Tejón (Meles meles)
Fichas de Mamíferos
Orden Carnívora o Carnívoros:
1. Familia Mustélidos
Tejón (Meles meles)
Tejón bebiendo agua. © antoniovazquez.com
Imagen facilitada por su autor, fuera de concurso.
FICHA TÉCNICA
Orden: Carnívora.
Familia: Mustélidos.
Género: Meles.
Especie: Meles meles (Linnaeus, 1766).
Subespecies presentes: Meles meles marianensis .
Longitud del cuerpo: Entre 65 y 80 cms.
Longitud de la cola: Unos 15 cms.
Alzada a la cruz: De 45 a 55 cms.
Peso: De 10 a 16 Kg.. Habitualmente unos 15 Kg.
Status de la especie: No se encuentra en peligro, ni amenazada. Aun cuando en el Convenio de Berna (Ratificado el 13-05-1986) se incluye dentro del Anejo III: ESPECIES DE FAUNA ESTRICTAMENTE PROTEGIDA.
DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
El Tejón es un carnívoro de tamaño medio, que puede llegar a pesar unos 15 Kg., con cabeza alargada y triangular, con el cuerpo también alargado de hasta 90 cms. de longitud de la que solo 15 cms. corresponden a la cola. Las patas son muy cortas, aunque fuertes, con mayor desarrollo muscular en las anteriores. El hocico es prominente, móvil y musculoso, encontrándose particularmente adaptado a excavar y hozar, mientras que el cuello es corto y ancho. El pelaje es largo y fuerte en el lomo con una característica mezcla de blanco y negro, siendo enteramente negro en el vientre y patas. La cabeza es blanca, con dos franjas negras laterales, paralelas, muy características de la especie, que abarcan los ojos, aunque no es raro ejemplos de albinismo. La piel es gruesa y muy resistente, y está cubierto de un pelo que sufre una caída anual. Precisamente el pelo del tejón tiene unas características muy especiales, en cuanto que su dureza (ni muy rígida, ni frágil) lo convierte en ideal para algunos usos tradicionales como pinceles artísticos, cepillos y particularmente brochas de afeitar, y en el Norte de China su piel se ha utilizado para hacer mantas.
El olfato y el oído lo tienen muy desarrollado, mientras que la vista la tienen más limitada, aunque por sus normales hábitos de vida (pasa la mayor parte del día en tejoneras, de modo que solo sale habitualmente de noche), está adaptado a la visión nocturna y a la oscuridad.
El tejón es un animal de hábitos nocturnos, pudiendo comenzar sus salidas al crepúsculo, siendo muy raro observarlo a plena luz del día. Puede trepar, aunque no está bien adaptado para ello, y nada bien. También puede correr con cierta rapidez. En caso de peligro o verse acorralado emite aullidos (Reinochholf, 1995). Es muy juguetón con sus congéneres, tanto de jóvenes como de adultos y participa en el aseo corporal de los compañeros de especie.
El tejón es una especie que habita nuestro planeta desde la antigüedad, estimándose por los palenteólogos, que ya tenía las características actuales hace 4 millones de años (E. Neal y C. Cheeseman, 1991), considerándose que su dentición ha sido lo que más ha evolucionado. Así mientras que en los albores de los tiempos exclusivamente estaba adaptado al consumo de carne fresca, posteriormente se adaptó al consumo tanto de carne como de vegetales, lombrices e insectos. Sus restos óseos han aparecido en diferentes yacimientos paleontológicos de Eurasia, así se ha encontrado en la Cueva de Gabasa en Huesca (M.F. Blasco, 1995), como también se han localizado restos fósiles en la depresión de Guadix-Baza correspondientes al Holoceno (Ruiz Bustos, 1995).
Aunque no está unánimemente admitido por la comunidad científica, en la península ibérica se localiza la subespecie marianensis, descrita en el siglo XIX por el naturalista Mariano de la Paz Graells. Su distribución es exclusivamente ibérica, alcanzando hasta los Pirineos, donde se mezcla con la nominal meles, que tiene un tamaño mayor y colores más oscuros en el pelaje del dorso y flancos.
