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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 297 - Marzo 2024

FICHAS

imagen de decoración

Etnobotánica de la Sierra de Baza

Fichas de Flora - Plantas del Parque Natural Sierra de Baza

Manzanilla (Matricaria chamomilla = Matricaria recutita)


© José Ángel Rodríguez
Flores de la manzanilla de la especie Matricaria chamomilla.

Existen tres especies diferentes de plantas herbáceas denominadas genéricamente como manzanilla, todas ellas pertenecientes a la familia de las asteráceas y con similares virtudes: la manzanilla o camomila alemana (Matricaria chamomilla, también denominada Matricaria recutita), una planta anual, nativa de las regiones templadas de Europa. La manzanilla romana o camomila común (Chamaemelum nobile), una planta perenne, nativa de las regiones meridionales de Europa. La manzanilla o camomila de campo o bastarda (Anthemis arvensis), una planta anual que crece de forma silvestre y tiene un sabor más amargo que las anteriores. La más popular de todas ellas es la conocida como manzanilla alemana, que es la que habitualmente se comercializa.

La manzanilla es una hierba muy apreciada que crece en terrenos secos y soleados, en márgenes de caminos y sembrados de la mayor parte de Europa. Se recolecta en primavera y se aprovechan los capítulos florales, que se conservan secos, en recipientes cerrados.

Los principios activos de la manzanilla son los responsables de conferirle numerosas propiedades. Entre ellos se encuentran aceite esencial, flavonoides, cumarinas, mucílagos, principios amargos (matricina, matricarina...) y sales minerales (8-11%).

El aceite esencial produce un efecto antiinflamatorio, antiséptico, espasmolítico, carminativo, emenagogo y ligeramente sedante. Las investigaciones más modernas han demostrado que usada externamente esta planta posee propiedades que la hacen efectiva para reducir inflamaciones y tratar problemas como la caspa, el eccema, y las hemorroides, al estimarse que la manzanilla también posee propiedades antimicrobianas, antisépticas y fungicidas. Se sabe que inhibe el crecimiento de las bacterias conocidas como estafilococos y estreptococos, por lo que en uso externo la manzanilla es considerada como antiinflamatoria, analgésica, cicatrizante y antiséptica. También se puede emplear en gárgaras para aliviar dolores de garganta y gingivitis (inflamación de las encías). Mientras que los principios amargos son responsables de su actividad aperitiva, digestiva y colerética, siendo este uso el por que es más conocida la manzanilla: efectos calmante o tranquilizante y para alivia los malestares intestinales, al reducir la sensación de hinchazón y gases intestinales, al actuar como un sedante suave, al contener sustancias que actúan sobre el sistema nervioso central calmando los estados de estrés y ansiedad.

También se utiliza el agua de las infusiones de la manzanilla en muchas lociones y tratamientos capilares para aclarar los cabellos, particularmente en los niños.

La forma clásica o tradicional de tomar la manzanilla es en infusión o tisana, siendo ideal tomarla después de una comida difícil de digerir, al elimina las náuseas y evitar los vómitos. Para ello existen preparados comerciales en el mercado, aunque  lo mejor es preparar una infusión natural de manzanilla, para ello se hierve durante apenas 2 minutos, de 6 a 8 cabezuelas de manzanilla por cada taza de agua. Una vez colado, se deja en reposo de 5 a 10 minutos y se toma bien caliente, justo después de acabar de comer, añadiéndole azúcar al gusto. Para facilitar la expulsión de gases, se puede elaborar una infusión combinando a partes iguales una cucharada de postre de manzanilla y otra de anís verde, por taza de agua. La mezcla se hierve en el agua durante unos dos minutos y se deja reposar de 5 a 10 minutos y se bebe caliente, añadiéndole azúcar al gusto, después de cada comida.

Otro uso tradicional de la manzanilla es para combatir las inflamaciones oculares. Para ello, se mezclan, a partes iguales, una cucharada sopera de manzanilla, flores de saúco y flores de rosal silvestre por vaso de agua. Se hierve unos tres minutos aproximadamente y tras dejarlo reposar, se cuela y se vierte el líquido en compresas de algodón, con las que se aplicarán repetidos toques sobre los párpados. Si no se dispone del resto de hierbas se puede hacer únicamente con la manzanilla, aunque los efectos son más limitados.

La flor de la manzanilla ha sido usada con fines medicinales y calmativos desde antiguo, así los egipcios, griegos y romanos ya la utilizaban contra las enfermedades del hígado y los dolores intestinales.