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Edición Mensual - Año XXVII | Nº 297 - Marzo 2024

FICHAS

imagen de decoración

Etnobotánica de la Sierra de Baza

Fichas de Flora - Plantas del Parque Natural Sierra de Baza

Encina (Quercus ilex Sbsp. Ballota)


© Proyecto Sierra de Baza
La bellota: fruto otoñal de la encina  

La encina es el árbol más representativo del bosque mediterráneo ibérico y como tal la especie arbórea más abundante en la Península Ibérica e Islas Baleares, desde el nivel del mar hasta los 1.600 metros de altitud, a partir de la cual comienza a hacerse más rara y escasea, apareciendo tan solo en vertientes soleadas y resguardadas de los vientos, para desaparecer completamente en la alta montaña, donde son las coníferas los últimos representantes arbóreos de nuestra vegetación natural. En la península tan solo está escasamente representada en la región Eurosiberiana (norte de España), donde es una especie rara y anecdótica.

El nombre genérico "Quercus" proviene del celta (Quercus) que significa árbol hermoso. No se olvide que esta cultura tenía una especial reverencia por otro quercus, el roble, mientras que los romanos llamaron a la encina ilex que a su vez deriva del griego (hylé) que significa tanto "madera" como "materia" y "primera sustancia", al considerarse que la materia de este árbol, su madera, era la materia universal, el origen de todos los seres vivos, manteniendo Linneo el nombre ilex para referirse a la encina. Nombre científico que no ha estado ajeno a la polémica, al considerarse que en la Península Ibérica había dos especies de encinas distintas: la Q. ilex propiamente dicha y que se reservaba como denominación específica de las especies más litoral, también llamada alsina y a sus bosques alsinares y que se crían a un nivel altitudinal más bajo, con el fruto (bellota) de sabor amargo y la especie más continental o de interior, con el fruto dulce, que se denominaba Q. rotundifolia, al considerarse que era una especie diferente, si bien los estudios taxonómicos más recientes han puesto de manifiesto que no se trata de dos especies distintas, y que en cualquier caso una es subespecie de la otra, por lo que con más puridad ha sido sustituido el nombre de Q. rotundifolia por el de Q. ilex subsp. ballota.

La encina es un árbol que ha estado rodeada de un gran simbolismo desde la antigüedad, como hemos puesto de manifiesto con el análisis etimológico de su nombre científico. Si bien fue en la mitología griega donde alcanzó una mayor relevancia. Así se contaba que Zeus, dios de los dioses, se colocaba meditando debajo de una encina para encontrar respuestas válidas a sus dilemas. Estas cualidades proféticas o adivinas de la encina también son destacadas en la Iliada, así en el Viaje de los Argonautas, se cuenta que el navío prodigioso llamado "Argo" en el que viajó Jasón, en busca del vellocino de oro, tenía un espolón en la máscara de proa hecho de madera de encina, procedente del Santuario de Dodoma, que daba aviso a sus timoneles de los peligros de la navegación.

La encina es un árbol perennifolio y corpulento, que en su óptimo puede alcanzar los 25 metros de altura y más de un metro de diámetro, pudiendo llegar a vivir 800 años. La tradición popular cuenta que este árbol es el único que "cambia" tres veces de género a lo largo de su vida: "Hembra fue mi nacimiento y macho mi mocedad y por mi buena fortuna hembra me volví a quedar", dice una popular adivinanza para referirse a las tres denominaciones que recibe a lo largo de su vida: bellota, chaparro y encina.

Como árbol representativo del bosque mediterráneo, la encina ha tenido unos amplios usos y aprovechamientos desde la antigüedad. Así su madera, muy dura y fuerte, aunque difícil de trabajar, se ha empleado en la construcción de vigas y pósteles, fundamentalmente en minería, y para la construcción de ruedas de carros, aperos de labor y construcciones hidráulicas y navales, por su gran dureza y resistencia a la humedad. Aun cuando el uso más tradicional de la encina ha sido para leña y carbón, lo que ha motivado en muchas ocasiones talas abusivas, particularmente en épocas de escasez de recursos para encender fuego, con perniciosos efectos deforestadotes.

El fruto de la encina, la bellota, forma parte de la alimentación de un gran número de animales silvestres, y también de los cerdos ibéricos, como ha sido muy consumida por el hombre, particularmente en la forma dulce (rotundifolia), que la ha consumido tanto cruda como asadas, en forma similar a la que se preparan las castañas, para lo que se ponían en el fuego, tras darle un pequeño corte, como también ha sido utilizada para obtener una harina que se mezclaba con la de otros cereales, particularmente trigo, con la que se fabricaba pan. Aun cuando el uso más popular de su harina era para fabricar tortas de bellota, para ello se dejaban secar y se pelaban con un cuchillo eliminando la piel, tras lo que se trituraba en un mortero, mezclando la harina resultante con agua y un poco de leche, hasta obtener una masa compacta que se aplanaba y freía en una sartén. Tras dejar enfriar la torta que se obtenía, se espolvoreaba con azúcar o se rociaba con miel.

La bellota también se ha utilizado para obtener licores como, el popular licor de bellota, de sabor muy agradable y propiedades digestivas, como se ha utilizado en época de escasez como sustituto del café, el llamado café de bellota, para lo que se tostaban las bellotas antes de que terminaran de alcanzar la madurez, aun verdes, cociendo en agua las bellotas ya tostadas y consumiendo el agua resultante a modo de café. Un sistema de elaboración fácil y casero que puede probarse y que lo recomendamos al carecer de cafeína y no ser excitante, además de digestivo, con lo que es muy recomendado para las personas que tienen problemas con el café tradicional.

Otros uso de la bellota, muy populares en nuestra sierra, eran los derivados de usos médicos. Así para cortar la diarrea se ponían a hervir en agua un puñado de bellotas con su cáscara y se tomaba el agua al costarse. La corteza de la encina es rica en sustancias taninícas, al contener ácido cuertinático, por lo que se utilizaba en curtiduría. Actualmente la encina también ha pasado a tener usos ornamentales, por lo que se utiliza en grandes jardines, como árbol decorativo y formando parte de jardines naturales, que requieren poco mantenimiento.