Los tejones son muy sociables y suelen vivir en grupos de 2 a 12 individuos, con un promedio de 4 a 6 adultos, aun cuando se han llegado a citar grupos de hasta 23 individuos, que habitan en grutas subterráneas excavadas por ellos mismos, llamadas tejoneras, aunque también son conocidas como cados, huras y "setts", en terminología anglosajona Estos sistemas de túneles pueden tener una longitud muy grande. La excavación de un sett en Inglaterra, que es citado de forma habitual por la literatura científica, reveló que contaba con 879 metros de túneles, 50 compartimientos, y 178 entradas. Los investigadores estimaban que su construcción requirió extraer ¡70 toneladas de tierra y empleó varios siglos de trabajo!. Ello evidenció que se trataba de una tejonera heredada por generaciones (E. Neal, 1977). Si bien lo habitual en nuestra zona en que tan solo tenga tres o cuatro bocas y una decena de metros de longitud, aunque nosotros hemos podido localizar una tejonera, parte de la cual se reproduce en las imágenes laterales, que contaba con un total de doce bocas, algunas de ellas camufladas por la vegetación arbustiva y otras localizadas a cielo abierto. Parte de esta tejonera, y con motivo de unas lluvias torrenciales, se hundió, dejando visible parte de su estructura interna y en particular la cámara principal, la que se reproduce en la siguiente imagen y que permite apreciar su especial tamaño, permitiendo el paso por su interior de una persona, aún después del hundimiento:
© Proyecto Sierra de Baza. Abril-2004
Aspecto de la cámara principal de una tejonera, tras su hundimiento accidental. Al frente se aprecia una letrina, y ,partiendo de ésta, un conducto de escape que comunicaba con un desnivel del terreno.
Las tejoneras o sett han sido muy estudiadas por los naturalistas desde la antigüedad, que se han sentido atraídos por estas catedrales subterráneas, asignándole una serie de denominaciones a las diferentes partes del habitáculo. Así se denominan:
- Cámara principal. El aposento de alojamiento y cría de la especie. En algunas tejoneras puede haber varias. Puede tener hasta 3 ó 4 metros de altura y suele aparecer acolchada con restos vegetales.
- Conductos principales. Los utilizados habitualmente para acceder a la cámara principal.
- Conductos de ventilación. Los que sirven para llevar aire puro verticalmente al interior de la guarida. También penetra la luz a través de ellos por su construcción vertical, siendo esta última una importante función de la luminosidad de la guarida y regulación de la actividad del animal, a la que no se ha prestado mucha atención en los estudios de setts.
- Conductos de escape. Vías accidentalmente utilizadas para salir de la tejonera en caso de peligro o inundación.
- Letrina o retrete. Cámara secundaria que se habilita junto a la cámara principal para depositar las defecaciones.
- Litera o cuna. Cámara secundaria en la que se agrupan los ejemplares jóvenes, para continúan recibiendo los cuidados maternos.
La sociabilidad del tejón ha sido también muy estudiada y algunos análisis genéticos han demostrado las relaciones de los miembros de la tejonera. Seguimientos con radiotransmisores han puesto igualmente de manifiesto que las hembras se quedan con más frecuencia que los machos en la tejonera en que han nacido. Al frente de la tejonera suele haber un varón dominante, una hembra dominante, y sus descendientes subordinados (Hainard, 2001). El par dominante es generalmente los únicos individuos que producen con éxito crías, aunque todas las hembras se acoplen con el varón dominante. Las hembras subordinadas aun cuando pueden quedar embarazadas no suelen completar la cría de los nacidos. Los clanes de tejones son territoriales, defendiendo, especialmente los varones, agresivamente sus territorios contra la presencia de tejones extraños, pudiendo infligirse graves heridas, mientras que es inusual la lucha dentro del grupo social (Cresswell, 1990). Un área de 50 a 150 hectáreas, es el territorio habitual en el que se localiza una tejonera, la que además cuenta con varias áreas de campeo, que pueden solaparse con la de otros ejemplares. Territorialmente marcan su territorio con heces que a diferencia de las colocadas en letrinas, en las proximidades de la tejonera, suelen colocar en piedras o arbustos en los que igualmente imprimen las secreciones odoríferas de las glándulas supracaudales.
