado con gran vigor algunos de estos pies, mientras que otros han rebrotado de sus raíces.