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Edición Mensual - Año XXVI | Nº 305 - Noviembre 2024

FICHAS

imagen de decoración

Fichas de Aves del Parque Natural Sierra de Baza

Carraca (Coracias garrulus)


©  Alfonso Roldán Losada
Ejemplar adulto de carraca europea


FICHA TÉCNICA:

Orden: Coraciiformes
Familia: Coraciidae
Especie: Coracias garrulus
Estatus: especie catalogada “De interés especial” en el catalogo nacional de especies amenazadas.
Longevidad: pueden vivir hasta 10 años.
Peso: 150 gramos aproximadamente.
Envergadura: con las alas abiertas pueden medir alrrededor de 55 cms.
Longitud: 29 cms. aproximadamente. 


DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE  

El tamaño de la carraca es parecido al del  arrendajo (Garrulus glandarius), pero algo más esbelto. Cabe destacar el color azul turquesa de sus alas y cabeza, siendo su zona dorsal de color marrón. Su pico es largo y de color negro, y sus patas de color anaranjado. Sin duda alguna el color de este pájaro es lo más llamativo, dado que no hay otra especie que se le parezca. Esto puede facilitar su  localización. La cola es larga y cuadrada. Al volar pueden apreciarse las diferentes tonalidades de azul que tiene su plumaje, haciendo de  su cuerpo un verdadero arco iris azul en vuelo.  

 

© Eduardo Nogueras Ocaña
Las diferencias sexuales no son muy marcadas como puede apreciarse en la imagen en la que aparecen ejemplares de ambos sexos.  

Su hábitat esta asociado a zonas de escasa vegetación, terrenos adehesados y de campiña. Suele elegir zonas donde hay árboles dispersos que le permitan anidar pero que a la vez ofrezcan un suelo donde poder localizar a sus presas con facilidad. No se le suele ver a grandes altitudes, ni tampoco cerca del nivel del mar. Se sitúa en el piso bioclimático mesomediterráneo y en zonas de estepas cerealistas. 

La alimentación de la carraca es variada, sobretodo insectos grandes, pequeños reptiles e incluso algún roedor. Su técnica de caza se basa en lanzarse desde su posadero hacia la presa, que normalmente está situada en  el suelo.

 

©  Alfonso Roldán Losada
La alimentación es muy variada, si bien, de modo general, el tamaño de sus presas no es pequeño, llegando a cazar reptiles y pequeños roedores. 

Nidifica en los huecos de los árboles, en muros de tierra y en otros nidos abandonados de otras especies como córvidos o carpinteros. La pareja comienza su ritual de apareamiento entrado ya el mes de abril y la incubación durará casi tres semanas, la hembra será la encargada de incubar, aunque el macho también colabora en la tarea. Realiza una sola puesta anual de 4 á 6 huevos que terminarán abriéndose casi en el mes de julio. Los pollos son alimentados por ambos congéneres y a las tres semanas abandonarán el nido con un plumaje más apagado que los adultos. 

 

©  Eduardo Nogueras Ocaña
Diferentes tipos de nidos de carraca: agujeros en árboles y huecos en los taludes del terreno. 

El vuelo de la carraca es muy vistoso, suele realizar algunas acrobacias. Una vez que coge altura aletea y planea en cortos intervalos, posándose en ramas de los árboles y en posaderos que le permitan controlar su espacio de caza. Los tonos azules de su plumaje lucen diferentes brillos al mover las alas, formando una sintonía de colores muy agradable de ver.

Su canto es muy característico. Al principio puede confundirse con una urraca (Pica pica), pero enseguida que se la escucha con atención, es inconfundible ya que su canto delata su propio nombre “ca-rra-carrá” fuerte y algo metálico.


LA CARRACA EN LA SIERRA DE BAZA 

  

© José Reigada Ibáñez 
La carraca esta presente en la Sierra de Baza y puede localizarse con relativa facilidad por su color azul intenso. 

La zona basal de la  Sierra de Baza acoge a esta especie en época estival, ya que durante el invierno emigra a zonas más templadas del continente africano. En el mes de abril puede observarse a esta especie con la llegada de los primeros ejemplares, que se situarán en la zona más baja del Parque Natural Sierra de Baza. En los terrenos adehesados  que limitan con la depresión de Guadix-Baza se instalan las diferentes parejas que darán continuidad a esta especie tan peculiar. 

No son pocas las dificultades que debe afrontar cada año la carraca para encontrar un habitad adecuado, debido a la presión que supone la pérdida de espacios donde anidar. La caza y la utilización de plaguicidas sobre los cultivos que sirven de cobijo a sus presas favoritas, están mermando sus poblaciones. 

Se puede decir que su presencia en la Sierra de Baza es localmente frecuente y que suele ocupar zonas parecidas al abejaruco (Merops apiaster) y la abubilla (Upupa epops) , terrenos blandos y adehesados. Se la puede ver también aquerenciada a viejos cortijos abandonados. Es común escuchar el apodo de “azulón” para referirse de forma gráfica a esta especie tan singular de la  Sierra de Baza. 

Será a final del mes de septiembre, cuando comiencen los días a ser más cortos y más frescos en la sierra,  cuando la carraca europea comience su viaje hacia lugares más templados del continente africano.

Texto: Eduardo Nogueras Ocaña 

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