En España los tejones no hibernan, o mejor dicho, la hibernación como tal no existe y lo único que se ha observado es que puede existir un estado de mínima actividad, en los largos inviernos de zonas situadas en el extremo norte de su área de distribución, cayendo considerablemente el peso del ejemplar en esta época.
Tejón sobre nieve. © www.antoniovazquez.com
Imagen facilitada por su autor, fuera de concurso.
DATOS DE LA ESPECIE
- Longevidad: En cautividad puede vivir más de 16 años (Jones, 1982) aunque lo normal es que no supere los 10 en libertad, aun cuando excepcionalmente puede llegar a los 13 años de vida en libertad. El 50 % de los tejones mueren antes de alcanzar los dos años (D. Macdonald, 2003). La observación de los cadáveres de los machos puede determinar la edad por el examen del básculo. (Castells y Mayo, 1993).
- Celo: El acoplamiento ocurre principalmente entre comienzos de primavera y final de verano. Durante el acoplamiento el macho suele morder en el cuello a la hembra. La cópula puede durar de 2 a 90 minutos y se estima que solo las cópulas de más de 10 minutos fecundan a la hembra. El tejón dispone de una implantación retardada, es decir, que la hembra puede guardar el óvulo fecundado varios meses. El desarrollo del zygote puede detenerse hasta 10 meses, en que las condiciones ambientales (longitud y temperatura del día) son apropiadas para la implantación en el útero.
- Gestación. La gestación dura unos 65 días semanas después de la implantación, del óvulo en el útero (implantación diferida) lo que puede retrasarse voluntariamente hasta 10 meses.
- Época de parto La mayoría de los nacimientos ocurren entre febrero y marzo.
- Parto: Los partos suelen ser de 2 a 6 individuos (generalmente 3 ó 4). Los nacidos miden de 12 a 15 cms., sin incluir la cola y están cubiertos de un pelo blanquecino del que destaca un pigmento oscuro en la cabeza, que luego serán las características bandas negras. Abren los ojos después de 1 mes. A las 9-10 semanas salen a la superficie. Cuando ya no se amamantan todos los jóvenes permanecen agrupados en una misma dependencia, conocida como litera o cuna.
- Duración de la lactancia: Unos tres meses. Mientras dura la lactancia la madre permanece largos períodos junto a las crías. El macho no se ocupa de las crías.
- Madurez sexual. La madurez sexual tanto de los machos como de las hembras se alcanza a los 12 meses de la edad (Ahnlund, 1980). La dispersión puede ocurrir aun siendo joven el animal, con tan solo 7 u 8 meses, aun cuando generalmente se retrasan, y muchos tejones (particularmente las hembras) nunca dejan a sus padres y permanecen en la misma tejonera subordinados a ellos.
- Alimentación. Los tejones comen de una variedad muy amplia de alimentos, por lo que se consideran como omnívoros. Así se alimentan de insectos, particularmente abejas y miel, de donde proviene su nombre latino de Meles (miel en latín), de otros invertebrados, de mamíferos, de reptiles pequeños, maíz, frutas y plantas, en general, sin desdeñar la carroña. Acertadamente ha sido definido como “el más vegetariano de los carnívoros”. En las Islas Británicas y Norte de Europa el componente básico de su dieta son las lombrices y gusanos, mientras que en Europa meridional los tejones comen sobre todo insectos, lombrices, fruta y cereales. Muy raramente entra en corrales o establos por su miedo al hombre.
- Hábitats. En la península se puede localizar en una generalidad de hábitat, que van desde la zona semiáridas del Sudeste hasta zonas de alta montaña. Aun cuando el hábitat preferidos es el de las estribaciones montañosas, con cierta cobertura vegetal combinado con pastizales amplios, donde puede encontrar lombrices de tierra, insectos y frutos. La presencia de ganado (especialmente vacuno) también se ha descrito como beneficiosa para la especie. Otro aspecto clave para su presencia es la existencia de terrenos apto para excavar las tejoneras.
