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Edición Mensual - Año XXVI | Nº 304 - Octubre 2024

FICHAS

imagen de decoración

Rinolofo mediterráneo o murciélago mediterráneo de herradura (Rhinolophus euryale)

Fichas de Mamíferos

Orden Chiroptera o Quirópteros:

1. Familia Rhinolophidae:

Rinolofo mediterráneo o murciélago mediterráneo de herradura (Rhinolophus euryale)


©  Carlos Álvarez
Murciélagos mediterráneos de herradura en una gruta de invernada


FICHA TÉCNICA

Orden: Chiroptera.
Familia: Rhinolophidae
Género: Rhinolophus
Especie: Rhinolophus euryale Blasius, 1853.
Subespecies presentes: Una sola en la Península Ibérica.
Longitud de la cabeza y cuerpo, sin incluir la cola: entre 43 y 58  mm.
Longitud de la cola: de 22 a 30 mm.
Longitud del antebrazo: de  47 a 51 mm.
Peso: de 8 a 17,5 gramos.
Status de la especie: Protegido. Especie vulnerable catalogada de interés especial (categoría II del R.D. 439/1990 de Especies Amenazadas). Incluida en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas (Ley 8/2003 de 28 de octubre de la Flora y Fauna Silvestre).


Puede consultarse la ficha del murciélago de herradura grande (Rhinolophus ferrumequinum)  para información del género Rhinolophidae y las características anatómicas de las diferentes especies de murciélagos de herradura presentes en la Sierra de Baza.


DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE 

Especie  típicamente mediterránea, de ahí su nombre común, que se extiende desde Marruecos hasta Irán y, en Europa, por la región mediterránea y la península Balcánica, alcanzando al norte Eslovaquia y Rumania y el centro de Francia. Está presente en toda la Península Ibérica, aunque es una especie menos abundante que el murciélago grande de herradura y el murciélago pequeño de herradura, pero puede ser localmente más abundante que estas especies en las zonas más cálidas de la Península. Su población española se ha estimado en torno a los 35.000 individuos (U. Goiti y J.R. Aihartza, 2002), habiéndose detectado regresión en los últimos años en casi todo el territorio, aunque más acentuada en la Cornisa Cantábrica  y zona Central.

Anatómicamente es una especie de tamaño intermedio entre el murciélago grande de herradura y el murciélago pequeño de herradura, de los que se diferencia por la forma del proceso conectivo superior de la silla, que es puntiagudo y ligeramente inclinado, siendo claramente mayor que el inferior, como se aprecia en la siguiente imagen:

©  Jesús Mario Contreras. Imagen cedida por su autor fuera de concurso
Detalle de la silla de un murciélago mediterráneo de herradura, en la que se aprecia su característica forma. 

También pueden diferenciarse el murciélago grande de herradura y el murciélago pequeño de herradura del murciélago mediterráneo de herradura por la forma de la herradura de modo que mientras que el grande y pequeño tiene forma redondeada y cuenta con un surco ventral en el centro del labio inferior, en el caso del murciélago mediterráneo de herradura el labio inferior cuenta con tres surcos verticales. Otras diferencias a tener en cuenta para su determinación a distancia es el color del interior de sus orejas, rosado, mientras en las otras dos especies es oscuro; y su forma de envolverse con las alas durante el reposo: mientras que R. hipposideros lo hace totalmente y R. ferrumequinum cubre sus costados y espalda dejando al aire sólo parte del vientre, R. euryale mantiene sus alas casi recogidas mostrando casi toda su área pectoral.

Sin embargo, la especie con la que se puede confundir más fácilmente es con el murciélago mediano de herradura (Rhinolophus mehelyi Matschie, 1901), con la que comparte la forma del proceso conector de la silla y muestran tamaños similares. Esta especie, que aún no ha sido detectada en las provincias de Granada y Almería con citas fiables, pero sí en Málaga y Murcia, se ha de distinguir de la que nos ocupa recurriendo a su captura y medida la relación de longitudes entre las falanges 1 y 2 del 4º dedo, y a sutiles diferencias en los lóbulos nasales. Nuestra experiencia con las dos especies indica que, conociendo bien a R. euryale, es posible distinguir a su especie gemela, ya que esta muestra un aspecto más rechoncho (bola de algodón) con  el pelaje ventral y dorsal más contrastado (vientre blanco) y unas manchas oscuras bajo los ojos a modo de antifaz. Sin embargo, lo más seguro es recurrir al análisis de sus ultrasonidos, y aún así, los jóvenes volanderos de R. euryale podrían confundirse con R. mehelyi.

Es una especie mucho más ligada a cavidades subterráneas que R. ferrumequinum y R. hipposideros. Sin embargo, a veces es posible encontrar grandes colonias en aljibes subterráneos, y según hemos comprobado en Granada y Almería, no es raro encontrar animales aislados o pequeños contingentes mezclados dentro de las colonias de cría de R. ferrumequinum, tanto en edificios como en túneles. En invierno, sin embargo, su presencia se limita a áreas profundas y de temperatura estable de minas y cuevas naturales.

Muestra preferencia por las regiones arboladas y cálidas con numerosas cavidades naturales. Por ello, no es de extrañar que sus poblaciones más densas en Andalucía se encuentren en las sierras calizas de Cádiz y Málaga, mientras que en Granada y Almería es más escaso. Aún así, aquí alcanza las mayores altitudes conocidas para la especie, con pequeñas colonias de cría a 1500 m y de invernada a más de 800, aunque se han encontrado animales aislados a 1700 m. Las colonias suelen ser numerosas, de varios centenares de animales, aunque algunas colonias andaluzas superan ampliamente el millar.

