Fichas de Aves del Parque Natural Sierra de Baza
Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala)
© J. Daniel Fernández
Ejemplar macho adulto de Curruca cabecinegra.
FICHA TÉCNICA:
Orden: Passeriformes
Familia: Sylvidae
Especie: Sylvia melanocephala
Estatus: especie catalogada de interés especial (Catálogo Nacional de Especies Amenazadas). Estatus seguro. Se estima que su población está en incremento.
Longevidad: pueden vivir hasta 5 años.
Peso: 10-14 gramos, aproximadamente.
Envergadura: con las alas abiertas pueden medir alrededor de 15-18 cms.
Longitud: 13 cms. aproximadamente.
DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
© Diego Conradi
Imagen de una hembra de curruca cabecinegra. Puede prestarse a confusión con la hembra de curruca carrasqueña, pero esta última presenta una característica bigotera blanca ausente en la cabecinegra.
La curruca cabecinegra es una especie de distribución circunmediterránea que ocupa el Norte de África y países Europeos del Mediterráneo, también sus islas, aunque también se extiende por la costa atlántica de Portugal e incluso está presente en las Islas Canarias. En la Península Ibérica es nidificante, ocupando de forma continua y permanente toda la costa mediterránea y la mitad meridional, aun cuando también está presente, aunque en menor medida en muchos puntos de la mitad septentrional, donde forma pequeñas poblaciones aisladas. Se estima que Asturias es el único lugar del territorio español donde no está confirmada su nidificación. En la Península Ibérica y Baleares habita la subespecie melanocephala, mientras que en Canarias vive la subespecie leucogastra.
CARACTERÍSTICAS ANATÓMICAS
© Rafael Cediel Algovia
Imagen de una macho de curruca cabecinegra, en la que se aprecia claramente. como el capirote se extiende por debajo del ojo y contrasta intensamente con la garganta blanquecina.
El nombre popular de esta especie “cabecinegra” hace alusión al más característico rasgo anatómico que presenta la especie: la cabeza negra, aunque esto es exclusivo de los machos adultos de esta especie, ya que presenta dimorfismo sexual (distintos colores del plumaje del macho y la hembra). Así mientras la curruca cabecinegra macho presenta la cabeza negra, con una mancha que se extiende por debajo del ojo, lo que la diferencia claramente de la capirotada, en contraste con el color blanco de la garganta y parte inferior de los carrillos, la hembra tienen un plumaje mucho más apagado y no es apreciable la coloración negra de la cabeza, de modo que prácticamente tiene en la cabeza el mismo color pardo grisáceo que el resto de las partes superiores de su plumaje, dando la impresión de no tener el característico encapuchado de los machos.La espalda y dorso de las alas tienen un tono gris pizarra o ceniza obscuro con un ligero tinte pardusco. El pecho y el vientre son blancos, aquél a veces tiene un ligero tinte rosado. La cola es muy oscura, casi negra y destacando mucho el blanco de la pareja exterior de rectrices. El pico es negro con la base de la mandíbula inferior más clara El iris de los ojos es castaño o pardo y está enmarcado por un anillo ocular, muy característico de la especie, tanto en machos como en hembras, de color rojizo muy vivo, en los adultos y pardo rosado en los jóvenes. Otra característica que nos ayudará a identificar esta especie es el color de los tarsos y los pies que son de color carne, ligeramente anaranjado.
Los ejemplares inmaduros o jóvenes, tienen el plumaje más apagado que los adultos, pero los machos se pueden diferenciar por tener la cabeza más oscura, más gris, incluso que la propia hembra adulta y por tanto también que las hembras jóvenes que presentan el píleo parduzco sin diferenciarse del color del resto de las partes superiores.
HÁBITATS NATURALES
© José Sousa
Imagen de un macho de curruca cabecinegra en el hábitat característico de la especie, posada en las ramas de un arbusto.
La curruca cabecinegra tiene como hábitat natural las formaciones de matorral mediterráneo de porte mediano (jarales, acebuchares, lentiscares, coscojares), en los que alcanza las mayores densidades. También se encuentra en dehesas, pinares y en la campiña arbolada que posea una buena cobertura vegetal ya que vive en arbustos y malezas, normalmente a baja altura, aunque también puede observarse en árboles no muy altos e incluso en zona de bosque galería, siempre que cuenten con un buen sotobosque arbustivo. En invierno se hace más urbana y visita con más frecuencia los jardines y parques de las ciudades. Altitudinalmente no asciende por encima de los 1.200 -1.400 metros de altitud.