- Huellas. Habitualmente marca los 5 dedos con sus uñas. Las huellas delanteras, incluidas las uñas pueden medir 8 x 5 cm y las traseras 7 x 4 cm. En los ejemplares jóvenes no se marcan las uñas, aun cuando si tiene la huella la misma fisonomía plantar que el adulto. Cuando el animal camina al paso, la huella anterior y posterior prácticamente coinciden, con una distancia de avance de unos 50 cms; cuando corre se produce un adelantamiento relativo de la huella del pie posterior sobre el anterior siendo la distancia de avance de 70-80 cms (J.L. Rodríguez, 1993).
- Excrementos: Muy característicos. Suele depositar los excrementos en un pequeño agujero en el suelo, de aproximadamente unos 10 cm de profundidad. Normalmente son cilíndricos y cortos, pero pueden encontrarse blandos y su coloración puede ser variable, dependiendo del alimento consumido. Es habitual encontrar letrinas a la salida de la tejonera, o por la boca que más usa para entrar o salir. También pueden depositarse excrementos sobre piedras a modo de marcas territorialitas en el perímetro de su zona de influencia.
- Otros rastros. Son inconfundibles las llamadas tejoneras, los lugares en que se refugian y viven los tejones, aunque pueden presentar algunas confusión con las zorreras, pero el olor de estas últimas y limpieza de las tejoneras a diferencia de las zorreras, las hace fácilmente diferenciables. Otro rastro muy característico es el relativo a la forma de hozar, que es similar a la de un jabalí, pero el surco es más pequeño en el tejón y más largo. El tejón también tiene la costumbre de afilar sus poderosas uñas en los troncos de los árboles, dejando la señal de esta costumbre en la base de los troncos de los árboles. El tejón además de afilarse las uñas, se restriega el cuerpo en árboles, rocas, etc., dejando sus inconfundibles pelos en el lugar. Las sendas de paso son anchas y carecen de vegetación en el recorrido, aun cuando para el observador medio pueden confundirse con simples veredas humanas, por lo que hay que prestar atención a la presencia de huellas confirmatorias.
- Dimorfismo sexual: No es apreciable a simple vista aunque el macho suele ser de mayor tamaño que la hembra, si bien autores como Adolf y Karl Müller (1958) señalan que es posible diferenciar a la hembra adulta del macho visualmente, indicando que la hembra tiene la figura más estilizada mientras que el macho es más rechoncho y corpulento, además indican que la coloración de uno y otro es ligeramente variable, así mientras que el blanco de la hembras es más puro, en el macho suele presentar mayores manchas. También se ha indicado que los machos suelen tener la cola más fina y blanca (Castells y Mayo, 1993). Los genitales raramente suelen observarse en el campo por las escasas evidencias de los sacos escrotales de los machos.
- Enemigos naturales: Los grandes carnívoros como el oso, lobo o lince. El zorro, gato montés y gineta predan sobre los ejemplares jóvenes, al igual que las grandes rapaces nocturnas y diurnas.
- Principales problemáticas: Al ocasionar los tejones daños en las cosechas, fundamentalmente en el maíz y cereales, así como en las colmenas, jardines y terrenos de cultivo, han sido tradicionalmente perseguidos por los campesinos y apicultores, que han visto en él un enemigo. La caza de la especie para comer su carne o aprovechar su pelo para confeccionar unas típicas brochas de afeitar es otro de los peligros a los que se ha visto históricamente sometida la especie. Una cuestión con cierta preocupación es la preservación de las tejoneras o setts históricos, puesto que algunas de estas construcciones tienen siglos de antigüedad constituyendo auténticas fortalezas subterráneas, ante las que debe de anteponerse el criterio de su conservación, frente a los intereses inmobiliarios o los relacionados con el acondicionamiento de grandes infraestructuras, sus principales enemigos, y que en la generalidad de los casos obvian en sus proyectos la presencia de tejoneras en sus trazados.
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© Proyecto Sierra de Baza
Silueta del tejón. Longitud de la cabeza mas cuerpo: hasta 80 cms. Longitud de la cola: hasta 15 cms.
© Natur Historica Riskmuseeet
Cráneo de tejón.
