Etnobotánica de la Sierra de Baza
Fichas de Flora - Plantas del Parque Natural Sierra de Baza
Olivarda (Dittrichia viscosa)
© José Ángel Rodríguez
Ejemplar de olivarda en floración en la zona de La Semana, en el Parque Natural Sierra de Baza (Granada). Fotografía tomada el 23/09/2015.
También conocida con el nombre de hierba mosquera, la olivarda, cuyo nombre científico es Dittrichia viscosa y hace alusión en su nombre genérico al botánico alemán Manfred Dittrich, mientras que el nombre específico de viscosa procede del latín (Viscum), en alusión a sus hojas, alternas, lanceoladas u oblongas, perennes, apuntadas y sin peciolo, ligeramente dentadas, tomentosas en el envés, muy pegajosas y llenas de pelillos glandulares que exudan una sustancia pringosa, con la que actúa como repelente natural ante el consumo por los herbívoros, también para inhibir la germinación de otras plantas vecinas que pudieran competir en las primeras etapas de crecimiento y expansión.
La olivarda se distribuye por todo el Mediterráneo, excepto Chipre. Habita en cunetas, terrenos baldíos, colinas pedregosas, lechos de torrentes y zonas de suelo alterado donde encuentra su hábitat idóneo.
© José Ángel Rodríguez
Detalle de la floración de la olivarda a final del mes de septiembre
La olivarda pertenece a la familia de las compuestas, de modo que lo que vulgarmente llamaríamos flor es en realidad un gran conjunto de flores agrupadas en capítulos, que a su vez se reúnen en cabezuelas o panículos que forman una única estructura. Estas agrupaciones florales son de un atractivo color amarillo-dorado y aparecen a final del verano, principios de otoño, prolongándose la misma hasta entrado el invierno, cuando las flores son escasas en nuestros campos y montes, encuentran en esta flor un apreciado alimento muchos insectos, por lo que es una planta muy visitada por los mismos en su época de floración.
UNA PLANTA CON USOS ETNOBOTÁNICOS DESDE LA ANTIGÜEDAD
En cuanto a sus usos y aplicaciones etnobotánicas, son conocidas desde la antigüedad, debido a las propiedades balsámicas y antisépticas dadas por la presencia del eucaliptol. Las flores y hojas de esta planta se han utilizado como base al ungüento que pastores y gentes de campo han utilizado durante milenios para cicatrizar heridas. Majando sus hojas que exudan una substancia viscosa de agradable olor, se produce una pasta que aplicada como cataplasma sobre la herida abierta o en quemaduras, lo que se estimaba ayuda a que cure con mayor rapidez. También se ha usado para los esguinces, para lo que se cuece la flor y hojas en el agua y se mete después el pie.
Otra aplicación era como remedio para las molestias de la artritis o el reuma, para lo que se tomaba la infusión de sus hojas. Para ello, se indica que se tomaba dicha infusión en ayunas dos veces por semana, “aunque nunca en más cantidad ya que la planta puede resultar tóxica”. También tiene propiedades analgésicas (utilizada contra el dolor de muelas) y diuréticas, además de ser un buen remedio para casos febriles (antipirética) y haberse usado también en problemas digestivos y para expulsar gusanos intestinales, aunque como decíamos su uso por vía interna puede acarrear complicaciones y no está recomendado por su toxicidad. En todo caso, no se recomienda su ingesta sin la supervisión médica oportuna.
UN BUEN INSECTICIDA NATURAL
Esta especie es atrayente de numerosos insectos polinizadores, e incluso de insectos depredadores y parasitoides beneficiosos para los cultivos hortícolas. Por tanto, esta planta silvestre es perfecta para tenerla muy cerca del huerto y en los márgenes o divisiones de éste. El uso tradicional y principal que ha tenido esta hierba en gran parte del litoral oriental almeriense, ha sido el de atrapa-moscas; para ello durante el verano se colgaba del techo en las casas y establos, a ella acudían las moscas atraídas por la sustancia viscosa y quedaban inmovilizadas; cuando anochecía, se metía la olivarda en un saco, se cerraba y fuera de la casa se apaleaba para matar las mocas que iban adheridas a las mata. Al día siguiente se colgaba una nueva mata y se repetía la operación. Otro empleo que le han dado los pastores de la zona es, mezclada con paja, el de cama del ganado para ahuyentar o retener las pulgas en la sustancia viscosa. También se ha utilizado como sucedáneo del tabaco.
Tan destacable como actual es su uso como corrector de suelos contaminados. En este aspecto, la apenas conocida olivarda se ha ganado un puesto de honor en la lista de las plantas utilizadas para extraer y acumular en su sistema radical y parte aérea metales pesados tales como el mercurio o el plomo. Todo un récord a sumar a la multitud de aplicaciones que esta pequeña y desconocida planta nos brinda.
Una planta invasora que puede aprovecharse con control
© José Ángel Rodríguez
Olivarda en floración en un talud de la cuneta de la A-92N a su paso por Baza (Granada). Se trata de una de las plantas más abundantes en las cunetas de las carreteras de la comarca.
La rapidez de esta planta para expandirse, aprovechando sus frutos en vilano, los que son trasladados por el viento, y de colonización de áreas alteradas y su adaptación a vivir en terrenos pobres, secos y soleados, resistiendo amplias variaciones de temperaturas, la ha llevado a ser catalogarla como especie invasora, capaz de desplazar las especies nativas naturales, pero también está siendo aprovechada por el hombre para el control natural de taludes de carreteras y caminos, también de canteras abandonadas, habiendo demostrado una buena capacidad para la retención del suelo.