NIDIFICACIÓN
© Manuel Gómez
© José Luís Martín
Fotos de una hembra, arriba, y de un macho, abajo, curruca cabecinegra en la que se aprecia perfectamente el dimorfismo sexual que presenta la especie. La hembra tiene el capirote menos marcado que el macho. En ambos sexos se aprecia el llamativo anillo ocular rojo, característico de esta especie y que lo diferencia claramente de la curruca mirlona, de aspecto parecido, aunque de mayor tamaño y capirote más difuminado por la nuca y cuello.
La curruca cabecinegra, asuele efectuar dos puestas al año, entre abril y julio, para lo que ambos adultos colaboran en la construcción del nido, que tiene forma de taza y que suelen hacer con ramitas y hierba seca, tapizado en ocasiones con tela de araña, lana y pelos, bien oculto en el fondo de un matorral, entre los arbustos, o incluso entre la hierba con cierta cobertura. Cada puesta consiste normalmente en 3-4 huevos, rara vez 5 y ocasionalmente 2, de pequeño tamaño, con una media de 17,8 x 13,6 mm. A los 13 ó 14 días nacen los pollos que carecen de pulmón y tienen el interior de la boca de color es amarillo con dos manchitas o puntos oblongos de color oscuro a cada lado de la base de la lengua. Macho y hembra los alimentan con orugas e insectos y a los 11 días dejan el nido, siendo atendidos entonces solamente por el macho, si es la primera puesta, mientras la hembra se ocupa de preparar una segunda nidada, cuando las crías comienzan a ser independientes, lo que ocurre con gran rapidez ya que los pollos alcanzan la independencia a las dos o tres semanas.
ALIMENTACIÓN
© Antonio de la Cruz
Hembra de curruca cabecinegra, en la que es apreciable la anilla de identificación que presenta para su seguimiento.
La curruca cabecinegra se alimenta fundamentalmente de insectos, arañas y otros pequeños invertebrados aunque también incluye en su dieta frutos silvestres y cultivados por el hombre, como uvas o higos por los que siente una gran a tracción. También puede incluir en su alimentación algunas gramíneas. Suele come en las ramas en posturas acrobáticas muy llamativas.
CANTO
© Rafael Cediel Algovia
Ejemplar adulto, macho, de curruca cabecinegra cantando.
El canto de la curruca cabecinegra es muy agradable y normalmente lo emite desde el fondo de un arbusto, o posada en una rama alta al descubierto y también en vuelo de celo, una breve ascensión para bajar inmediatamente al mismo o a otro arbusto próximo. Prácticamente canta durante todo el año, aunque su sonido tiene ligeras diferencias a lo largo del año. Así al principio del año, en enero y febrero, la actividad de estas currucas es muy notable y el canto las descubre en seguida. A partir de marzo, aun cuando mantiene el canto, disminuye en intensidad y potencia y lo mantiene hasta los primeros días de agosto, fecha en que de nuevo alcanza su máximo tono de canto, el que va disminuyendo con la llegada del otoño e invierno, estaciones en las que emite lo que ha sido calificado como “seudocanto”, el que más suave, más gorjeante y que se escucha sólo a corta distancia. Su nota de alarma suena como un acelerado ¡¡tri-tri-tri-tri..!! o ¡¡cha-cha-cha...!! emitido en tono bajo y ronco.
LA CURRUCA CABECINEGRA EN LA SIERRA DE BAZA
© José Ángel Rodríguez
Ejemplar macho de curruca cabecinegra fotografiado en la Sierra de Baza
Es un ave presente durante todo el año en la Sierra de Baza, donde es una especie sedentaria y relativamente abundante en toda la zona basal, sin ascender por encima de los 1.500/1.600 metros der altitud, aunque suele pasar desapercibida por sus hábitos discretos y pequeño tamaño, aun cando su atractivo canto suele oírse en sotos y riberas, sin grandes dificultades. La especie está sujeta únicamente a movimientos erráticos en otoño e invierno, probablemente motivados por cambios en la dieta alimenticia e, incluso, algunos ejemplares efectúan pequeños movimientos migratorios, desplazándose hasta el Norte de África, de donde regresan al principio de la primavera, para unirse a los efectivos locales que ha quedado aquí durante todo el año. En el sur de España, también en la Sierra de Baza, se detectan incrementos numéricos durante los meses de septiembre a noviembre, correspondientes al movimiento de aves jóvenes en esa época postnupcial.
Texto: Proyecto Sierra de Baza
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