El murciélago mediterráneo de herradura era una especie poco conocida en la Península Ibérica hasta que los trabajos que está realizando el equipo de J. R. Aihartza, de la Universidad del País Vasco. Gracias a ellos, se sabe que en Euskadi depende de los bordes de bosques caducifolios y matorrales, y de los setos. Caza con un vuelo similar al del murciélago grande de herradura, con el que comparte sus alas anchas y cortas, que le confieren un vuelo potente y muy maniobrable. Se sirve de estas para atacar a las presas desde perchas y/o perseguirlas muy cerca de la vegetación o entre el ramaje.

Comienza la reproducción entre mediados de marzo y principios de junio, con la reunión de las hembras. En el centro ibérico, la gestación dura unos dos meses y los partos se producen en junio-julio, y las crías hacen los primeros vuelos en 3 semanas. Su letargo invernal comienza a principios de noviembre y se prolonga hasta el mes de marzo o abril.


DATOS DE LA ESPECIE 

 

©  Jesús Nogueras. Imagen cedida por su autor fuera de concurso
Ejemplares de R. euryale (izquierda) y R. mehelyi (derecha) capturados mientras salían de una colonia mixta de la Sierra Morena cordobesa 

Longevidad: No se conoce bien, aunque se han capturado animales 4 años después de ser anillados.

Celo: El celo tiene lugar a principios del otoño. De esta especie se ha descrito la formación de harenes integrados por un macho y varias hembras.

Gestación, parto y lactancia: La gestación se prolonga de abril-mayo a junio-julio. Las crías pesan al nacer entre 3 y 4,5 gramos y son amamantadas durante tres semanas. Durante los primeros días, las crías permanecen colgadas en el techo del refugio, formando “guarderías”. Comienzan a volar a los 4 ó 5 semanas y alcanzan el pleno desarrollo a los 45 ó 50 días de edad.

Madurez sexual:  El machoalcanza la madurez sexual al año, mientras que las hembras la alcanza normalmente en el segundo año, aunque algunas hembras suelen parir con tan solo un año de edad. 

Alimentación:  En general, se alimenta de polillas. Sin embargo, en Euskadi se ha comprobado que aprovechan muy bien las explosiones demográficas masivas de unos pequeños escarabajos sanjuaneros (Rhizothrogus sp.) que se producen a principios de primavera, y que llegan a suponer en esos momentos casi toda su dieta. También cazan más ocasionalmente típulas, moscas diurnas, neurópteros y hormigas aladas.

Hábitats: Depende de espacios forestales heterogéneos y cultivos tradicionales y prados ganaderos con setos en sus bordes, situados en las cercanías de áreas mineras abandonadas o cársticas en las que cuenta con cavidades-refugio.

Indicios: Los excrementos son similares a los de R. ferrumequinum y R. hipposideros, y de un tamaño intermedio entre los de ambos. Al igual que estas especies, tampoco dejan manchas de posadero y sólo aparecen en los techos las pupas de las moscas que los parasitan. 

Enemigos naturales: Es muy raro que sean cazados por otros animales. Excepcionalmente, lo hacen las rapaces nocturnas, sobre todo la lechuza (Tyto alba), y las rapaces diurnas con hábitos crepusculares. En las cercanías de Guadix se han encontrado sus restos dentro de egagrópilas de búhos chicos (Asio otus). Ha sido citada también la predación por ginetas, y en una mina de Sª Morena pudimos ver una comadreja acecharlos sin éxito, quizá debido a nuestra presencia. En cualquier caso los predadores tienen poca incidencia sobre la especie, estimándose que es el hombre el máximo responsable de su disminución.

Problemáticas: El principal problema que afecta a este animal es que no soporta las visitas de humanos a sus refugios. En Francia, los censos realizados en 1986, para compararlos con las campañas de anillamiento masivas realizadas con esta especie entre 1950 y 1965, permitieron comprobar una disminución de entre el 60 y el 90 % de la población. También se descubrió que fueron estos mismos estudios los responsables. Posteriormente, la “moda” de los deportes de aventura, que ha aumentado las visitas a las cuevas está afectando gravemente a varias colonias andaluzas. Sin duda, el reiterado consejo que damos de no visitar lugares ocupados por colonias de murciélagos es en este caso mucho más importante.

Por otra parte, las transformaciones en el paisaje agrícola también los afectan. En sus poblaciones vascas se ha comprobado como no utilizan los espacios agrícolas homogéneos y las plantaciones de coníferas que han sustituido buena parte de los ecosistemas agro-ganaderos tradicionales y bosquetes de los que depende. Otro tanto puede decirse de los pesticidas, que disminuyen sus presas y se acumulan en su organismo hasta alcanzar concentraciones letales. 

©  Jesús Mario Contreras. Imagen cedida por su autor fuera de concurso
Murciélago mediterráneo de herradura en el que se aprecia la característica forma de la silla y la presencia de parásitos propios de la especie.


EL MURCIÉLAGO MEDITERRÁNEO DE HERRADURA EN LA SIERRA DE BAZA

El único dato de presencia de esta especie en la Sierra de Baza se debe a la observación de una decena de ejemplares en una cueva de Caniles, por lo que puede considerarse esporádica, o un resto de lo que debió de ser antes una población estable y más numerosa. Sin embargo, no puede descartarse su presencia en el seno de las colonias de cría de murciélago grande de herradura. La colonia conocida más cercana, situada en una mina de agua próxima a Guadix y que albergaba a más de 200 animales, desapareció hace 10 años al cerrar sus propietarios las entradas. Sus principales poblaciones del entorno se sitúan en la parte caliza de la Sierra de Filabres (Almería), las Alpujarras orientales, la Costa y la comarca de Alhama-Loja (Granada). En general, es una especie escasa en todo el interior granadino.

Texto: José Antonio Garrido García

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