HUELLAS
© Proyecto Sierra de Baza. El Raposo. Dic-2003
Huella de un ejemplar adulto, en la que se aprecia la pata delantera izquierda (arriba) y la pata posterior derecha (abajo). La delantera no supera los 8 cms. de largo X 5 cms. de ancho, y los 7 X 5 cms. la trasera. También se aprecia el mayor tamaño de las uñas de la pata delantera.
© Proyecto Sierra de Baza.
Pata anterior derecha de un tejón, en la que son apreciables sus largas uñas.
© Proyecto Sierra de Baza.
Pata posterior derecha de un tejón.
© Proyecto Sierra de Baza. La Tejera. Abril-2004
Huella sobre barro de la pata posterior de un ejemplar joven. Sus características anatómicas aparecen claramente definidas, pero la huella es de notorio menor tamaño que la de un adulto y no marca en el suelo las largas y características uñas del adulto, al no tenerlas aún desarrolladas.
OTROS RASTROS:
© Proyecto Sierra de Baza.
Excrementos territorialistas sobre una piedra.
© David Díez Frontón.
© Proyecto Sierra de Baza.
Dos ejemplos de excrementos en el interior de letrinas, situadas en las proximidades de una tejonera. La coloración puede variar por el alimento ingerido.
© Proyecto Sierra de Baza.
Entrada a una tejonera en la que son apreciables los restos vegetales que se acumulan a la entrada de la guarida y que ha sacado el animal para su ventilación u oreo. Un buen rastro para identificar con seguridad una oquedad ocupada por tejones. El zorro no utiliza nunca esta materia vegetal para acondicionar su guarida, lo que permite diferenciar claramente uno y otro tipo de habitáculo.
© Proyecto Sierra de Baza. Las Balsillas. Enero-2004
Excavadura de tejón, la que efectúa el animal para depositar en su interior sus excrementos. Aunque se asimila a la del conejo se diferencia en que si se observa con detalle pueden apreciarse los arañazos de las uñas de la pata del tejón en la tierra al efectuar la excavadura (observables en la imagen). Estos arañazos del tejón son de notorio mayor tamaño que en el conejo, debido a las grandes uñas que posee el tejón.
EL TEJÓN EN LA SIERRA DE BAZA
El tejón está bien representado en la zona basal de la Sierra de Baza, habiendo podido localizar su presencia incluso en las zonas de vega limítrofes de las Siete Fuentes y Ribera. Se estima que la densidad de tejones en la zona basal puede ser de unos dos individuos por cada 100 has., alcanzando su máxima densidad en los valles fluviales de la zona del Neógeno-Cuaternario, donde la presencia de terrenos arenosos compactos y arcillosos facilita su labor excavadora para el acondicionamiento de tejoneras. La densidad de tejones disminuye de forma paulatina con la altitud hasta prácticamente desparecer a partir de los 1.800 metros, aun cuando en la toponimia serrana hay localizado un paraje conocido como “Las Tejoneras”, que se emplaza a unos 1.950 m. De altitud en el límite de las provincial de Almería y Granada, entre el Peñón de la Lechera y la carretera local A-600, que sin duda alude a la presencia histórica de tejones, lo que evidencia que en otras épocas el tejón no solo era más abundante, sino que particularmente ascendía más en altitud que lo hace ahora.
Los importantes aterrazamientos, que tuvieron lugar en la práctica generalidad del territorio de la Sierra de Baza en los años 40-70 del pasado siglo para efectuar repoblaciones forestales, afectó de modo muy sensible a la especie y en los desmontes se destruyeron muchas tejoneras, algunas de ellas con siglos de antigüedad.
El tejón ha sido cazado y consumido tradicionalmente por los serranos, que consideraban a la especie como vegetariana y de carne apreciable, teniendo nosotros constancia de algunos festejos familiares que se organizaron en torno a la muerte de algún tejón para dar cuenta de él, lo que también ha afectado a la supervivencia de la especie. En los últimos años hemos tenido conocimiento de la muerte accidental de algunos tejones por realas de perros con motivo de la práctica de la caza mayor en el territorio del Parque Natural.
La actual población de tejones en la Sierra de Baza se estima en unos 200-300 individuos, distribuidos en sus más de 52.000 has. con ausencia a partir de los 1.800 metros de altitud.